La Copla : El alma del carnaval
Publicado 1999/02/11 00:00:00
- REDACCION
La Copla es la esencia misma del pueblo, es la expresión poética, lírica y espontánea de los sentimientos del ser humano, revela la angustia del alma o la pasión del corazón, la alegría o la tristeza de la vida. La Copla es en circunstancias, mensajera del sentir cotidiano pues describe episodios de la vida de un pueblo, sus héroes sus leyendas, creencias, tradiciones.
Es este el caso de la Región de Azuero, donde se guarda celoso el más nutrido coplero como parte del saber erudito popular. Las "Tonadas" o "Tona", son para nosotros lo que fue "el romancero" para España en su época : vocero de la opinión pública. Las tonadas con su acompañamiento musical de percusión (tambor y caja) cuando se desplaza por las calles, con el canto y el baile, forma lo que se denomina regionalmente como : "Tuna".
La tuna es manifestación de alegría y de los caudales culturales de nuestra gente que revestidos de sencillez demuestran su gratitud a la vida con esta pintoresca y fachendosa expresión vernacular. Las tonadas carnavalescas, hoy como ayer con esencia y alma de nuestro carnaval y elemento imprescindible en la rivalidad tradicional de las tunas de Calle Arriba y Calle Abajo.
Recurrimos a la historia para evocar los artífices "copleros" de la región que le han dado forma y vida a lo que hoy son nuestros mejores carnavales, el carnaval de Azuero.
Según datos recopilados, y gracias a generosos informantes de nuestra región, hay mucha más historia de lo que pensamos, lo que corrobora nuestro ideal, de que nuestro carnaval es tradicional y no es una simple algarabía y desenfreno de cuatro días. Sabemos que en la antigua Grecia hubo celebraciones parecidas donde inclusive se ofrendaba carne humana y sangre joven a los dioses.
En la antigua Roma se popularizó este tipo de rituales, dedicadas a Baco durante la vendimia, que, con los siglos que tomando diversos matices de acuerdo a las circunstancias y hechos culturales, sociales y políticos de cada pueblo, que se conquistaba.
En nuestra Región de Azuero, el carnaval data de más de un siglo como fiesta popular. Y fue en Tonosí, donde marca la historia, que por primera vez se realizaron este tipo de celebraciones a fines del siglo XIX (1890) y principios del XX (1900).
Las tunas con tambor y caja, una cantalante y el coro, cantaban "Puyas" a la tuna rival. Las Coplas eran zahirientes por naturaleza y en medio de este ritual de luces y aromas, voces y colorido, nacía la más pura muestra de patriotismo.
Eran guirnaldas literarias y musicales que la tensa membrana de los tambores y cajas divulgaban en sus repiques por el firmamento campesino.
Hay elementos dignos de mención por lo cual intentaré crearles un típico escenario de carnaval en un pintoresco pueblo santeño de principios de siglo (1900-1920) tratando de no omitir detalles en lo posible. Era importante conocer la vida y acciones de las familias de cada bando o "Tuna", de allí dependía la principal fuente de inspiración para quienes "componen" las Coplas.
Cualquier acontecimiento o suceso que atentara contra la moral y las buenas costumbres era tema propicio para una copla o tonada.
Los reinados se instauraron posteriormente luego entonces solo se le cantaba a la reina y sus más allegados parientes y colaboradores.
Las familias pudientes eran quienes en su mayoría patrocinaban esta festividad, obviamente con el apoyo del pueblo y otra serie de elementos con múltiples variantes dentro de nuestra propia comarca.
Los pueblos azuerenses de origen hispano parecen tener el mismo diseño o plano en su construcción : una plaza en el centro, frente a la iglesia y alrededor las casas que por lo general son sede del poder político y social del pueblo o propiedad de las familias pudientes. En el medio de la plaza., antiguamente había, por lo general, una Palma Real a la que denominaban "Palma de la Libertad", mudo testigo de todos los acontecimientos poblados a través de la historia.
Preparativos del carnaval : Los fuegos artificiales eran traídos en barco desde la capital y eran recibidos con gran júbilo en los puertos de Mensabé, Guararé, Pedasí y en Tonosí, con anticipación, pues el carnaval de antaño dependía en gran parte de los fuegos artificiales, para su éxito. Otro aspecto importante lo era los tamboreros y cantalantes,durante 4 días y cuatro noches sonaban los tambores sin parar y se turnaban o "recomodaban" los tambores y cajeros al igual que las mujeres "cantalantes" ó "cantadoras", que eran las más renombradas y por lo general eran quienes "componían" sus tonadas, para evitar la afonía tomaban "anís quemado" o "jarabe de coco enterrado".
NO DEJEMOS PERDER LAS TRADICIONES
El más curioso detalle, muy particular de nuestra región, es el famoso "mazo e" velas" que en su simbolismo representa la más romántica y garrida expresión de amor.
El mismo consta de por lo menos, 3 cirios grandes envueltos en espiral con cintas de seda o satín de uno o varios colores que remataba en un hermoso lazo que sostenía un pañuelito tejido al crochet o sencillo o un frasco de aguas perfumadas. Cabe resaltar que en las tunas de antaño solo se rociaba aguas perfumadas de "Pompeya" y "Cananga" o el famoso perfume: "Maderas de Oriente".
Estos arreglos se hacían por encargos de los mozos para obsequiarlos a las damas. El hecho de aceptarlo era un compromiso de "Tunar" y bailar durante el carnaval con el caballero que enviaba el obsequio.
Los Vestuarios: Tela fina de Holanda de diseño único estampado, bordado con diminutas florecillas. Los había bordados en celeste, rojo, negro, blanco, canario, morado, rosado, etc., que usaban las damas en la confección de sus polleras.
También hacían sus camisas, chambras, basquiñas con su falda de "percal" o "zaraza" (tela de algodón estampado de colores vinos, rojo, morado, azul y amarillo). Calzaban zapatos de "pana" y raso, se peinaban con partido al centro, con trenzas recogidas y tocado de peinetas de carey, revestidas en oro o sombrero, ya sea de jipi-japa, balquito, "de galleta" o "pintado" con pocas flores naturales tras la oreja: jazmines y claveles, las que tenían cadenas, se las ponía según su gusto y las que no tenía "compraban cuentas de colores y formaban collares, que bien lucían durante el Carnaval". Mientras que los caballeros usaban camisillas blancas, guaniqueñas, coletas, cotonas y hasta "chamarras".
Las banderas eran importantes; ya que los abanderados pagaban el licor y los fuegos artificiales. Antaño, y muy particularmente en Pocrí y Pedasí las banderas eran revestidas con joyas de oro de cofres familiares las cuales se cosían en la tela para ser paseada y enarbolada por las calles en señal de poderío y victoria.
Por tratarse de una rivalidad en todos los aspectos, la parte económica es sin lugar a dudas la piedra angular de la festividad.
Veremos cómo se manifiestan estas preocupaciones populares en nuestras tonadas y coplas carnavalescas; se reflejan la fantasía, el orgullo y por supuesto el fanatismo ciego, la alegría y el frenesí.
Son las tonadas de nuestras cantalantes un haz de sentimientos que se desencadena de una generación a otra, sin perder la esencia de sus orígenes ancestrales. El Carnaval significa para nuestro pueblo: la vida misma; el alma del pueblo, la alegría de existir... veamos esta copla tradicional:
"Cuando calle abajo sale
se alegra mi corazón;
qué lindo suena la caja
qué lindo suena el tambor...
O esta otra que dice:
Calle Arriba vida mía
no se ha dado ni se da...
Aje... Calle Arriba no se da
ni por plata ni por na"
Una cantadora cantaba:
"Dale que dale,
dale que dale...coro: Ya llegaron, los carnavales"...
La copla tableña propiamente dicha es más lírica y culta, es decir más rebuscada, a diferencia de las coplas carnavalescas de los pueblos aledaños, que es mucho más directa:
En Tonosí cantan:
En el patio de mi casa
Encontré un saco de papa
Yo no lo recogí
Creyendo que era tu papa.
En Pedasí cantan:
En el patio de mi casa
Tengo un palito de ají
Para picarle la lengua
Aquel que hable mal de mí...
En Las Tablas cantan:
En el patio de mi casa
Tengo un pañuelo tendido
En un lado dice: Amor
Y en el otro: No te olvido.
Pero no todo era lirismo, porque también los poetas clandestinos y salomadores de campo adentro bajo efectos del alcohol; y no, con menos sentimiento patriótico pronunciara esta copla que hoy, mi abuelo de 96 años de edad, recordó haber escuchado por los años de 1920-1930 y que al parecer es una realidad de ayer, de hoy y de siempre:
"Se acabaron los Carnavales
ya se van los que han venido,
las "mujeres vagabundas",
preñadas y sin marido".
Tristemente esta es la realidad de hoy; no asimilamos esta fiesta como algo positivo, culturalmente hablando. Se trata de un ritual tradicional, de siglos, moldeado por el tiempo y sus continuos cambios sociales. Se ha pedido lo decente del Carnaval. Sólo quien entiende y ama las raíces de su pueblo podrá luchar aunque vanamente y sin fruto, por el rescate de estos valores. Estaremos rezagados y aislados en contra de la fuerte influencia foránea que socava la sana identidad de nuestros pueblos. Estaremos rezagados porque somos de otro tiempo, un tiempo que vive en el recuerdo; y en las vivencias de la senectud.
De estas vivencias; fui eslabón en su final; y ellas lo fueron en mi principio, en otras palabras: en mi niñez pude ver la decadencia de estas hermosas costumbres.
La Palma de la libertad espera en el medio de la plaza, ambas tunas se dirigirán allá.
La que primero llegue, será la tuna victoriosa; las aranelas y encajes de las empolleradas; están rígidas por el chisporroteo de las velas sobre sus hombros enardecidos por la parafina derretida y el aroma de las aguas de Pompeyas y Canangas y el rocío campestre limpia su frente, donde a la luz del alba impondrán las cenizas simbólicas de este culto de la cristiandad, para dar inicios a la Cuaresma, el tiempo de la purificación que dice:
"Polvo eres; y polvo serás".
Es este el caso de la Región de Azuero, donde se guarda celoso el más nutrido coplero como parte del saber erudito popular. Las "Tonadas" o "Tona", son para nosotros lo que fue "el romancero" para España en su época : vocero de la opinión pública. Las tonadas con su acompañamiento musical de percusión (tambor y caja) cuando se desplaza por las calles, con el canto y el baile, forma lo que se denomina regionalmente como : "Tuna".
La tuna es manifestación de alegría y de los caudales culturales de nuestra gente que revestidos de sencillez demuestran su gratitud a la vida con esta pintoresca y fachendosa expresión vernacular. Las tonadas carnavalescas, hoy como ayer con esencia y alma de nuestro carnaval y elemento imprescindible en la rivalidad tradicional de las tunas de Calle Arriba y Calle Abajo.
Recurrimos a la historia para evocar los artífices "copleros" de la región que le han dado forma y vida a lo que hoy son nuestros mejores carnavales, el carnaval de Azuero.
Según datos recopilados, y gracias a generosos informantes de nuestra región, hay mucha más historia de lo que pensamos, lo que corrobora nuestro ideal, de que nuestro carnaval es tradicional y no es una simple algarabía y desenfreno de cuatro días. Sabemos que en la antigua Grecia hubo celebraciones parecidas donde inclusive se ofrendaba carne humana y sangre joven a los dioses.
En la antigua Roma se popularizó este tipo de rituales, dedicadas a Baco durante la vendimia, que, con los siglos que tomando diversos matices de acuerdo a las circunstancias y hechos culturales, sociales y políticos de cada pueblo, que se conquistaba.
En nuestra Región de Azuero, el carnaval data de más de un siglo como fiesta popular. Y fue en Tonosí, donde marca la historia, que por primera vez se realizaron este tipo de celebraciones a fines del siglo XIX (1890) y principios del XX (1900).
Las tunas con tambor y caja, una cantalante y el coro, cantaban "Puyas" a la tuna rival. Las Coplas eran zahirientes por naturaleza y en medio de este ritual de luces y aromas, voces y colorido, nacía la más pura muestra de patriotismo.
Eran guirnaldas literarias y musicales que la tensa membrana de los tambores y cajas divulgaban en sus repiques por el firmamento campesino.
Hay elementos dignos de mención por lo cual intentaré crearles un típico escenario de carnaval en un pintoresco pueblo santeño de principios de siglo (1900-1920) tratando de no omitir detalles en lo posible. Era importante conocer la vida y acciones de las familias de cada bando o "Tuna", de allí dependía la principal fuente de inspiración para quienes "componen" las Coplas.
Cualquier acontecimiento o suceso que atentara contra la moral y las buenas costumbres era tema propicio para una copla o tonada.
Los reinados se instauraron posteriormente luego entonces solo se le cantaba a la reina y sus más allegados parientes y colaboradores.
Las familias pudientes eran quienes en su mayoría patrocinaban esta festividad, obviamente con el apoyo del pueblo y otra serie de elementos con múltiples variantes dentro de nuestra propia comarca.
Los pueblos azuerenses de origen hispano parecen tener el mismo diseño o plano en su construcción : una plaza en el centro, frente a la iglesia y alrededor las casas que por lo general son sede del poder político y social del pueblo o propiedad de las familias pudientes. En el medio de la plaza., antiguamente había, por lo general, una Palma Real a la que denominaban "Palma de la Libertad", mudo testigo de todos los acontecimientos poblados a través de la historia.
Preparativos del carnaval : Los fuegos artificiales eran traídos en barco desde la capital y eran recibidos con gran júbilo en los puertos de Mensabé, Guararé, Pedasí y en Tonosí, con anticipación, pues el carnaval de antaño dependía en gran parte de los fuegos artificiales, para su éxito. Otro aspecto importante lo era los tamboreros y cantalantes,durante 4 días y cuatro noches sonaban los tambores sin parar y se turnaban o "recomodaban" los tambores y cajeros al igual que las mujeres "cantalantes" ó "cantadoras", que eran las más renombradas y por lo general eran quienes "componían" sus tonadas, para evitar la afonía tomaban "anís quemado" o "jarabe de coco enterrado".
NO DEJEMOS PERDER LAS TRADICIONES
El más curioso detalle, muy particular de nuestra región, es el famoso "mazo e" velas" que en su simbolismo representa la más romántica y garrida expresión de amor.
El mismo consta de por lo menos, 3 cirios grandes envueltos en espiral con cintas de seda o satín de uno o varios colores que remataba en un hermoso lazo que sostenía un pañuelito tejido al crochet o sencillo o un frasco de aguas perfumadas. Cabe resaltar que en las tunas de antaño solo se rociaba aguas perfumadas de "Pompeya" y "Cananga" o el famoso perfume: "Maderas de Oriente".
Estos arreglos se hacían por encargos de los mozos para obsequiarlos a las damas. El hecho de aceptarlo era un compromiso de "Tunar" y bailar durante el carnaval con el caballero que enviaba el obsequio.
Los Vestuarios: Tela fina de Holanda de diseño único estampado, bordado con diminutas florecillas. Los había bordados en celeste, rojo, negro, blanco, canario, morado, rosado, etc., que usaban las damas en la confección de sus polleras.
También hacían sus camisas, chambras, basquiñas con su falda de "percal" o "zaraza" (tela de algodón estampado de colores vinos, rojo, morado, azul y amarillo). Calzaban zapatos de "pana" y raso, se peinaban con partido al centro, con trenzas recogidas y tocado de peinetas de carey, revestidas en oro o sombrero, ya sea de jipi-japa, balquito, "de galleta" o "pintado" con pocas flores naturales tras la oreja: jazmines y claveles, las que tenían cadenas, se las ponía según su gusto y las que no tenía "compraban cuentas de colores y formaban collares, que bien lucían durante el Carnaval". Mientras que los caballeros usaban camisillas blancas, guaniqueñas, coletas, cotonas y hasta "chamarras".
Las banderas eran importantes; ya que los abanderados pagaban el licor y los fuegos artificiales. Antaño, y muy particularmente en Pocrí y Pedasí las banderas eran revestidas con joyas de oro de cofres familiares las cuales se cosían en la tela para ser paseada y enarbolada por las calles en señal de poderío y victoria.
Por tratarse de una rivalidad en todos los aspectos, la parte económica es sin lugar a dudas la piedra angular de la festividad.
Veremos cómo se manifiestan estas preocupaciones populares en nuestras tonadas y coplas carnavalescas; se reflejan la fantasía, el orgullo y por supuesto el fanatismo ciego, la alegría y el frenesí.
Son las tonadas de nuestras cantalantes un haz de sentimientos que se desencadena de una generación a otra, sin perder la esencia de sus orígenes ancestrales. El Carnaval significa para nuestro pueblo: la vida misma; el alma del pueblo, la alegría de existir... veamos esta copla tradicional:
"Cuando calle abajo sale
se alegra mi corazón;
qué lindo suena la caja
qué lindo suena el tambor...
O esta otra que dice:
Calle Arriba vida mía
no se ha dado ni se da...
Aje... Calle Arriba no se da
ni por plata ni por na"
Una cantadora cantaba:
"Dale que dale,
dale que dale...coro: Ya llegaron, los carnavales"...
La copla tableña propiamente dicha es más lírica y culta, es decir más rebuscada, a diferencia de las coplas carnavalescas de los pueblos aledaños, que es mucho más directa:
En Tonosí cantan:
En el patio de mi casa
Encontré un saco de papa
Yo no lo recogí
Creyendo que era tu papa.
En Pedasí cantan:
En el patio de mi casa
Tengo un palito de ají
Para picarle la lengua
Aquel que hable mal de mí...
En Las Tablas cantan:
En el patio de mi casa
Tengo un pañuelo tendido
En un lado dice: Amor
Y en el otro: No te olvido.
Pero no todo era lirismo, porque también los poetas clandestinos y salomadores de campo adentro bajo efectos del alcohol; y no, con menos sentimiento patriótico pronunciara esta copla que hoy, mi abuelo de 96 años de edad, recordó haber escuchado por los años de 1920-1930 y que al parecer es una realidad de ayer, de hoy y de siempre:
"Se acabaron los Carnavales
ya se van los que han venido,
las "mujeres vagabundas",
preñadas y sin marido".
Tristemente esta es la realidad de hoy; no asimilamos esta fiesta como algo positivo, culturalmente hablando. Se trata de un ritual tradicional, de siglos, moldeado por el tiempo y sus continuos cambios sociales. Se ha pedido lo decente del Carnaval. Sólo quien entiende y ama las raíces de su pueblo podrá luchar aunque vanamente y sin fruto, por el rescate de estos valores. Estaremos rezagados y aislados en contra de la fuerte influencia foránea que socava la sana identidad de nuestros pueblos. Estaremos rezagados porque somos de otro tiempo, un tiempo que vive en el recuerdo; y en las vivencias de la senectud.
De estas vivencias; fui eslabón en su final; y ellas lo fueron en mi principio, en otras palabras: en mi niñez pude ver la decadencia de estas hermosas costumbres.
La Palma de la libertad espera en el medio de la plaza, ambas tunas se dirigirán allá.
La que primero llegue, será la tuna victoriosa; las aranelas y encajes de las empolleradas; están rígidas por el chisporroteo de las velas sobre sus hombros enardecidos por la parafina derretida y el aroma de las aguas de Pompeyas y Canangas y el rocío campestre limpia su frente, donde a la luz del alba impondrán las cenizas simbólicas de este culto de la cristiandad, para dar inicios a la Cuaresma, el tiempo de la purificación que dice:
"Polvo eres; y polvo serás".
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