Comisarios, enemigos públicos #1 de la hípica panameña
El reglamento de carreras ordena que los tres comisarios estén en sus puestos una hora antes del inicio de cada reunión. Ahora, dejo la siguiente ...
El reglamento de carreras ordena que los tres comisarios estén en sus puestos una hora antes del inicio de cada reunión. Ahora, dejo la siguiente ...
- Egbert Lewis ([email protected])
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- - Actualizado: 16/2/2016 - 03:35 pm
El reglamento de carreras ordena que los tres comisarios estén en sus puestos una hora antes del inicio de cada reunión. Ahora, dejo la siguiente pregunta en el aire: ¿Cuántos comisarios estaban en la caseta durante la primera carrera del jueves 11 de febrero?
Si la respuesta es que estaban incompletos, significa que estos caballeros se han tomado a pecho aquello de "qué le importa al tigre una mancha más", puesto que en las últimas semanas han hecho del error un deporte y del atropello al reglamento, un vicio. Con ellos estamos tocando fondo; han perdido la vergüenza.
Tomemos como ejemplo el incidente de la sexta carrera del domingo de Carnaval, cuando Jesús Barría cayó de Voy Bien, tras ser golpeado por Wigberto Ramos, quien montó a Tiacol.
Ambos "jockeys" argumentaron que el incidente se dio porque sus caballos venían agotados y los comisarios comieron del cuento. Es decir, que ellos interpretaron que, al tratar los dos caballos de sostenerse uno al otro (ja, ja, ja) se juntaron dando lugar a la mala noticia de que Jesús Barría fue a dar al piso.
Ricardo Rodríguez, Mariano Moreno y Julio Gómez (suplente), quienes suscribieron el informe de marras, desestimaron los reclamos bajo el estúpido argumento de que los dos caballos se "bompean" (un verbo que solo ellos reconocen). Con esto se libraron de tomar una decisión y, con ello ?amén de perjudicar a todo el mundo? pasaron por encima del reglamento, el cual, me atrevo a decir, no entienden o, simplemente, se están haciendo los egipcios.
Un día antes, el sábado 6 de febrero, también distanciaron a la potranca Tiz Tiz en otro fallo que evidencia que están favoreciendo intereses específicos o que la función de jueces les está quedando grande.
Estos son solo dos ejemplos de los muchos que pudiéramos citar y que confirman que el Cuerpo de Comisarios se está convirtiendo en "el enemigo público #1 de nuestra hípica".
El problema de los comisarios y su comprobada incompetencia es solo la punta del "iceberg", aunque con el agravante de que su proceder incide en el bolsillo de la gente.
Ellos constituyen el corolario de una cadena de suspicacias e irregularidades que comienzan desde la misma programación de las carreras, pasan por la indiferencia de quienes están llamados a imponer el orden y termina con la genuflexión de los administradores que son incapaces de levantar la voz o frenar los abusos, por miedo a que los indispongan o los borren del escenario de un telefonazo. Así se resume el panorama.
Por eso los comisarios seguirán mirando hacia otro lado o, en el peor de los casos, hacia donde les parezca conveniente.
En el medio de tanta desidia y desparpajo, están los apostadores, los dueños de caballos que tratan de proceder con decencia y el resto de los hípicos, que siguen por pasión y entretenimiento, pero que en algún momento se van a fastidiar de tanto relajo y optarán por dedicar su tiempo a actividades menos complicadas y, sobre todo, más serias.
Aunque el panorama que presentamos resulta poco alentador, no perdemos la esperanza de que en algún momento la hípica tenga líderes menos blandengues y que su suerte esté marcada por la honestidad y no por cuánto tengas en el bolsillo, qué capacidad de amenaza tengas o por quién sea tu padrino.
Y termino con otra pregunta.¿Por qué será que hay reclamos en casi todas las carreras? Sencillo, los jinetes y los entrenadores, al igual que usted y yo, saben que los comisarios no están en na'.
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