Publican lista de morosos de la Caja de Seguro Social
Publicado 2003/12/29 00:00:00
- Argentina/
La Caja de Seguro Social (CSS) dará a conocer hoy el listado de los patronos morosos y que adeudan a la institución B/. 47 millones en concepto de cuota obrero patronal.
De acuerdo con la directora de Ingresos de la CSS, Dayra de Hernández, en este listado no saldrán publicados los patronos inactivos, los convenios de pagos al día y las facturaciones que constituyen la morosidad de 30 o más meses, pero sí aparecerán algunas entidades descentralizadas, que no han podido hacer efectivo el pago de la parte patronal.
Estas deudas en su conjunto superan los B/. 128 millones. Por otro lado, la funcionaria se refirió a la ley de moratoria que promueve la institución que a su juicio disminuirá los ingresos de la entidad, pero no afectará el Programa de Administración, a donde por ley son dirigidos estos recursos.
Explicó que con esta ley se les va a eximir del pago de los recargos de intereses y multas a estos empresarios, por lo que expresó su confianza de que éstos entiendan la importancia que es acogerse a ella, no tanto por ayudar a la CSS, sino para que normalicen la cuenta individual de los trabajadores.
Según Hernández, los morosos adeudan más de B/. 128 millones sólo en concepto de intereses, multas y recargos, muy por encima de la deuda que tienen a capital.
Aseguró que algunas de estas deudas quizá no puedan ser cobradas por la entidad porque son ficticias, ya que hay muchos comercios que no existen, pero que por ley están incluidos como morosos porque no se ha prescrito esa deuda. Se espera la implementación de esta moratoria desde el 5 de enero próximo al 30 de abril.
Además, estas naves tienen un sistema especial para detección y extinción de incendios. En caso de que se registre un siniestro de gran magnitud, se pueden inundar todos los depósitos de carga y los barcos seguirán a flote, asegura la PNTL.
Según las empresas que tienen que ver con este material radiactivo, por el Canal transitan diariamente cargas más peligrosas, como combustibles, sustancias químicas y hasta productos comestibles, y la ciudadanía ni siquiera se entera.
Con las medidas de seguridad que exigen organismos internacionales y la supervisión de los grupos ambientalistas, la producción, transporte y destrucción de estos peligrosos materiales debe ser más segura, para que todos "podamos dormir tranquilos".
¿Por qué reciclar estas sustancias peligrosas? Sencillo, el combustible nuclear después de 3 ó 4 años de estar en un reactor pierde el calor indispensable para producir electricidad, por lo que es necesario reprocesarlo con el fin de rescatar el material que todavía puede ser usado y que suma el 97%.
El residuo nuclear que queda como consecuencia de este proceso (el 3%) es vaciado en unos embalajes especiales y tratados bajo el proceso denominado vitrificación. Esto consiste en separar el residuo del combustible, el cual es altamente radiactivo, y transformarlo en una estructura sólida de vidrio.
En Europa existen dos plantas de reprocesamiento de este material, una operada por COGEMA en La Hague y la otra en Sellafield, Inglaterra, manejada por la BNFL.
Los desechos producidos por estas plantas, considerados como "material peligroso", es el que transita por el Canal desde Europa hacia Japón, país que tiene la obligación de guardarlos en forma segura.
En Japón, estos residuos son almacenados en la localidad de Rokkasho-Mura por un periodo de entre 30 y 50 años, antes de ser transferidos a un depósito final.
Cada travesía de un buque de la PNTL desde Europa hasta Japón, pasando por Panamá, dura entre seis y ocho semanas.
Este material es transportado cumpliendo con el exigente código de seguridad CNI y además se utiliza el sistema llamado "Seguridad a profundidad", que establece barreras independientes entre el material radiactivo y el medio ambiente.
Este sistema abarca el residuo vitrificado sólido, el recipiente de acero inoxidable que contiene los desechos nucleares, el embalaje especial que lleva los recipientes y la protección que tienen los buques con sus dobles cascos reforzados.
En caso de que este material cayera al agua, el mismo se mantendría sólido y no se dispersaría en el medio ambiente, como aseguran los ambientalistas. Estos residuos no tienen características explosivas.
El Organismo de Ciencia y Tecnología de Japón determinó que en caso de que este material cayera al lecho marino por un largo periodo de tiempo, "la máxima exposición al público podría ser mil veces menor que los niveles de radiación encontrada en el ambiente natural".
Esto entra en contraposición con lo que dicen los ambientalistas de que si alguno de estos barcos sufre un accidente en el Canal de Panamá y su carga cae al lago Gatún, además de afectar el medio ambiente por muchos años, envenenaría el agua que usa la ciudad de Panamá.
No obstante, la BNFL tiene un fondo para indemnizar a cualquier persona que resulte afectada por un accidente relacionado con esta carga, la cual sería tramitada en base a lo que establece la Convención de Viena sobre este particular.
A bordo de los barcos de la PNTL hay una sala de salud que monitorea diariamente los porcentajes de radiación existentes en el aire de la nave y el personal, y de acuerdo con la empresa, nunca se han registrado casos de intoxicación de la tripulación.
La empresa sostiene que el Ministerio de Transporte del Reino Unido audita sus barcos y los resultados de estas gestiones son públicas, incluso para los ambientalistas.
De acuerdo con la directora de Ingresos de la CSS, Dayra de Hernández, en este listado no saldrán publicados los patronos inactivos, los convenios de pagos al día y las facturaciones que constituyen la morosidad de 30 o más meses, pero sí aparecerán algunas entidades descentralizadas, que no han podido hacer efectivo el pago de la parte patronal.
Estas deudas en su conjunto superan los B/. 128 millones. Por otro lado, la funcionaria se refirió a la ley de moratoria que promueve la institución que a su juicio disminuirá los ingresos de la entidad, pero no afectará el Programa de Administración, a donde por ley son dirigidos estos recursos.
Explicó que con esta ley se les va a eximir del pago de los recargos de intereses y multas a estos empresarios, por lo que expresó su confianza de que éstos entiendan la importancia que es acogerse a ella, no tanto por ayudar a la CSS, sino para que normalicen la cuenta individual de los trabajadores.
Según Hernández, los morosos adeudan más de B/. 128 millones sólo en concepto de intereses, multas y recargos, muy por encima de la deuda que tienen a capital.
Aseguró que algunas de estas deudas quizá no puedan ser cobradas por la entidad porque son ficticias, ya que hay muchos comercios que no existen, pero que por ley están incluidos como morosos porque no se ha prescrito esa deuda. Se espera la implementación de esta moratoria desde el 5 de enero próximo al 30 de abril.
Además, estas naves tienen un sistema especial para detección y extinción de incendios. En caso de que se registre un siniestro de gran magnitud, se pueden inundar todos los depósitos de carga y los barcos seguirán a flote, asegura la PNTL.
Según las empresas que tienen que ver con este material radiactivo, por el Canal transitan diariamente cargas más peligrosas, como combustibles, sustancias químicas y hasta productos comestibles, y la ciudadanía ni siquiera se entera.
Con las medidas de seguridad que exigen organismos internacionales y la supervisión de los grupos ambientalistas, la producción, transporte y destrucción de estos peligrosos materiales debe ser más segura, para que todos "podamos dormir tranquilos".
¿Por qué reciclar estas sustancias peligrosas? Sencillo, el combustible nuclear después de 3 ó 4 años de estar en un reactor pierde el calor indispensable para producir electricidad, por lo que es necesario reprocesarlo con el fin de rescatar el material que todavía puede ser usado y que suma el 97%.
El residuo nuclear que queda como consecuencia de este proceso (el 3%) es vaciado en unos embalajes especiales y tratados bajo el proceso denominado vitrificación. Esto consiste en separar el residuo del combustible, el cual es altamente radiactivo, y transformarlo en una estructura sólida de vidrio.
En Europa existen dos plantas de reprocesamiento de este material, una operada por COGEMA en La Hague y la otra en Sellafield, Inglaterra, manejada por la BNFL.
Los desechos producidos por estas plantas, considerados como "material peligroso", es el que transita por el Canal desde Europa hacia Japón, país que tiene la obligación de guardarlos en forma segura.
En Japón, estos residuos son almacenados en la localidad de Rokkasho-Mura por un periodo de entre 30 y 50 años, antes de ser transferidos a un depósito final.
Cada travesía de un buque de la PNTL desde Europa hasta Japón, pasando por Panamá, dura entre seis y ocho semanas.
Este material es transportado cumpliendo con el exigente código de seguridad CNI y además se utiliza el sistema llamado "Seguridad a profundidad", que establece barreras independientes entre el material radiactivo y el medio ambiente.
Este sistema abarca el residuo vitrificado sólido, el recipiente de acero inoxidable que contiene los desechos nucleares, el embalaje especial que lleva los recipientes y la protección que tienen los buques con sus dobles cascos reforzados.
En caso de que este material cayera al agua, el mismo se mantendría sólido y no se dispersaría en el medio ambiente, como aseguran los ambientalistas. Estos residuos no tienen características explosivas.
El Organismo de Ciencia y Tecnología de Japón determinó que en caso de que este material cayera al lecho marino por un largo periodo de tiempo, "la máxima exposición al público podría ser mil veces menor que los niveles de radiación encontrada en el ambiente natural".
Esto entra en contraposición con lo que dicen los ambientalistas de que si alguno de estos barcos sufre un accidente en el Canal de Panamá y su carga cae al lago Gatún, además de afectar el medio ambiente por muchos años, envenenaría el agua que usa la ciudad de Panamá.
No obstante, la BNFL tiene un fondo para indemnizar a cualquier persona que resulte afectada por un accidente relacionado con esta carga, la cual sería tramitada en base a lo que establece la Convención de Viena sobre este particular.
A bordo de los barcos de la PNTL hay una sala de salud que monitorea diariamente los porcentajes de radiación existentes en el aire de la nave y el personal, y de acuerdo con la empresa, nunca se han registrado casos de intoxicación de la tripulación.
La empresa sostiene que el Ministerio de Transporte del Reino Unido audita sus barcos y los resultados de estas gestiones son públicas, incluso para los ambientalistas.
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