Opinión
Jesús pide posada en tu corazón
Actualizado 2016/12/25 08:33:07
- Magali A. Dunn Cornejo
La Biblia dice en Proverbios 23:26 que Jesús pide “posada” hoy en tu vida. Te dice: “Dame, hijo mío, tu corazón…”

Es muy común observar en algunos países, incluyendo a Panamá, las tradicionales “posadas”. Las personas van por las veredas, cantando con panderetas y guitarras, visitando las casas; en algunas ya les tienen preparado a los niños y adultos un pequeño brindis como muestra de acogida y celebración por la llegada a su hogar.
Con estas fiestas, las personas recuerdan el viaje que hicieran María y José desde su salida de Nazaret hasta Belén, donde buscan un lugar donde hospedarse y esperar el tan anhelado nacimiento del niño Jesús.
La Biblia dice en Lucas 2:1-7
“Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón”.
En esta oportunidad deseo enfatizar el hecho de que Jesús, el Salvador del mundo (Lucas 2:11), Dios con nosotros (Mateo 1:23), el Príncipe de Paz, nació en un pesebre, en las condiciones más humildes, porque "no había lugar para ellos…"
Una invitación actual
Han pasado muchos años de aquel acontecimiento, y hoy, nuevamente Jesús está deseoso de encontrar ese lugar especial en la vida de cada uno de nosotros.
Él nos dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).
Él quiere morar en nosotros y con nosotros (Juan 14:23).
Jesús nos está llamando, y “como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 3:7 y 8).
Que en esta Navidad, en donde recordamos aquel momento glorioso del nacimiento de nuestro Redentor y Salvador, cada uno de nosotros podamos decir: “Aquí estoy Jesús, tómame como enteramente tuyo. Lléname de tu santa presencia y quédate por siempre junto a mí”.
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