Niños índigos sabios y diferentes
- Guaynabo, Puerto Rico
Llegan al mundo sintiéndose reyes y a menudo se comportan como tales.
Tienen la sensación de que "merecen estar donde están" y se sorprenden cuando los demás no la comparten.
No tienen problemas de valoración personal. Le dicen a sus padres "quienes son".
Les cuesta aceptar una autoridad absoluta, es decir que no ofrezca explicación ni alternativas.
Simplemente se niegan a hacer ciertas cosas; por ejemplo a esperar su turno.
Se sienten frustrados con los sistemas ritualistas que no requieren pensamiento creativo.
A menudo encuentran formas mejores de hacer las cosas, tanto en casa como en la escuela, lo cual los convierte en un especie de "rompe-sistemas" (inconformistas).
Parecen antisociales, a menos que se encuentren con personas como ellos. Pero si no encuentran a su alrededor a nadie con una conciencia similar, se encierra en sí mismo y siente que nadie los comprende.
No reaccionan ante la disciplina de la culpa. Por ejemplo: "Espera a que vuelva tu padre y vea lo que has hecho".
No son nada tímidos para manifestar sus necesidades.
Tener un hijo índigo es una gran responsabilidad, debemos ayudarlos a vivir en un sistema que no los comprende. Sólo con una correcta orientación serán todo lo que quieran ser. Los expertos nos dan algunas sugerencias para tratar con ellos. A los pequeños índigos debemos tratarlos con respeto, y darle su lugar en la familia; tenemos que ayudarlos a crear sus propias soluciones disciplinarias. Nunca debemos menospreciarlos. Ellos necesitan una explicación de lo que ocurre a su alrededor, y por qué le damos indicaciones. Cuando son bebés, digámosle todo lo que hacemos, aunque no nos comprendan, se darán cuenta de que reconocemos su existencia y lo respetamos.
Si su disciplina o forma de vida se sale de nuestras manos, debemos hacerles pruebas con un especialista antes de administrarles medicamentos. Como padres procuremos evitar las críticas negativas, haciéndole saber que lo apoyamos en todo momento.
En su libro "Los niños índigo", Carrol y Tober clasifican a los índigos en cuatro grupos diferentes con distintas finalidades; son ellos los índigos humanistas, conceptuales, artistas e interdimensionales.
Humanista: el índigo humanista trabaja con las masas. Son médicos, abogados, maestros, vendedores, hombres de negocios y políticos. Son hiperactivos y muy sociables. Hablan con cualquiera, en cualquier momento; son muy amistosos y de opinión firme. Son torpes con su cuerpo, pueden chocar con las paredes porque se olvidan detenerse. No saben jugar con un solo juguete, lo tienen todo desparramado y se les olvidan las órdenes que se les da. Son lectores ávidos.
Conceptual: le interesan más los proyectos que las personas. Son ingenieros, arquitectos, diseñadores, astronautas, pilotos y militares. Tienen mucha habilidad física y a menudo son atléticos. Lo que más les preocupa es el control. Este tipo de índigo tiene tendencia a la adicción, por lo que los padres debemos estar muy pendientes a patrones de conducta sospechosos.
Artista: es mucho más sensible. Tiene inclinaciones más artísticas, son creativos y serán los maestros del mañana. El índigo artista puede trabajar con cinco o seis instrumentos o disciplinas diferentes, pero cuando llegue a la adolescencia, se decidirá por uno.
Interdimensional: Son más grandes que los demás índigos, y cuando tienen uno o dos años no se les puede decir nada. Aportan al mundo nuevas filosofías y religiones. Pueden ser peleones, porque son más grandes y no encajan como los otros índigos. Para criar niños índigos la Dra. Kathy McCloskey nos aconseja:
Ser creativos a la hora de establecer límites.
Permitirles más energía física.
Tratarlos como adultos, pero no le darle las responsabilidades de los mayores.
No los trate como a tontos.
Escúchelos. Son inteligentes, y saben cosas que nosotros no.
Si les dice que lo quiere, sin embargo no lo respeta, no confiarán en usted.
Déle mucho amor.
No intente engañarlos, que se darán cuenta.
Dedique tiempo a observarlo.
No olvide que ellos saben quienes son y quienes somos. Si les hacemos daño lamentarán habernos elegidos como padres, pero si los queremos y reconocemos, confiarán en nosotros incondicionalmente
De acuerdo con la especialista Nancy Tappe, los niños índigos son niños informatizados, tienen más cabeza que corazón. Nacieron para la tecnología y abrirán la puerta a los nuevos inventos del futuro. Ellos tienen mucha fe en sí mismos.
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