Mundo financiero aspira brisas de una recuperación total
- José N. Abbo
Atrás va quedando la resaca de la última crisis internacional que azotó los mercados de países desarrollados, y ahora que América salió bien librada, la situación se perfila entre las más apetecidas.
Salir del estado maniático depresivo en donde se encontraban los mercados hace poco mas de un año atrás, no tomó mucho tiempo. Fue una veloz recuperación resultado de la sobredosis de liquidez suministrada por los Bancos Centrales e intervenciones gubernamentales que con su sello de garantía regresaron la confianza a los intermediarios del capital global.
En el estado climático de la depresión masiva, la liquidez se desbordó a las notas del tesoro, llevando rendimientos a corto y mediano plazo a menos del 1.50% y en el caso de las letras del tesoro al 0% (y hasta negativo), de allí, el flujo de la venoclisis se desbordó hacia instrumentos de grado de inversión en donde emisores como Merck, Microsoft y P&G por ejemplo, han logrado colocar papeles cuyos rendimientos al vencimiento andan por debajo del 3.50% a períodos de mediano plazo.
Ya con un nuevo semblante de tranquilidad y optimismo, la liquidez finalmente se canalizó hacia papeles de alto rendimiento (junk) y de mercados emergentes. En el caso de este último, esto ha permitido a alguno emisores con bajos o inferiores grados de inversión (BBB-/BB+) hacer colocaciones en los mercados de deuda con los cupones más bajos en su historia, reflejando una rápida compresión histórica en las primas de riesgo, que en algunos casos, es hasta similar a algunas emisiones corporativas con altos grados de inversión (BBB+/A).
Será esto reflejo de un cambio estructural en los fundamentos económicos y monetarios de los países emergentes o será un caso de disonancia cogntivia. Ignoramos las realidades sociales y políticas aun latentes y típicos de los mercados emergentes confiando en la eficiencia del mercado, la cual no resultó ser tan eficiente en alertar el bombazo de crédito que se avecinó en el 2007. La ceguera es una de los síntomas más graves de la Demencia Financiera.
Quien diría, pero los Nostradamus de esta generación, fallamos. No fue el fin del capitalismo - y claro el mundo sigue vivito y coleando.
Tras no haber pasado ni tres años de una dramática, pero breve corrección de la Gran Burbuja Crediticia del siglo XX - XXI notamos como en un abrir y cerrar de las conexiones sinápticas cerebrales de los participantes, el razonamiento cognitivo de los agentes cambia de optar por alternativas que permitan el retorno del principal aceptando bajos, pero seguros rendimientos, a la expectativa de retorno sobre el principal, dando cabida a lo que parece ser el inicio de un nuevo brote de Demencia Financiera.
Tras diagnosticar la recuperación, nos toca ahora revisar el cuadro y anotar el primer síntoma de lo que parece vuelve a estar evolucionado en una Demencia Financiera. Solo basta con leer los recientes titulares financieros y escuchar las cabezas “loro-cutoras” de los medios para detectar el “entusiasmo” reflejado en instrumentos de renta variable y con alto grado de incertidumbre en cuanto al retorno.
A este paso, la calentura va subiendo rápido, sobre todo en mercados emergentes – particularmente Latino América – que tras los típicos sube y baja emocionales, vuelven a ser la “niña mimada” de especuladores.
Pero, todavía no se observan síntomas de alucinación que junto a la ceguera a la realidad, es el peor de todos. Estos síntomas marcaron el fin de la Burbuja de los Tulipanes, la Fiebre del Mississippi, del Mar del Sur, las Fabulosos '20, los “tronic” de los '60, el Oro en los '80, Mercados Emergentes en los '90, Tecnología en el 2000 y Sub-Prime en el 2007, la historia seguirá cuesta arriba. ¿Qué tanto queda del recorrido, no sabemos, pero eso sí, ya falta mucho menos que antes!
Del autor: José N. Abbo comenzó su carrera financiera y visionaria en 1987, entre otras publicaciones escribió el libro Divisando Wall Street desde Sur América.
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