El bocadillo de Dios
Publicado 2005/08/12 23:00:00
- Caracas
RÁIGAME UNA bolsita del pan de La Arena, es el clamor de mucha gente en diferentes partes del país que han reconocido en la receta de cada rosquita de pan la esencia de un pueblo cargado de costumbres y tradiciones, pero sobre todo del espíritu de lucha de su gente que busca diversas formas de subsistencia que se pasan de una generación a otra.
Ya en el portal de entrada y salida al distrito de Chitré, en Herrera las personas que visitan los pueblos del interior hacen su acostumbrada parada en las panaderías que hoy día han dado fuerza a la economía del corregimiento de La Arena, donde cada día junto a las bandejas de harina, hombres y mujeres amasan este peculiar bocadillo interiorano.
Nadie escapa de la tentación de probar el "pan de La Arena", que por su sabor y consistencia crujiente se ha convertido en al antojo de todos lo que llegan a este pueblo y prueban este producto que nació del sueño de una mujer que quería aprender algún oficio para sacar su familia adelante.
Y así fue, la oración que un día elevó Eudoxia Ávila a Dios se hizo realidad, porque según los relatos de los antepasados, esta mujer le dijo a Dios que le indicara en sueños cómo podía ganar algo de dinero para mantener a su familia. Desde lo alto recibió la receta con la que comenzó a amasar las primeras bandejas de pan.
En el antiguo caserón de barro y teja donde esta mujer oró, hoy día se encuentra la Panadería donde se sigue la "receta divina", como se le conoce a los ingredientes y la forma especial de hacer el pan de La Arena, que se trasmite de una generación a otra en esta familia y que sirvió de motivación para que muchas personas del lugar se interesaran en la preparación de este producto que hoy venden en otros negocios que han ido expandiendo la tradición.
Y es que según los lugareños, el secreto de este pan no solo está en la divinidad de su nacimiento, sino en los métodos rudimentarios que se utilizan, que le dan un sabor único que no se repite en ningún otro lugar del país, ya que su proceso es seguido a mano y todavía los hornos de barro son los que le brindan el calor que lo deja listo para comer.
La posición de tránsito de este pueblo hizo que con los años el pan de La Arena fuera el más buscado de propios y visitantes, y esto motivó a otros a incursionar en el arte de elaboración de este bocadillo para poder suplir la demanda de turistas y viajeros que deseaban llevar su bolsita y así la actividad panadera en La Arena se incrementó formando una de las fuerzas más importantes de la economía de esta región.
La preparación de este pan se inicia a las doce de la noche cuando los panaderos comienzan a amasar la harina, que es el primer paso, y según los expertos el secreto de un resultado exquisito está en dar con las manos la contextura propia para que la masa en "pelotas" permita ir dando forma a las rosquitas y variedades de forma.
La señora Dalys Mireya, que elabora este pan desde hace muchos años, dijo que las manos son muy importantes, pero el complemento de la receta está en el horno artesanal de barro, donde se meten las bandejas listas para la etapa de asado que es la última fase dentro del proceso que se extiende hasta las primeras horas de la mañana, cuando todos piden su pan de La Arena.
Ya en el portal de entrada y salida al distrito de Chitré, en Herrera las personas que visitan los pueblos del interior hacen su acostumbrada parada en las panaderías que hoy día han dado fuerza a la economía del corregimiento de La Arena, donde cada día junto a las bandejas de harina, hombres y mujeres amasan este peculiar bocadillo interiorano.
Nadie escapa de la tentación de probar el "pan de La Arena", que por su sabor y consistencia crujiente se ha convertido en al antojo de todos lo que llegan a este pueblo y prueban este producto que nació del sueño de una mujer que quería aprender algún oficio para sacar su familia adelante.
Y así fue, la oración que un día elevó Eudoxia Ávila a Dios se hizo realidad, porque según los relatos de los antepasados, esta mujer le dijo a Dios que le indicara en sueños cómo podía ganar algo de dinero para mantener a su familia. Desde lo alto recibió la receta con la que comenzó a amasar las primeras bandejas de pan.
En el antiguo caserón de barro y teja donde esta mujer oró, hoy día se encuentra la Panadería donde se sigue la "receta divina", como se le conoce a los ingredientes y la forma especial de hacer el pan de La Arena, que se trasmite de una generación a otra en esta familia y que sirvió de motivación para que muchas personas del lugar se interesaran en la preparación de este producto que hoy venden en otros negocios que han ido expandiendo la tradición.
Y es que según los lugareños, el secreto de este pan no solo está en la divinidad de su nacimiento, sino en los métodos rudimentarios que se utilizan, que le dan un sabor único que no se repite en ningún otro lugar del país, ya que su proceso es seguido a mano y todavía los hornos de barro son los que le brindan el calor que lo deja listo para comer.
La posición de tránsito de este pueblo hizo que con los años el pan de La Arena fuera el más buscado de propios y visitantes, y esto motivó a otros a incursionar en el arte de elaboración de este bocadillo para poder suplir la demanda de turistas y viajeros que deseaban llevar su bolsita y así la actividad panadera en La Arena se incrementó formando una de las fuerzas más importantes de la economía de esta región.
La preparación de este pan se inicia a las doce de la noche cuando los panaderos comienzan a amasar la harina, que es el primer paso, y según los expertos el secreto de un resultado exquisito está en dar con las manos la contextura propia para que la masa en "pelotas" permita ir dando forma a las rosquitas y variedades de forma.
La señora Dalys Mireya, que elabora este pan desde hace muchos años, dijo que las manos son muy importantes, pero el complemento de la receta está en el horno artesanal de barro, donde se meten las bandejas listas para la etapa de asado que es la última fase dentro del proceso que se extiende hasta las primeras horas de la mañana, cuando todos piden su pan de La Arena.
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