Ex juez involucra a canciller de Curia en asesinato de obispo
- Katherine Palacios P.
Un ex juez guatemalteco aseguró ayer que el canciller de la Curia católica, monseñor Efraín Hernández, una sobrina de éste y otros religiosos están implicados en el asesinato del obispo Juan Gerardi, perpetrado en abril pasado.
El ex juez Juan Carlos Solís dijo a radioemisoras locales que entregó un informe al Ministerio Público (Fiscalía), ente a cargo de la investigación del caso, en el cual detalla que Hernández, así como su sobrina Ana Lucía Escobar y otros religiosos (que no identificó), "formaban parte de una banda de secuestradores y asaltabancos" conocida como Valle del Sol, que perpetró el crimen.
Solís, quien se desempeñaba como juez de ejecución penal en la ciudad de Guatemala, fue despedido hace tres meses por la Corte, acusado de "irregularidades administrativas" y es pariente cercano de dos militares a quienes la iglesia católica señala como sospechosos del asesinato de Gerardi.
El jefe de la pastoral de la iglesia católica, Carlos Aldana, calificó el informe de Solís "como otra maniobra más para desprestigiar a la iglesia guatemalteca y dejar en la impunidad el asesinato de Gerardi".
Solís aseguró que los integrantes de la banda Valle del Sol se dedicaban al robo de imágenes y pinturas valiosas de la Iglesia Católica, información que llegó a conocimiento de Gerardi, quien era obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Guatemala.
El obispo "comisionó a uno de los sacerdotes presuntamente involucrados en el grupo delictivo a que resolviera el problema, por lo cual la banda decidió recuperar documentos que los involucraban, los que estaban en casa de Gerardi, junto a la Iglesia de San Sebastián", en la capital guatemalteca.
"El obispo Gerardi acostubraba regresar a su casa en horas de la madrugada, pero ese día del 26 de abril lo hizo como a las 22H30 o 23H00 horas, cuando sorprendió a los integrantes de la banda, quienes al verse descubiertos, decidieron asesinarlo", afirmó Solís.
Agregó que su informe coincide con las conclusiones de la investigación de la Fiscalía, que involucra en el crimen al sacerdote Mario Orantes, un cercano colaborador de Gerardi.
Orantes es el único detenido y acusado ante los tribunales de haber matado al sacerdote y actualmente permanece bajo custodia policial en una clínica privada por motivos de salud.
El ex juez Solís negó que el informe presentado al Ministerio Público sea una "una cortina de humo" para encubrir a militares, parientes suyos, a quienes la iglesia católica acusaba de estar implicados en el crimen.
Solís es hermano del capitán del Ejército Byron Lima, de alta en el Estado Mayor Presidencial (EMP) e hijastro del coronel retirado Disrael, que según la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHA) están involucrados en el asesinato.
La ODHA solicitó al Ministerio Público que investigara a los dos militares, lo que según Solís efectivamente se hizo, incluyendo pruebas de sangre y ADN, pero no se encontró vínculo alguno.
El cuerpo de Gerardi, de 75 años, fue hallado en el garaje de su casa dos días después de haber presentado el informe "Guatemala, nunca más", que reseña las atrocidades cometidas durante la guerra interna que vivió Guatemala por 36 años, la mayoría atribuidas a los cuerpos de seguridad del Estado.
El conflicto armado concluyó con la firma de acuerdos de paz entre el gobierno del presidente Alvaro Arzú y la guerrillera Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) el 29 de diciembre de 1996.
El ex juez Juan Carlos Solís dijo a radioemisoras locales que entregó un informe al Ministerio Público (Fiscalía), ente a cargo de la investigación del caso, en el cual detalla que Hernández, así como su sobrina Ana Lucía Escobar y otros religiosos (que no identificó), "formaban parte de una banda de secuestradores y asaltabancos" conocida como Valle del Sol, que perpetró el crimen.
Solís, quien se desempeñaba como juez de ejecución penal en la ciudad de Guatemala, fue despedido hace tres meses por la Corte, acusado de "irregularidades administrativas" y es pariente cercano de dos militares a quienes la iglesia católica señala como sospechosos del asesinato de Gerardi.
El jefe de la pastoral de la iglesia católica, Carlos Aldana, calificó el informe de Solís "como otra maniobra más para desprestigiar a la iglesia guatemalteca y dejar en la impunidad el asesinato de Gerardi".
Solís aseguró que los integrantes de la banda Valle del Sol se dedicaban al robo de imágenes y pinturas valiosas de la Iglesia Católica, información que llegó a conocimiento de Gerardi, quien era obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Guatemala.
El obispo "comisionó a uno de los sacerdotes presuntamente involucrados en el grupo delictivo a que resolviera el problema, por lo cual la banda decidió recuperar documentos que los involucraban, los que estaban en casa de Gerardi, junto a la Iglesia de San Sebastián", en la capital guatemalteca.
"El obispo Gerardi acostubraba regresar a su casa en horas de la madrugada, pero ese día del 26 de abril lo hizo como a las 22H30 o 23H00 horas, cuando sorprendió a los integrantes de la banda, quienes al verse descubiertos, decidieron asesinarlo", afirmó Solís.
Agregó que su informe coincide con las conclusiones de la investigación de la Fiscalía, que involucra en el crimen al sacerdote Mario Orantes, un cercano colaborador de Gerardi.
Orantes es el único detenido y acusado ante los tribunales de haber matado al sacerdote y actualmente permanece bajo custodia policial en una clínica privada por motivos de salud.
El ex juez Solís negó que el informe presentado al Ministerio Público sea una "una cortina de humo" para encubrir a militares, parientes suyos, a quienes la iglesia católica acusaba de estar implicados en el crimen.
Solís es hermano del capitán del Ejército Byron Lima, de alta en el Estado Mayor Presidencial (EMP) e hijastro del coronel retirado Disrael, que según la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHA) están involucrados en el asesinato.
La ODHA solicitó al Ministerio Público que investigara a los dos militares, lo que según Solís efectivamente se hizo, incluyendo pruebas de sangre y ADN, pero no se encontró vínculo alguno.
El cuerpo de Gerardi, de 75 años, fue hallado en el garaje de su casa dos días después de haber presentado el informe "Guatemala, nunca más", que reseña las atrocidades cometidas durante la guerra interna que vivió Guatemala por 36 años, la mayoría atribuidas a los cuerpos de seguridad del Estado.
El conflicto armado concluyó con la firma de acuerdos de paz entre el gobierno del presidente Alvaro Arzú y la guerrillera Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) el 29 de diciembre de 1996.
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