El cielo de Tokio se ilumina por la llama tricolor, gracias al movimiento paralímpico
Sin público en el estadio por las estrictas medidas de seguridad para hacer frente a la pandemia de la Covid-19, los pocos asistentes a la ceremonia pudieron disfrutar de una metáfora del impulso que mueve a los deportistas con discapacidad.
Exhibición de la inaguración de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. Foto:EFE
La llama tricolor (azul, roja y verde) del movimiento paralímpico iluminó el cielo de Tokio durante la ceremonia de apertura de unos Juegos que no cuentan con la participación de deportistas afganos, homenajeados en la gala, pero sí con un equipo de refugiados que abrió un desfile que contó con la presencia de 162 países.
Sin público en el estadio por las estrictas medidas de seguridad para hacer frente a la pandemia de la COVID-19, los pocos asistentes a la ceremonia pudieron disfrutar de una historia desarrollada en un aeropuerto y con las alas de los aviones como protagonistas, como metáfora del impulso que mueve a los deportistas con discapacidad a cosechar éxitos extraordinarios en sus vidas.
La bandera nacional japonesa, que lució durante toda la gala en un lugar privilegiado cerca del pebetero, fue llevada hacia el centro del estadio por seis destacados deportistas paralímpicos (Miki Matheson, Mineho Ozaki Taiyo Imai, Erina Yuguchi, Kaori Icho y Lucha Takumi Asatani) al compás de la melodía de piano de Nobuyuki Tsujii, un joven pianista ciego que ya ha actuado en el Carnegie Hall de Nueva York. Después, Hirari Sato fue la encargada de poner voz al himno japonés.
Ese momento musical dio paso a la entrada en escena de una hélice gigante que fue enviando globos rojos, verdes y azules desde tres direcciones, unos bailarines de danza contemporánea, dirigidos por Kaiji Moriyama, se movían con las ráfagas de viento.
378 fuegos artificiales, también de tres colores, cambiaron la sintonía del guión a la electrónica para empezar el desfile de los 162 países participantes en estos Juegos, tres más que en Río de Janeiro, incluidos Paraguay, Bután, Maldivas y las islas caribeñas de Granada y San Vicente y las Granadinas, que debutan en el mayor evento mundial del deporte de personas con discapacidad.
La delegación afgana, que no pudo estar presente en Tokio debido a la crisis migratoria y política que está sufriendo el país tras la llegada de los talibanes a la capital, Kabul, no cayó en el olvido. El Comité Paralímpico Internacional quiso tenerlos presentes luciendo su bandera en señal de solidaridad con sus deportistas y un voluntario fue el encargado de desfilar con ella.
Los discursos institucionales los abrió Seiko Hashimoto, presidenta del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, que puso en valor el protagonismo de Tokio como la primera ciudad de la historia que celebra dos veces estos Juegos, la primera vez en 1964.
"La anterior vez trajo un desarrollo de los deportes para personas con discapacidad, mientras aceleraba su independencia y participación social. Ahora, tenemos la misión de cambiar el futuro del mundo con la fuerza de los deportistas, confesó.