De Miss a reina de novelas
- REDACCION
El mayor secreto de belleza de esta diva es reírse mucho y no tragarse las cosas.
Desde muy joven, la bellísima Natalia Streignard se dedicó al mundo de las pasarelas, e incluso estuvo a punto de ser Miss Venezuela, aunque tuvo que conformarse con quedar de quinta finalista en el certamen de 1992.
Luego del concurso, la llamaron de una productora de TV para hacer un casting, pues estaban buscando extras para una nueva telenovela. Una experiencia que no le fue nada difícil.
"Tuve mucha suerte porque cuando comencé, estaba saliendo con un actor, con quien me tocó protagonizar mi primera novela, así que las escenas de amor no me costaron nada. Claro, tuve que besarme con otros chicos pero al ver que mi novio lo hacía con tanta naturalidad y profesionalismo, pude hacerlo con más confianza.", afirma la guapa venezolana, que nació el 9 de septiembre 1970.
Su participación le abrió las puertas de la actuación y pronto pudo protagonizar su primera telenovela, "Pedacito de Cielo". Al finalizar esta producción, decidió ir a trabajar a otro canal, en donde le ofrecieron el papel de mala en una novela. "Fue un personaje divino que definitivamente marcó mi carrera como actriz. Se llamaba María Laura, una mujer muy inteligente que hacía maldades muy simpáticas. Lo grato era que el público, en vez de agarrarme rabia, por ser la mala, me querían mucho, les encantaba mi personaje", afirma Streignard, nacida en España, de madre argentina y padre alemán.
Luego hizo otra novela como figura principal y enseguida la llamaron de Univisión, en Miami, para protagonizar "La mujer de mi vida", junto a Mario Cimarro en 1998, con quien contrajo matrimonio unos meses después, y se separaron en el 2002, producto de los conflictos que les generaba vivir a tantos kilómetros de distancia. Las charlas telefónicas o por chat no lograban llenar el amor que siempre se profesaron..
A pesar de su divorcio, Nati siguió su carrera y hoy, 16 años después de iniciar en el mundo artístico, su talento es reconocido por todo el mundo gracias al éxito que ha tenido Valentina Villanueva, en "Mi Gorda Bella"; María Teresa Montilla, En la Tormenta y Andrea, en El juramento.
A la actriz, de signo virgo le gusta la actuación porque le permite interpretar personalidades distintas a la suya. "Soy una persona muy risueña, extravertida y tranquila, pero a veces uno necesita desahogarse con algo, y el hecho de interpretar a una mujer llorona, histérica o mala, o una niña sufrida, quizás me ayuda a drenar muchas cosas. De mi trabajo también me agrada el poder conocer a mucha gente", afirma la chica, que llegó a Venezuela cuando tenía 3 años.
Por si fuera poco, esta actriz no está obsesionada con las dietas y mantener una figura esbelta, pero asegura que cuando los pantalones no le ajustan, cierra la boca y empieza a hacer ejercicios como loca. "No es sólo por la estética, sino porque en el medio en que yo me muevo se te exige ser flaca y porque es importante para la salud", asegura la actriz de 38 años.
Para mantener los niveles bajos de estrés la chica recomienda la terapia de la risa y cuando está rabioso y uno odia al mundo por algún motivo, lo mejor es llorar y llorar hasta botar todo lo negativo. "Lo más importante es tener el alma siempre llena", afirma la protagonista de "La tormenta".
En cuanto a la escenas sexuales, la chica afirma que es parte de la vida y aunque no le gustan los destapes, los considera prudentes si se manejan de forma respetuosa y bonita. Todo es según la trama. "Nosotros lo tratamos con un calzón color carne y unos protectores que, con las luces, parecen reales. Es que soy bastante pudorosa. No me considero sensual, ni sexi ni nada. Me veo mejor riéndome", se excusa con algo de vergüenza".
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