El Príncipe Felipe y Letizia sellan su amor con un "Sí quiero"
Publicado 2004/05/22 23:00:00
- Madrid
El príncipe Felipe de Bordón -heredero de la corona de España- y la presentadora de televisión Letizia Ortiz se convirtieron ayer en marido y mujer, en una boda real que pone por primera vez en la historia española a una plebeya en línea para convertirse en reina.
La lluvia que comenzó a caer minutos antes de las 11 obligó a cambiar el recorrido previsto del cortejo nupcial de la novia, cuyo traje llevaba una cola de 4,5 metros, que tuvo que ser trasladada a la puerta de la catedral de La Almudena en un Rolls Royce en lugar de hacerlo a pie. Pasadas las once de la mañana se escuchó el "Allegro" de Haendel, que daba paso a la entrada de la novia en el templo para el enlace real del príncipe Felipe, de 36 años, con la periodista Letizia Ortiz, de 31 años.
El príncipe Felipe y Letizia Ortiz se casaron en una sobria ceremonia sin lágrimas ni beso de novios, mientras miles de madrileños aguardaron bajo la lluvia el paso del cortejo nupcial en un Madrid engalanado y blindado por la policía.
"Sí, estamos decididos", respondieron los novios al cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, oficiante de la ceremonia, cuando éste les preguntó: "¿estáis decididos a amaros y respetaros durante toda la vida?".
"Yo, Felipe, te recibo a tí, Letizia, como esposa y me entrego a tí, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida", dijo el heredero español, tomando las manos de su ya flamante esposa, quien repitió la misma fórmula.
El cortejo de la familia real, en el que iba el novio con su madrina, la reina Sofia, sí pudo realizar el trayecto a pie aunque en los últimos metros debieron acelerar el paso a causa de la lluvia.
El príncipe Felipe esperó unos minutos solo en el altar hasta que llegó Letizia, ataviada con un traje del diseñador Manuel Pertegaz, que iba ceñido al talle y con cuello corola, de color blanco y realizado en seda natural valenciana con hilos de plata fina.
Cuando la novia llegó al altar acompañada por su padre, Jesús Ortiz, y precedida por los pajes, los cinco nietos de los reyes y una sobrina de la novia, el príncipe -que vestía uniforme de gala del ejército y lucía el toisón de oro- la recibió con un beso en la mejilla, después del cual se inició la ceremonia religiosa.
Minutos antes del mediodía, el príncipe se dirigió a la novia y dijo: "Letizia, toma este anillo en señal de mi amor y fidelidad hacia ti en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu santo", en el tradicional intercambio de votos de la liturgia católica.
La novia lucía la tiara que llevó la reina Sofía el día de su boda.
Desde pasadas las 9 de la mañana comenzaron a llegar a la catedral de La Almudena los 1.400 invitados al enlace, miembros de familias reales de todo el mundo junto a destacadas personalidades de la política, la cultura, el deporte y las finanzas.
El gobierno en pleno, encabezado por su presidente José Luis Rodríguez Zapatero, acompañado de su esposa Sonsoles Espinosa, asistió a una boda que ha traído a la capital de España un ambiente festivo dos meses después del atentado que costó la vida a 191 personas el 11 de marzo, tres días antes de las elecciones generales.
"Esto es algo para recordar para siempre. Es algo diferente y hace que lo otro (los atentados) se olvide", dijo Emilio Sierra, de unos 60 años, que ha viajado desde Asturias, tierra natal de la novia, a Madrid.
La seguridad en la capital fue en estos días extrema, no se quiso dejar nada al azar, y unos 18.000 efectivos policiales vigilaron día y noche para que no ocurriera nada durante el acontecimiento y, especialmente, durante el cortejo nupcial de los recién casados por las principales calles de Madrid.
La lluvia que comenzó a caer minutos antes de las 11 obligó a cambiar el recorrido previsto del cortejo nupcial de la novia, cuyo traje llevaba una cola de 4,5 metros, que tuvo que ser trasladada a la puerta de la catedral de La Almudena en un Rolls Royce en lugar de hacerlo a pie. Pasadas las once de la mañana se escuchó el "Allegro" de Haendel, que daba paso a la entrada de la novia en el templo para el enlace real del príncipe Felipe, de 36 años, con la periodista Letizia Ortiz, de 31 años.
El príncipe Felipe y Letizia Ortiz se casaron en una sobria ceremonia sin lágrimas ni beso de novios, mientras miles de madrileños aguardaron bajo la lluvia el paso del cortejo nupcial en un Madrid engalanado y blindado por la policía.
"Sí, estamos decididos", respondieron los novios al cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, oficiante de la ceremonia, cuando éste les preguntó: "¿estáis decididos a amaros y respetaros durante toda la vida?".
"Yo, Felipe, te recibo a tí, Letizia, como esposa y me entrego a tí, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida", dijo el heredero español, tomando las manos de su ya flamante esposa, quien repitió la misma fórmula.
El cortejo de la familia real, en el que iba el novio con su madrina, la reina Sofia, sí pudo realizar el trayecto a pie aunque en los últimos metros debieron acelerar el paso a causa de la lluvia.
El príncipe Felipe esperó unos minutos solo en el altar hasta que llegó Letizia, ataviada con un traje del diseñador Manuel Pertegaz, que iba ceñido al talle y con cuello corola, de color blanco y realizado en seda natural valenciana con hilos de plata fina.
Cuando la novia llegó al altar acompañada por su padre, Jesús Ortiz, y precedida por los pajes, los cinco nietos de los reyes y una sobrina de la novia, el príncipe -que vestía uniforme de gala del ejército y lucía el toisón de oro- la recibió con un beso en la mejilla, después del cual se inició la ceremonia religiosa.
Minutos antes del mediodía, el príncipe se dirigió a la novia y dijo: "Letizia, toma este anillo en señal de mi amor y fidelidad hacia ti en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu santo", en el tradicional intercambio de votos de la liturgia católica.
La novia lucía la tiara que llevó la reina Sofía el día de su boda.
Desde pasadas las 9 de la mañana comenzaron a llegar a la catedral de La Almudena los 1.400 invitados al enlace, miembros de familias reales de todo el mundo junto a destacadas personalidades de la política, la cultura, el deporte y las finanzas.
El gobierno en pleno, encabezado por su presidente José Luis Rodríguez Zapatero, acompañado de su esposa Sonsoles Espinosa, asistió a una boda que ha traído a la capital de España un ambiente festivo dos meses después del atentado que costó la vida a 191 personas el 11 de marzo, tres días antes de las elecciones generales.
"Esto es algo para recordar para siempre. Es algo diferente y hace que lo otro (los atentados) se olvide", dijo Emilio Sierra, de unos 60 años, que ha viajado desde Asturias, tierra natal de la novia, a Madrid.
La seguridad en la capital fue en estos días extrema, no se quiso dejar nada al azar, y unos 18.000 efectivos policiales vigilaron día y noche para que no ocurriera nada durante el acontecimiento y, especialmente, durante el cortejo nupcial de los recién casados por las principales calles de Madrid.
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