Luego de enviudar ¿Es probable “morir de pena”?
Publicado 2006/03/10 00:00:00
El estudio afirma que la pena o tristeza, "produce mayor secreción de cortisol, de adrenalina y otras sustancias que elevan la tensión arterial, dañan las arterias y pueden producir infartos de miocardio o accidentes cerebrovasculares".
Margarita Murgieri, geriatra de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría, comenta que existen dos factores influyentes: uno psicológico y otro de tipo biológico. El primero, debido a que "la integridad psicológica del anciano sufre un fuerte impacto porque a veces su cónyuge es su única y más estrecha relación social. Su autoimagen puede resentirse y puede ocurrir una ruptura con el pasado".
Y el segundo, ya que "un acontecimiento adverso, como la muerte de un cónyuge, impacta en la corteza cerebral, desencadenando una cascada con dos vías: una nerviosa, a través del sistema nervioso autónomo, y otra hormonal, a través del hipotálamo, hipósifis y suprarrenales. Las dos tienen efectos finales sobre órganos y sistemas. Ese mecanismo es protector en casos de estrés agudo, pero si se perpetúa puede generar hipertensión, infecciones, infarto o cáncer".
Finalmente, el médico Robert Kaplan, consultor en geriatría del Hospital Italiano de Buenos Aires, concluye que aún existen muchos enigmas en el campo conductual y emocional del ser humano. "Esos enigmas pueden hacer posible que morir de amor, sea un hecho tan real como poético y muy doloroso".
Margarita Murgieri, geriatra de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría, comenta que existen dos factores influyentes: uno psicológico y otro de tipo biológico. El primero, debido a que "la integridad psicológica del anciano sufre un fuerte impacto porque a veces su cónyuge es su única y más estrecha relación social. Su autoimagen puede resentirse y puede ocurrir una ruptura con el pasado".
Y el segundo, ya que "un acontecimiento adverso, como la muerte de un cónyuge, impacta en la corteza cerebral, desencadenando una cascada con dos vías: una nerviosa, a través del sistema nervioso autónomo, y otra hormonal, a través del hipotálamo, hipósifis y suprarrenales. Las dos tienen efectos finales sobre órganos y sistemas. Ese mecanismo es protector en casos de estrés agudo, pero si se perpetúa puede generar hipertensión, infecciones, infarto o cáncer".
Finalmente, el médico Robert Kaplan, consultor en geriatría del Hospital Italiano de Buenos Aires, concluye que aún existen muchos enigmas en el campo conductual y emocional del ser humano. "Esos enigmas pueden hacer posible que morir de amor, sea un hecho tan real como poético y muy doloroso".
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