Masticar mucho chicle puede causar pérdida de peso y diarrea
Un edulcorante presente en productos sin azúcar es malo para el intestino, según el Centro Charité Universitätsmedizin.
Diarreas diarias, una constante pérdida de peso... Estos son algunos de los síntomas que compartían dos pacientes alemanes que acudieron al Centro Charité Universitätsmedizin de Berlín. Tras muchas pruebas infructuosas, los médicos que los atendían encontraron la causa en sus hábitos alimenticios: tomaban decenas de chicles diariamente.
"Nuestros dos pacientes consumían grandes cantidades de sorbitol, que pertenece a la familia de los alcoholes de azúcar, usados habitualmente como laxantes.
Sin embargo, el sorbitol también se emplea como edulcorante en muchas comidas sin azúcar y medicamentos", explican los gastroenterólogos del hospital berlinés en el último número de la revista 'British Medical Journal'.
"Aunque ya se conocían los efectos laxantes del sorbitol, nuestros casos muestran que no sólo puede causar diarrea crónica y problemas intestinales, sino también una considerable y no pretendida pérdida de peso (en torno al 20% del habitual)", añaden.
Los casos que describen (una mujer y un hombre) habían perdido nada menos que 11 y 22 kilos, respectivamente.
La chica llevaba ocho meses sufriendo dolor de vientre y diarreas (entre cuatro y 12 deposiciones acuosas, diariamente). Se le hicieron pruebas de laboratorio, colonoscopia, gastroscopia, ultrasonidos, incluso un TAC. Todas con resultados normales.
Entonces, un análisis detenido de las heces mostró que se trataba de una diarrea osmótica, es decir, la que se produce cuando en el intestino hay un soluto mal absorbido (su presencia 'atrae' agua en tal cantidad que produce la diarrea).
Esto hizo sospechar a los investigadores de una sustancia purgante. "Cuando a continuación preguntamos a la paciente, descubrimos que masticaba grandes cantidades de chicle sin azúcar, sumando una dosis de 18-20 gramos de sorbitol entre 14 y 16 chicles", relatan.
La joven inició una dieta sin este edulcorante y, para cuando dejó el hospital, había recuperado un ritmo intestinal normal. Un año después, había ganado siete kilos.
Otro caso es un hombre que llegó al hospital con una diarrea y una gran pérdida de peso (medía 1.76 metros y pesaba 79.9 kilos).
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