Los toldos, lugares que viven en el recuerdo

Más seguridad, diversión, respeto, alegría, elegancia y un espectáculo de altura se vivió en los llamados toldos, lugares en donde las orquestas y sus artistas interactuaban con su público para complacerlo, hacerlo vibrar de alegría o suspirar ante el verso de una melodía cautivadora en una de las cuatro noches del Carnaval de antaño.

Es esa la descripción de los protagonistas que vivieron los carnavales desde los años de la década de 1940 hasta los de 1980, cuando se escuchó el último toque en los toldos, estructuras hechas con pisos de madera y techo de zinc en donde se fundían la alegría, consumo de comidas y licor.

Artistas nacionales e internacionales desfilaron por las tarimas de los toldos que se ubicaron en la Vía España, Río Abajo, Calidonia y Barraza, en El Chorrillo.

Raúl Ortiz percusionista y director de la Súper Orquesta de Raúl Ortiz, repasó por su memoria los Carnavales de la Victoria en 1946, en los que Marcela Cucalón fue la soberana, y él a los 13 años la acompañó con su conjunto Los ases del ritmo, que con el pasar de los años fue La Súper Orquesta de Raúl Ortiz, que alternó con artistas nacionales e internacionales desde 1954 hasta 1971 y una en 1975.

De las siete veces que la extinta Celia Cruz vino a Panamá, en cinco presentaciones las hizo con la Súper Orquesta, igual con Daniel Santos, Tintán y otros.

Peter Romero, presentador de televisión y animador de escenarios, compartió que los toldos nacieron en el parque Lesseps, en Calidonia, y se afilaron en Barraza, a donde se trasladó la rumba que animó Beni Moré, Orquesta Aragón de Cuba, época en que el confeti, la elegancia y el agua perfumada eran el símbolo.

Se cobraba a los varones y a las damas su amable sonrisa, las que brillaban por su elegancia. Ahora se ha vuelto un relajo, un desenfreno, aseguró Peter.

Además, entraban en escena los presentadores que debían tener un repertorio para animar durante el tiempo para la próxima pieza y acomodar sus comentarios al público y al espectáculo .

Roberto Cubilla, periodista y animador de presentaciones típicas, corrobora lo que Peter afirma.

Cubilla compartió escenario con Roberto Fito Espino, Yin Carrizo cuando tenía 17 años y presentaba al conjunto, introducía la pieza, lo que es tradicional en estos eventos.

Solinka Arias con el género salsa supo alegrar con su voz, cadencia, dulce sonrisa y auténtica alegría.

Describió que los toldos tenían pisos de madera y se bailaba desde las 7:00 p.m hasta las 4:00 a.m., y que estaban cercados con palmeras y aunque había venta de licor en su interior, no existía el temor a que se irrespetara a las damas o asaltos.

Recordó muchas orquestas internacionales como la banda de Beny Moré, La Sonora Matancera, Johnny Ventura , El Gran Combo de Puerto Rico, Johnny Pacheco, quienes alternaban con artistas nacionales como un reconocimiento.

Uno de los últimos toldos fue Ven pa acá, en Río Abajo, y en esos Carnavales estuvo Pacheco con Pete “El Conde” Rodríguez, a quien les gustó su presentación y la convidaron a Nueva York, porque estaban buscando la voz femenina, pero decidió irse a Perú. Añora los juegos con talco, añil y agua perfumada, alejados de vulgaridad pero vestidos de elegancia, alegría y respeto, a diferencia de ahora que no se baila sino que se mira y salta. Quienes vivieron esos momentos inolvidables, también hacen alusión a los combos nacionales que con su estilo y música única ponían a bailar y cantar a quienes acudían a los toldos.