Miss Universo: ¿El negocio fallido de Donald Trump?

Muy atrás queda la época dorada de Miss Universo, los años setentas y ochentas cuando los países se peleaban su organización y además del interés que despertaba éste se convertía la plataforma de lanzamiento de marchas cosméticas o de joyerías. En los noventa el concurso tuvo el primer bajonazo y en 1996 el millonario Donald Trump en compañía de la cadena de televisión aprovechó para comprarlo. Su declive es inocultable y cada año su transmisión registra un rating inferior al año pasado.

Importante destacar que junto a Miss Universo, como empresa, hay dos concursos cuya organización va ligada. Se trata de Miss USA y Miss Teen USA, certámenes que en Estados Unidos, registran muy bajo interés por parte del público. A ello se debe el hecho de que la transmisión de Miss Teen USA haya sido declinada por parte de la NBC en 2008 dada su baja audiencia, -que entre otras cosas, era más alta que la reportada por Miss Universo en los últimos años- trasladándose la realización del evento, al hotel Atlantis Paradise Island, en las Bahamas, desde dónde se realiza anualmente un fin de semana, de forma semi clandestina y es transmitido vía web, a quien le interese.

Todos los años es frecuente encontrar titulares en la prensa de que algún país desistió de organizarlo, como ha sucedido en las últimas ediciones que han podido tener lugar en Bolivia (2010), Croacia (2009), Panamá (2011) o República Dominicana (2012). Estos son tan solo algunos de los países que no estuvieron dispuestos a gastar la millonaria cifra que demanda el evento. En 2010, Zulma Yugar, Ministra de Cultura de Bolivia dijo que su país desistía de Miss Universo, pues el país organizador debe asumir costos como “más de 600 horas de limusinas con aire acondicionado, 5.200 noches de hotel cinco estrellas, más de 45.000 dólares para lavandería y 350 boletos de avión con un costo de más de medio millón de dólares, casi un millón de dólares por alquiler de equipos de sonido e iluminación, medio millón para la construcción del escenario de la noche final”, entre otros gastos, aparte de los derechos de franquicia que Trump le cobraba al país andino, que en aquella ocasión eran 7 millones de dólares.

En efecto, aquél año el concurso tuvo lugar en un hotel propiedad del magnate en Las Vegas pues no hubo país que se le midiera a Miss Universo, al igual que sucedió en 2012. Los años 2011 y 2013 ante la ausencia de un gobierno que invirtiera los millones de dólares requeridos, empresarios privados brasileros y rusos, respectivamente, fueron quienes sacaron el certamen de los hoteles de Trump para llevarlo a sus países, teniendo los gobiernos locales una participación completamente nula dentro de la organización del mismo. La última vez que un gobierno acogió las pretensiones del hombre de peculiar melena, fue hace seis años cuando Vietnam organizó el certamen, pues en 2009 cuando las islas Bahamas lo hospedaron, la iniciativa fue del consorcio Atlantis Paradise, propiedad del multimillonario Sol Kerzner, que entre otras cosas, le colabora a Trump con la organización de Miss Teen USA luego de que en 2008 la NBC desistiera de su transmisión.

Trump lo concibió como un negocio pero también como una oportunidad para hacer relaciones públicas. Hay que destacar las jugadas del empresario norteamericano por publicitar el certamen, sabe aprovechar cualquier detalle para mojar titulares, así lo hizo cuando acababa de comprar el evento y la entonces reina, Alicia Machado fue obligada a hacer ejercicio ante una manada hambrienta de periodistas. Una situación similar vivió Tara Conner, Miss USA 2006, cuyos excesos con el alcohol y las drogas durante su reinado sirvieron para una rueda de prensa dónde la joven suplicaba al jefe mayor, entre lágrimas por conservar su corona.

Algo parecido sucedió en 2002, cuando la rusa Oxana Fedorova fue llevada al programa del comediante Howard Stern a enfrentar una media hora cargada con preguntas de tan alto calibre como que por ejemplo, contara al público si le haría sexo oral a un afroamericano o si ya se había acostado con Putin. “Ellos sabían el estilo de ese programa y aun así me llevaron. No entiendo cómo permitieron eso”.

El resultado: Titulares en todo el mundo anunciaban que Fedorova era destituida de su título universal a tan solo pocos meses después de coronada, llevándose consigo las no muy buenas referencias de Trump diciendo en todas las entrevistas que no fue destituida sino que renunció aburrida de ser sometida en contra de su propia voluntad, para engrosar los bolsillos de Trump. “De hecho, yo nunca firmé ningún contrato porque cuando gané Miss Universo, ni tuvieron la delicadeza de pasarme una copia del contrato en ruso. No hablo inglés”. Doce años después, el sentimiento es mutuo, pues éste la cataloga como la peor reina que ha pasado por Miss Universo y como era de esperarse, no fue invitada a la final del certamen en Moscú el año pasado. El desprestigio del concurso parece imparable y lo cierto es que no está claro si este año se celebrará porque hasta ahora el magnate no ha abierto la boca.