Panamá
Ballena azul: Estudio revela información clave para ayudar a comprender su migración y alimentación
- Redacción
- /
- nacion.pa@epasa.com
- /
- @PanamaAmerica
Con el fin de proponer estrategias de conservación para la ballena azul, los científicos quieren saber más sobre su comportamiento migratorio.

Las ballenas azules aún están en peligro de extinción. Foto: Cortesía
Noticias Relacionadas
Las Islas Galápagos son famosas por su diversidad de mamíferos marinos, especialmente ballenas, con 23 especies documentadas, algunas de las cuales son residentes y otras son migratorias. La Reserva Marina de las Galápagos proporciona un hábitat esencial para la alimentación, el descanso y, potencialmente, la reproducción de la mayor de todas las especies, la ballena azul.
Las ballenas azules (Balaenoptera musculus) son mamíferos que se alimentan de krill, pequeños crustáceos parecidos a los camarones que se encuentran en el océano. pueden alcanzar casi 30 metros de longitud y viven entre 80 y 90 años. Actualmente están clasificadas como En Peligro según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ya que décadas de caza comercial intensiva de ballenas diezmaron sus poblaciones, especialmente en el Océano Antártico, llevándolas al borde de la extinción. Aunque algunas regiones muestran signos de recuperación, las poblaciones siguen muy por debajo de los niveles anteriores a la caza de ballenas.
Con el fin de proponer estrategias de conservación para la Ballena Azul, los científicos quieren saber más sobre su comportamiento migratorio en las islas Galápagos y en el Pacífico Oriental Tropical.
Un estudio, realizado entre el 2021 y el 2023, utilizó telemetría, un sistema que ayuda a recolectar y transmitir datos por satélite en ballenas azules para seguir sus movimientos y conocer mejor sus interacciones con el medio marino. Se marcaron con transmisores 16 ballenas azules en el archipiélago de las Galápagos, todas ellas durante la estación del invierno austral (mayo-octubre), concretamente durante el periodo con mayor número de avistamientos.
Desde donde fueron marcadas, las ballenas viajaron en varias direcciones, cubriendo una distancia máxima de aproximadamente 2,400 kilómetros en 98 días. Esto se traduce en una velocidad media de 25 kilómetros al día o 1 kilómetro por hora.
Los científicos también investigaron sobre las zonas de alimentación durante la migración, utilizando distintos indicadores. El estudio reveló que las ballenas azules prefieren alimentarse en aguas más profundas, zonas con abundancia de krill, temperaturas del agua más frías y un paisaje submarino que atrae más presas.
“La información de este trabajo es el resultado de más de cinco años de esfuerzo, navegando miles de millas y pasando cientos de horas haciendo trabajo de campo en diversas condiciones. El capitán Yuri desempeñó un papel crucial en este esfuerzo de colaboración, y su destreza y habilidad hicieron posible un acercamiento seguro y eficaz al animal más grande del planeta”, declaró Héctor Guzmán, científico de STRI y autor principal de la publicación.
Al integrar los datos de estas marcas, los investigadores trataron de comprender la influencia de estos factores en su comportamiento migratorio y de alimentación. Anteriormente se creía que las ballenas azules utilizaban las Galápagos durante las estaciones más frías (invierno y primavera austral) para reproducirse y regresaban a sus zonas de alimentación meridionales frente a Chile y Perú durante el verano austral. Sin embargo, los avistamientos ocasionales de ballenas azules en las Galápagos durante la estación más cálida indicaban una presencia durante todo el año.
Sus hallazgos sugieren que la mayoría de las ballenas marcadas permanecieron en las Galápagos, sobre todo cerca de la isla Isabela, cada vez más frecuentada por embarcaciones turísticas. Sin embargo, no pudieron confirmar definitivamente la presencia continua durante todo el año. Algunas ballenas se aventuraron en aguas ecuatorianas continentales, y una incluso viajó a Perú.
Estos datos subrayan la importancia del archipiélago de las Galápagos como zona crítica de alimentación para la especie. “Nuestra investigación, que aplica modelos avanzados de comportamiento, revela las profundas conexiones entre el comportamiento migratorio de las ballenas azules y su entorno oceánico y pone de relieve los hábitats críticos de los que dependen estos gigantes y la importancia de los conocimientos científicos para su conservación”. afirmó Rocío Estévez, coautora.El estudio subraya la importancia de comprender las pautas migratorias y de alimentación de la ballena azul para fundamentar las estrategias de conservación, incluida la protección de las zonas críticas de alimentación que proporcionan alimento constante y refugio para las crías. A medida que el cambio climático y los fenómenos de El Niño alteran la clorofila, la productividad primaria y la temperatura del agua, las ballenas azules pueden tener que adaptar sus comportamientos migratorios y de alimentación. Esta adaptabilidad sugiere la necesidad de medidas de conservación dinámicas que puedan responder a las cambiantes condiciones ambientales.
La aplicación de medidas para mitigar las colisiones con embarcaciones, como limitar el número de embarcaciones turísticas o su proximidad a las ballenas, implementar rutas de navegación y aplicar restricciones estacionales de velocidad en hábitats críticos, es esencial para reducir los riesgos de colisión en las Galápagos. A medida que aumenta la concienciación sobre la importancia de un océano sano, la protección de la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos críticos, como el aprovisionamiento de alimentos y la captura de carbono, se ha convertido en algo esencial para mantener la estabilidad y resiliencia de los ecosistemas.
“La primera vez que maniobré un pequeño bote inflable para ir a marcar ballenas con Héctor, tuve sentimientos encontrados, miedo y alegría, hasta que llegó el momento, y fue una experiencia para la que no encontraba palabras. Tuvimos que acercarnos por un lado para protegernos de sus grandes colas. Fue una experiencia maravillosa, y aprendí a apreciar a estos gigantes del océano”. comentó el capitán Yuri Revelo.
Los autores agradecen al Gobierno de Ecuador, al Servicio del Parque Galápagos y a el Galapagos Science Center (Universidad San Francisco de Quito – Daniela Alarcon), por proporcionar los permisos de investigación y el apoyo administrativo institucional. Reconocen con gratitud la ayuda del Capitán Yuri Revelo para maniobrar el barco durante el marcado y a la tripulación del FV Yualka II por su inestimable apoyo logístico y de campo. También agradecen a Jenifer Suarez, Daniela Alarcón, Roberto Velásquez y Fernando Rivera por su asistencia institucional y de campo.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.