variedades
Presencia de la poesía femenina en Panamá
- Publicado:
El proceso de la poesía vital que escriben las voces femeninas de nuestro parnaso ha estado girando en torno a diez (10) poetisas: Amelia Denis de Icaza con su lirismo patriótico, la poesía de raíz folclórica por buscar la panameñidad de María Olimpia de Obaldía, la visión panteísta de Nicole Garay, el lirismo refinado de Rosa Elvira Alvarez, el lirismo social y de compromiso de Ester María Osses, el perfeccionismo clasicista de Stella Sierra, la visión modernista y lírica de Elsie Alvarado de Ricord, la vena romántica y social de Matilde Real de González, la trascendencia épica de Diana Morán y la poesía siempre combativa y desgarradora de Moravia Ochoa López.Ultimamente despuntan en el área estética, la joven Indira Moreno con una poesía psicológica y existencialista, Mariafeli Domínguez con una poesía cargada de remembranzas metafísicas, Dayra Miranda con su lírica de corte erótico y Enith González Caballero, joven promesa quien se desempeña en la Universidad Autónoma de Chiriquí como profesora en la Facultad de Comunicación Social, con un premio de poesía a nivel universitario y quien ha puesto en mis manos un número plural de poemas que dan fe de que la misma posee una cauda lírica, que amerita por la sensibilidad y la entrega de su yo en sus versos, que los lectores conozcan algo de su facundia poética.Hoy lo hago con un fragmento de un largo poema de su autoría titulado: íCon tu mirada de fatal ternura†y que inicia con un epígrafe del poeta colombiano Julio Flores : íTodo nos llega tarde...¡Hasta la muerte! El poema dice :Amado : hoy me bebo tus ojosgota a gotacomo si fueran una flor de silencioy siento pasar el vientocomo el tacto de una rosao un amor de finas huellas.Por ti me estoy muriendo de olvidoy también de angustia.Mi corazón reza en voz bajapara sentir tu incendioy las dulces huellas de tus manos.Sentiré tu voz plena de goces singularestremolante y dolientey el perfume de tu voz, el milagrode tenerte en el huerto sombríome brindará sentir el sugerente cantode las voces que tiemblan en el llanto.Por eso te espero, amado,con mi violenta sed inquietay mi amor de niña lamiéndote el cansanciohasta caer pesada y sin controlen el sollozo de seda de tus brazos.Tu cuerpo, amado, me hace sentirnáufraga en la mareade tus caricias hondas.Te presiento como un manantial de estrellaso como una fruta dolorosa fiesta dispersa de luna de papelque cuando éramos niñosdisparábamos contra el cielo.Te amo para amarme a mí mismalo hago para sentir la tolvaneradel silencioso otoñoencendiendo en el tiempola hoguera y para borrar mi tedio.Vivo para ti, y defiendocontra las llamas trémulastu desnudo recuerdo,nadie ha de saber, amadoque fuistes mío en un otoño.En crónica posterior me referiré a Indira Moreno, Mariafeli Domínguez y Dayra Miranda.Suerte, desde esta tolda periodística a la poetisa Enith González Caballero y que persevere porque como decía José Asunción Silva : hay que buscar la sangre del poema hasta encontrarloâ€.