Cuando tu ego te ciega
Publicado 2007/05/03 23:00:00
- Yessika Valdés
Así es quien sufre este mal. Así de insufrible es. Egocentrismo es el diagnóstico. Del griego egô, cuyo sigfnificado es "Yo".
PANDEMIA humana que desde los tiempos del César ha enfermado a la humanidad, carcome la moral de quien la padece. Lo hace "non grato". Visibiliza su pequeñez.
Sí, grande quiere ser. Pero mientras más se agiganta ante sus propios ojos más diminuto es ante los de quienes lo observan.
¿Que hay que amarse primero para amar después a los demás? ¡Cierto!
Sin embargo, el tener una autoestima alta, señalan los expertos, "no hay que confundirlo con ser egocéntrico, yoísta, narcisista".
Es decir, quiérete, promuévete, ten confianza en ti mismo, pero no lo lleves a los extremos.
Nunca al punto que lo hace quien dedica su vida y su mente a envanecerse. A colocarse en un pedestal. A avasallar a los demás. Amparado en que las oportunidades y las sonrisas de la vida le pertenecen.
Bien lo dice el refrán: "es bueno el culantro, pero no tanto".
No tanto que este trastorno de la personalidad , que es el egolatrismo, egocentrismo o narcisismo te haga indeseable. Te cegue al punto que te impida admitir que eres imperfecto, que yerras, que no estás por encima de los demás. Que no puedes utilizarlos como escalones para alcanzar tus metas. Que no todo es válido con tal de ser "el primero", "el mejor". ¡Claro, desde tu estrecho punto de vista!
Los estudiosos de las relaciones interpersonales y los expertos en trastornos de la personalidad coinciden en algo. En que con vituperar a los demás, con creerte el foco de atención y merecedor de venias y aplausos, la estrella que más brilla en el firmamento, sólo terminarás estrellado, rechazado, frustrado.
Bien lo dice el refrán, "no todo lo que brilla es oro", así que, sin que esto implique dejar de creer en la capacidad y talentos personales, un final poco envidiable es el que tiene todo aquel que defienda la idea de que "el fin justifica los medios".
"Una persona egocéntrica no puede "ponerse en los zapatos de los demás (quitándose primero los de él mismo)", y cree que todos buscan lo que él busca (o lo que él ve, en alguna forma, excede en lo que otros ve)", explica Wikipedia.
Así han sido hombres y mujeres de todos los tiempos. De todas las culturas. Te los encuentras en el colegio, los centros laborales, las avenidas, el salón de belleza, el supermercado, los buses, las paradas..En todas las actividades de la vida. En todos los escenarios.
Gente que sólo sabe decir "yo pienso que..", "yo creo que.." "Yo quiero..", "A mí me gusta".
Una lista interminable de "yo".
Dicen que "para castigar a Narciso, Némesis, la diosa de la venganza, hizo que se apasionara de su propia imagen reflejada en una fuente. En una contemplación absorta, incapaz de apartarse de su imagen, acabó arrojándose a las aguas. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso".
Narciso es el primo hermano del "YO" (Sí, yo en negritas y con mayúscula).
No formes parte de este círculo de mediocres que trata como objetos al resto o como personas de segunda.
Cuando tu ego reciba el duro golpe del rechazo aprenderás que el "yo" nunca podrá ser más grande que el nosotros.
Sí, grande quiere ser. Pero mientras más se agiganta ante sus propios ojos más diminuto es ante los de quienes lo observan.
¿Que hay que amarse primero para amar después a los demás? ¡Cierto!
Sin embargo, el tener una autoestima alta, señalan los expertos, "no hay que confundirlo con ser egocéntrico, yoísta, narcisista".
Es decir, quiérete, promuévete, ten confianza en ti mismo, pero no lo lleves a los extremos.
Nunca al punto que lo hace quien dedica su vida y su mente a envanecerse. A colocarse en un pedestal. A avasallar a los demás. Amparado en que las oportunidades y las sonrisas de la vida le pertenecen.
Bien lo dice el refrán: "es bueno el culantro, pero no tanto".
No tanto que este trastorno de la personalidad , que es el egolatrismo, egocentrismo o narcisismo te haga indeseable. Te cegue al punto que te impida admitir que eres imperfecto, que yerras, que no estás por encima de los demás. Que no puedes utilizarlos como escalones para alcanzar tus metas. Que no todo es válido con tal de ser "el primero", "el mejor". ¡Claro, desde tu estrecho punto de vista!
Los estudiosos de las relaciones interpersonales y los expertos en trastornos de la personalidad coinciden en algo. En que con vituperar a los demás, con creerte el foco de atención y merecedor de venias y aplausos, la estrella que más brilla en el firmamento, sólo terminarás estrellado, rechazado, frustrado.
Bien lo dice el refrán, "no todo lo que brilla es oro", así que, sin que esto implique dejar de creer en la capacidad y talentos personales, un final poco envidiable es el que tiene todo aquel que defienda la idea de que "el fin justifica los medios".
"Una persona egocéntrica no puede "ponerse en los zapatos de los demás (quitándose primero los de él mismo)", y cree que todos buscan lo que él busca (o lo que él ve, en alguna forma, excede en lo que otros ve)", explica Wikipedia.
Así han sido hombres y mujeres de todos los tiempos. De todas las culturas. Te los encuentras en el colegio, los centros laborales, las avenidas, el salón de belleza, el supermercado, los buses, las paradas..En todas las actividades de la vida. En todos los escenarios.
Gente que sólo sabe decir "yo pienso que..", "yo creo que.." "Yo quiero..", "A mí me gusta".
Una lista interminable de "yo".
Dicen que "para castigar a Narciso, Némesis, la diosa de la venganza, hizo que se apasionara de su propia imagen reflejada en una fuente. En una contemplación absorta, incapaz de apartarse de su imagen, acabó arrojándose a las aguas. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso".
Narciso es el primo hermano del "YO" (Sí, yo en negritas y con mayúscula).
No formes parte de este círculo de mediocres que trata como objetos al resto o como personas de segunda.
Cuando tu ego reciba el duro golpe del rechazo aprenderás que el "yo" nunca podrá ser más grande que el nosotros.
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