Panamá despierta interés de franquicias a nivel regional
Actualmente operan en el país unas 150 marcas, y el sector crece cerca del 10 % anual, impulsado principalmente por la gastronomía, el retail y los servicios.
Este formato puede convertirse en un motor de inclusión económica, especialmente para emprendedores jóvenes y mujeres. Foto: Pexels
El modelo de franquicia está transformando el mapa económico de Panamá porque además de promover la inversión, representa una herramienta concreta de desarrollo social que formaliza, capacita y genera empleo estable.
En un país donde más del 40 % del comercio aún opera en la informalidad, las franquicias ofrecen una alternativa práctica para profesionalizar al pequeño empresario y fortalecer la economía local.
Cada franquicia crea entre 8 y 12 empleos directos, además de transferir procesos, marca y formación continua a sus operadores. Esa estructura reduce errores de gestión y mejora la productividad, marcando una diferencia sustancial frente a los negocios independientes, cuya tasa de cierre es tres veces mayor.
“Mientras en otros países la franquicia es un negocio, en Panamá puede ser una política económica: formaliza, profesionaliza y multiplica oportunidades”, afirmó Paul-Antoine Mocchi, vocero de Franquicias que Crecen en Panamá, consultora especializada en el desarrollo y expansión de marcas en América Latina.
Con una economía dolarizada, estabilidad política y una posición logística privilegiada, el país reúne todas las condiciones para convertirse en hub regional de franquicias europeas y latinoamericanas.
Actualmente operan en el país unas 150 marcas, y el sector crece cerca del 10 % anual, impulsado principalmente por la gastronomía, el retail y los servicios.
Abrir una franquicia en Panamá requiere una inversión promedio de $100.000 a $250.000, con un retorno estimado entre 14 y 22 meses, pero también crece la oportunidad de expansión mediante microfranquicias, con modelos accesibles desde $30.000, que ya demostraron éxito en Perú, México y Colombia.
Este formato puede convertirse en un motor de inclusión económica, especialmente para emprendedores jóvenes y mujeres, ofreciendo negocios formales con acompañamiento y rentabilidad sostenible.
“Panamá tiene la estabilidad y la conectividad que las marcas necesitan para crecer. Pero sobre todo, tiene talento local que puede multiplicar valor si se estructura bajo el modelo correcto”, agregó Mocchi.
El experto mencionó que el desafío para los próximos años será integrar las franquicias dentro de la estrategia nacional de desarrollo, atrayendo inversión, generando empleo y exportando marcas panameñas al mundo.