Protagonistas de la generación "WAP"
Publicado 2006/07/22 23:00:00
- Nayla Montenegro
¿Conoce el término WAP? Si es usted mayor de edad, lo más probable es que su respuesta sea "NO".
WAP es un protocolo para poder acceder a ciertos contenidos de Internet a través de un teléfono móvil.
Es una fórmula de reciente comercialización, pero que cuenta con millones de terminales y el número sigue creciendo. Sus siglas corresponden a Wireless Aplication Protocol.
Jóvenes entre 12 y 18 años se han convertido en los nuevos exponentes de la "movilmanía". Las empresas de telefonía móvil han encontrado un gran mercado, sin embargo, llegar hasta al público joven no fue difícil. Esta generación ha estado en contacto con la tecnología casi desde la cuna: vídeos, walkman, Internet, videojuegos, reproductores de CD.
En apenas un año y medio el teléfono móvil llegó masivamente a los menores de 18 años, convirtiéndose en el regalo de moda. Paralelamente se les vendió también a los padres: "Proporcionan tranquilidad". "Tenemos en todo momento localizados a nuestros hijos".
Se crearon móviles con más prestaciones, diseños más originales, menos volumen y peso, tecnología digital GSM que permite añadir a la comunicación de voz mensajes escritos, contestador, agenda, identificación de la llamada, contestador o servicios de información. El primero en apuntarse a estas innovaciones fue otra vez el público joven.
El mercado del móvil sigue en ascenso. Con estas previsiones la demanda está asegurada, así que se ponen en marcha nuevas fórmulas para fomentar el consumo y asegurar la fidelidad de los clientes.
Luego surgió una fórmula más barata para que los jóvenes hablasen con sus amigos todo el tiempo deseado. Se trata de mensajes breves de texto -de 10 a 25 centavos por mensaje-; y, para reafirmar su personalidad y distinguirse del resto, han creado su propia jerga para sintetizar los mensajes.
Esta nueva forma de comunicación denominada SMS (Short Messages Service) que obliga a sintetizar al máximo la información -160 caracteres por mensaje-, ha pasado a ser el principal elemento de comunicación entre jóvenes y el gran triunfador entre los productos de telefonía móvil.
Nuevas expresiones, símbolos, giros, códigos que son empleados a toda velocidad y que incluso empiezan a estar recogidos en unos curiosos diccionarios -editados en versión on line y papel- que pretenden unificar un poco los términos de uso más frecuente.
Las primeras sorprendidas fueron las propias empresas de telefonía que comprobaron cómo las SMS, en manos de estos jóvenes, se convertían en la gallina de los huevos de oro.
Según un estudio realizado por la asociación GSM (Ciberp@is, 31-5-01), en España se calcula que en el 2001 se enviaron más de 200, 000 millones de SMS en el mundo. Y se espera que, en dos años, el mercado global alcance los 6, 500 millones de dólares y se supere el billón de mensajes.
En primera línea está la venta de iconos y melodías, luego la estrategia continúa hasta enganchar a estos usuarios a los juegos, para seguir con el comercio electrónico a través del móvil y otra serie de productos denominados de nueva generación que ya se están preparando.
Nos encontramos ante una generación de adolescentes que se sienten más independientes que nunca están inmersos en una sociedad consumista y son tremendamente selectivos.
Definen su territorio, se dejan seducir por pocas cosas pero lo que les atrae, les engancha de verdad. Por ello se han convertido en el consumidor ideal de productos tecnológicos, un campo que les es tremendamente cercano.
"Los mayores nos extrañamos hoy -explica el psiquiatra Eduardo Espino- de que sean los niños, incluso los pequeños, los que nos enseñen a manejar relojes, vídeos, televisores. Su superioridad no se basa en su educación formal, sino en la práctica manipulación de tantos juguetes, videojuegos, etc. con los que se familiarizan casi desde que nacen".
Penetrar en este "maravilloso mundo de tecnología punta" -según reza la publicidad-, te permite "ser mucho más libre", "hacer amigos nuevos", "hablar, jugar y ganar", "hacer realidad tus sueños", "el mundo no se pondrá a tus pies, pero tendrás diversión asegurada", tener entre tus manos "la puerta de entrada al futuro", poder "ir más allá de la perfección", desafiar a toda una galaxia gracias a "la fuerza de tu teléfono X", tener "Internet en la palma de tu mano" o que la heroína Lara Croft de Tomb Raider aparezca en tu móvil y te invite a vivir con ella una apasionante aventura.
Las cosas no son buenas ni malas, depende del uso que se haga de ellas y el objetivo de la publicidad es meternos por los ojos todos los productos. Los muchachos a esa edad no tienen la suficiente capacidad de discernir, de ahí que deben ser los padres los encargados de educarles.
Lógicamente el móvil nunca sustituirá a la buena educación, pero hace las veces de "guardián", al menos eso creen.
En España se ha publicado un pequeño diccionario que recoge las principales abreviaturas, -gestos y emociones representados con caracteres-, y normas.
El libro se titula: "Qrs ablar? : -). pqño lbro d msj txt". O lo que es igual: ¿Quieres hablar? (emoticón de sonrisa). Pequeño libro de mensajes de texto.
La norma que parecen seguir en esta forma de comunicación es: se admite todo mientras se entienda lo que dices.
Se suprimen signos de puntuación, vocales, se mezclan idiomas. Todo vale para sacar partido a esos 160 caracteres del SMS.
El problema es que estas expresiones ya no son exclusivas de los mensajes de texto sino que han llegado al ámbito educativo. Exámenes, apuntes y trabajos escolares, empiezan a reflejar este tipo de escritura aconsonantada para alarma de educadores y lingüistas.
Jorge Luis es un joven de 25 años de edad que está contagiado con la fiebre WAP.
Trabaja en una publicitaria de la ciudad y desde hace dos años esta herramienta móvil ha sido parte de su vida y de su trabajo. La utiliza básicamente para hacer consultas de direcciones y números telefónicos.
Los expertos han sido enfáticos en señalar en que cada vez más jóvenes accesan a los servicios que ofrece WAP. Hay un deseo innato, en la mayoría de los usuarios, de sentir que tienen el mundo a sus pies; otros por obtener información actualizada y rápida, tal y como lo asevera nuestro entrevistado.
"Estamos viviendo tiempos en que las cosas se quieren rápido". A pesar de que el cargo de los servicios WAP son más altos, millones de jóvenes en el mundo están utilizando la herramienta.
Jorge Luis lleva dos años aprovechando la rapidez que le ofrece este protocolo, al que accesa por lo menos dos veces por semana.
Además de utilizarla como una Base de datos personal, está convencido de que la misma es sinónimo de actualización y tecnología avanzada. El que no la conoce no está en nada.
WAP es un protocolo para poder acceder a ciertos contenidos de Internet a través de un teléfono móvil.
Es una fórmula de reciente comercialización, pero que cuenta con millones de terminales y el número sigue creciendo. Sus siglas corresponden a Wireless Aplication Protocol.
Jóvenes entre 12 y 18 años se han convertido en los nuevos exponentes de la "movilmanía". Las empresas de telefonía móvil han encontrado un gran mercado, sin embargo, llegar hasta al público joven no fue difícil. Esta generación ha estado en contacto con la tecnología casi desde la cuna: vídeos, walkman, Internet, videojuegos, reproductores de CD.
En apenas un año y medio el teléfono móvil llegó masivamente a los menores de 18 años, convirtiéndose en el regalo de moda. Paralelamente se les vendió también a los padres: "Proporcionan tranquilidad". "Tenemos en todo momento localizados a nuestros hijos".
Se crearon móviles con más prestaciones, diseños más originales, menos volumen y peso, tecnología digital GSM que permite añadir a la comunicación de voz mensajes escritos, contestador, agenda, identificación de la llamada, contestador o servicios de información. El primero en apuntarse a estas innovaciones fue otra vez el público joven.
El mercado del móvil sigue en ascenso. Con estas previsiones la demanda está asegurada, así que se ponen en marcha nuevas fórmulas para fomentar el consumo y asegurar la fidelidad de los clientes.
Luego surgió una fórmula más barata para que los jóvenes hablasen con sus amigos todo el tiempo deseado. Se trata de mensajes breves de texto -de 10 a 25 centavos por mensaje-; y, para reafirmar su personalidad y distinguirse del resto, han creado su propia jerga para sintetizar los mensajes.
Esta nueva forma de comunicación denominada SMS (Short Messages Service) que obliga a sintetizar al máximo la información -160 caracteres por mensaje-, ha pasado a ser el principal elemento de comunicación entre jóvenes y el gran triunfador entre los productos de telefonía móvil.
Nuevas expresiones, símbolos, giros, códigos que son empleados a toda velocidad y que incluso empiezan a estar recogidos en unos curiosos diccionarios -editados en versión on line y papel- que pretenden unificar un poco los términos de uso más frecuente.
Las primeras sorprendidas fueron las propias empresas de telefonía que comprobaron cómo las SMS, en manos de estos jóvenes, se convertían en la gallina de los huevos de oro.
Según un estudio realizado por la asociación GSM (Ciberp@is, 31-5-01), en España se calcula que en el 2001 se enviaron más de 200, 000 millones de SMS en el mundo. Y se espera que, en dos años, el mercado global alcance los 6, 500 millones de dólares y se supere el billón de mensajes.
En primera línea está la venta de iconos y melodías, luego la estrategia continúa hasta enganchar a estos usuarios a los juegos, para seguir con el comercio electrónico a través del móvil y otra serie de productos denominados de nueva generación que ya se están preparando.
Nos encontramos ante una generación de adolescentes que se sienten más independientes que nunca están inmersos en una sociedad consumista y son tremendamente selectivos.
Definen su territorio, se dejan seducir por pocas cosas pero lo que les atrae, les engancha de verdad. Por ello se han convertido en el consumidor ideal de productos tecnológicos, un campo que les es tremendamente cercano.
"Los mayores nos extrañamos hoy -explica el psiquiatra Eduardo Espino- de que sean los niños, incluso los pequeños, los que nos enseñen a manejar relojes, vídeos, televisores. Su superioridad no se basa en su educación formal, sino en la práctica manipulación de tantos juguetes, videojuegos, etc. con los que se familiarizan casi desde que nacen".
Penetrar en este "maravilloso mundo de tecnología punta" -según reza la publicidad-, te permite "ser mucho más libre", "hacer amigos nuevos", "hablar, jugar y ganar", "hacer realidad tus sueños", "el mundo no se pondrá a tus pies, pero tendrás diversión asegurada", tener entre tus manos "la puerta de entrada al futuro", poder "ir más allá de la perfección", desafiar a toda una galaxia gracias a "la fuerza de tu teléfono X", tener "Internet en la palma de tu mano" o que la heroína Lara Croft de Tomb Raider aparezca en tu móvil y te invite a vivir con ella una apasionante aventura.
Las cosas no son buenas ni malas, depende del uso que se haga de ellas y el objetivo de la publicidad es meternos por los ojos todos los productos. Los muchachos a esa edad no tienen la suficiente capacidad de discernir, de ahí que deben ser los padres los encargados de educarles.
Lógicamente el móvil nunca sustituirá a la buena educación, pero hace las veces de "guardián", al menos eso creen.
En España se ha publicado un pequeño diccionario que recoge las principales abreviaturas, -gestos y emociones representados con caracteres-, y normas.
El libro se titula: "Qrs ablar? : -). pqño lbro d msj txt". O lo que es igual: ¿Quieres hablar? (emoticón de sonrisa). Pequeño libro de mensajes de texto.
La norma que parecen seguir en esta forma de comunicación es: se admite todo mientras se entienda lo que dices.
Se suprimen signos de puntuación, vocales, se mezclan idiomas. Todo vale para sacar partido a esos 160 caracteres del SMS.
El problema es que estas expresiones ya no son exclusivas de los mensajes de texto sino que han llegado al ámbito educativo. Exámenes, apuntes y trabajos escolares, empiezan a reflejar este tipo de escritura aconsonantada para alarma de educadores y lingüistas.
Jorge Luis es un joven de 25 años de edad que está contagiado con la fiebre WAP.
Trabaja en una publicitaria de la ciudad y desde hace dos años esta herramienta móvil ha sido parte de su vida y de su trabajo. La utiliza básicamente para hacer consultas de direcciones y números telefónicos.
Los expertos han sido enfáticos en señalar en que cada vez más jóvenes accesan a los servicios que ofrece WAP. Hay un deseo innato, en la mayoría de los usuarios, de sentir que tienen el mundo a sus pies; otros por obtener información actualizada y rápida, tal y como lo asevera nuestro entrevistado.
"Estamos viviendo tiempos en que las cosas se quieren rápido". A pesar de que el cargo de los servicios WAP son más altos, millones de jóvenes en el mundo están utilizando la herramienta.
Jorge Luis lleva dos años aprovechando la rapidez que le ofrece este protocolo, al que accesa por lo menos dos veces por semana.
Además de utilizarla como una Base de datos personal, está convencido de que la misma es sinónimo de actualización y tecnología avanzada. El que no la conoce no está en nada.
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