Industria del “bambú”: sostenibilidad y desarrollo
- Jessica Tasón Ortega
En la cuenca del Canal y sus alrededores, son pocas las actividades económicas que pueden realizar sus moradores y que no tengan un impacto directo en esta área protegida del país.
La demanda de madera, poco a poco a ido acabando con los bosques: un problema que cada vez se acentúa más. El bambú se perfila como una solución a este problema por su capacidad de reproducirse por sí solo y por sus características, que lo hacen único: fuerte, flexible, liviano y económico.
A esta especie de planta se le han asignado alrededor de 1,500 usos y aplicaciones, que van desde la confección de medicinas, papel, carbón hasta su utilización como tejido en canastas y muebles; adicional es empleado como material para la construcción de viviendas.
Esta alternativa de gran valor ecológico y altamente sustentable por el tiempo en el que la planta alcanza la madurez, ha sido ideal para los moradores de Chilibrillo, quienes bajo el nombre de Grupo Agroforestal “Las Conchas” están recibiendo todos los beneficios económicos y de restauración que aporta esta especie al área donde residen: la Cuenca del Canal, donde la conservación es prioridad.
Componentes.Esta agrupación, con el apoyo de la Agencia de Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (USAID), está construyendo un centro de producción y capacitación en bambú “Guadua” en las inmediaciones de la quebrada “Las Conchas” en Chilibre, cuyo nombre se origina en que el suelo de este afluente es todo de piso natural de material volcánico con conchas insertadas.
El apoyo de la USAID consiste en una donación de $10,170 que ha sido empleado para el programa de producción de 10 mil plantones de la especie “Guadua” y el impulso a la comercialización a través del establecimiento de relaciones comerciales efectivas.
Parte de la donación también fue empleada en el establecimiento de un área de secado para la “Guadua” y en capacitaciones al grupo y productores interesados en el manejo del bambú como material de construcción.
Este proyecto cuenta con cuatro componentes, el primero es el vivero o área de producción de plantones de bambú “Guadua”, una estructura de 12 metros de ancho y 22 metros de largo. El segundo componente es un muestrario de especies de bambúes.
El tercer componente es para la preservación del bambú y consiste en el establecimiento de un secador solar, construido con material renovable, y área para limpieza y corte de varas de bambú y el cuarto componente es una parcela demostrativa de bambú y siembra de cultivos anuales.
Secador solar.Aplicando lo último en tecnología, el grupo “Las Conchas” utiliza un secador solar cuyo prototipo es de origen colombiano, que emplea dos abanicos que le dan más fuerza calórica para secar de 400 a 600 varas de bambú cada tres meses.
Mediante este procedimiento se le baja la humedad al 15%, obviamente en época de verano, las varas deben permanecer menor tiempo, pero es relativo, puesto que en esta área de la cuenca del Canal hay mucha precipitación.
Antes de ingresar al secador, la vara de bambú allá en el campo pasa por un procedimiento natural denominado avinagrado, que es una actividad donde los campesinos cortan la vara y ella va botando todos los líquidos durante 28 días para inmunizarse de forma natural, lo que ayuda también a que la misma fibra adquiera resistencia.
Luego se introduce al secador solar, que de no existir las varas tendrían que secarse al natural por cinco meses.
La vara de bambú seca, ya inmunizada y con una certificación de garantía, cuesta $2.40 el metro lineal, o sea que una vara de 6 metros tiene un costo aproximado de $14.40.
El vicepresidente del grupo, Eugenio Santos, manifestó que tienen dentro de sus proyectos habilitar un área para el senderismo y que están sumamente contentos de obtener un beneficio económico y a la vez ser amigables con el ambiente con este Proyecto de Conservación de la Biodiversidad en la Cuenca.
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