Rayo y su cuento de hadas
Publicado 2007/08/20 23:00:00
- Moscú
Panamá siempre estuvo en los planes de Pablo Rayo Montaño. Aquí no solo se consolidó como el segundo narcotraficante más peligroso del mundo, según la DEA, sino que también amasó una fortuna contrabandeando desde la Zona Libre y se casó fraudulentamente con una estadounidense para residir en Estados Unidos.
Rayo Montaño rechazó desde su encierro en Brasil los cargos de narcotráfico y lavado de dinero que se le imputan en Estados Unidos y Panamá. Este diario tuvo acceso en exclusiva a sus descargos.
Pablo y su hermano Jaime Rayo Montaño encontraron en la Zona Libre de Colón, a finales de la década de 1980, una mina para ganar dinero. Llevaban contrabando hacia Cali y su natal Buenaventura. "Era una actividad muy lucrativa", declaró ante la Superintendencia Regional de la Policía de Sao Paulo.
A pesar de que contrabandeaba cigarrillos, cerveza, camisetas, juegos y electrodomésticos, el wiskie era su principal producto. "En determinadas épocas del año ganaba hasta 50 ó 60 dólares por cada dólar invertido", narró.
Rayo Montaño se defendió afirmando que para esa época el contrabando no era un delito en Panamá, sino una falta administrativa. "Si te agarraban, solo pagabas los impuestos".
El negocio prosperó y Rayo Montaño decidió comprar un barco para transportar la mercancía. Posteriormente, remodeló la embarcación, de nombre "Caifás", para dedicarse a la pesca de atún. En el primer viaje que realizó en 1999, el barco se hundió y murieron dos de sus tripulantes.
No todo fue pérdida. Una empresa aseguradora lo indemnizó con 1.5 millón de dólares. Con esa fortuna fundó la empresa marítima Thumderbolt Charter Limited y compró otra embarcación de 65 pies, que tuvo que devolver porque no terminó de pagarla.
Panamá también fue usada por Rayo Montaño para tratar de conseguir su residencia en Estados Unidos. En el 2001, le pagó cinco mil dólares a la ciudadana estadounidense, Margareth Méndez, para que se casara con él. Nunca convivió con ella y decidió separarse para vivir con Sandra Orozco Gil, con quien tenía ya tres hijos en Cali.
Rayo Montaño era un hombre "afortunado" y "hábil" para los negocios, a menos eso fue lo que contó a las autoridades brasileñas para justificar su riqueza. Tuvo tanta suerte que hasta se ganó en la lotería de Colombia, 100 millones de pesos, unos cincuenta mil dólares al cambio de hoy.
Pablo empezó a trabajar desde los 16 años como embarcador en una empresa aduanera de Buenaventura. Laboró allí tres años hasta que fue despedido. Con su liquidación abrió, a principios de la década de 1980, su primer negocio en Cali con el ambicioso nombre de Droguería "Rockefeller". Su socio era un farmacéutico llamado Carlos.
El negocio rindió réditos y tres años y medio después abrió otra droguería en el mismo barrio. Rayo Montaño cuenta que entonces ya era un pequeño empresario.
Mientras administraba sus droguerías, trabajó en una empresa de venta de motos en Cali, en donde aplicó los conocimientos que adquirió cuando estudio en la Escuela Técnica de Motores de Buenaventura.
Vendió las dos droguerías y compró en Cali la Financiera El Futuro, en sociedad con su hermano Roberto Joaquín. La suerte le sonrió y se ganó 100 millones de pesos en la lotería, que usó para fundar una casa de cambio llamada Rapicambio. Después compró un lavauto también en Cali. Ya para esa época, Pablo mostró su gusto por las obras de arte de cuantioso valor.
Pablo sentía un especial cariño por su hermano Roberto. Contó que vivió momentos "muy tristes" cuando en 1988 éste fue secuestrado por la guerrilla. Pasaron 20 días antes de que los plagiadores se comunicaran para negociar su liberación.
Su hermano nunca apareció. Entonces la Policía lo empezó a investigar por tráfico de armas. Sus seis hermanos, tres mujeres y tres hombres, fueron detenidos por narcotráfico y sus empresas confiscadas por las autoridades colombianas.
El cerco se cerró y Pablo huyó a Panamá, en donde creó un imperio criminal.
Pablo tenía en Panamá un depósito bancario de 800 mil dólares a nombre de su sobrino y compadre, Víctor Hugo Serna Rayo, que invirtió en el negocio de bienes raíces.
La Fiscalía de Drogas tiene otra versión. Rayo Montaño entró al país en un barco con 34 millones de dólares en efectivo que usó para forjar una compleja organización capaz de traficar a Estados Unidos y Europa hasta 25 toneladas de cocaína por mes.
Panamá se convirtió entonces en su principal escenario de operaciones. En este país le incautaron dos islas, 30 propiedades, entre lujosas fincas, palacetes de playa, apartamentos y empresas, 94 cuentas bancarias, cerca de 60 sociedades anónimas, 24 vehículos, ocho embarcaciones, 40 armas de fuego y más de un millón en efectivo.
Rayo Montaño consiguió la cédula panameña E-8-85226, a pesar de que en su solicitud no constaba su récord policivo colombiano, un requisito fundamental.
En 1998, Colombia y la DEA confirmaron que Rayo Montaño encabezaba una red de traficantes de cocaína y heroína con sede en Buenaventura, capaz de transportar cientos de kilos hacia Miami y Tampa en aviones y barcos.
La principal fachada de la red en Panamá era la empresa Nautipesca, que fundó con su compadre y amigo, el astro del fútbol colombiano, Fredy Rincón. En Panamá, Rayo Montaño alternó con importantes figuras del Gobierno y la empresa privada, con quien se jactaba de tener amistad.
Rayo Montaño huyó a Brasil y allá se unió a su entrañable amigo y compadre, Fredy Rincón. "Es un empresario refinado con gustos exquisitos", así era definido Pablo en Brasil. Para lograr su estatus de inversionista residente pidió una transferencia de 800 mil dólares desde sus empresas en Panamá.
Rápidamente, Pablo empezó a frecuentar los círculos más pudientes de la sociedad de Sao Paulo. La compra de costosas obras de arte, diamantes gigantes, autos blindados y lujosos, muebles del Siglo XVIII y hasta caballos de carrera lo ubicaron enseguida como un hombre de "billetera robusta".
Los viajes también apasionaban a Rayo. Las autoridades migratorias reportan que viajó cinco veces a China, seis a Brasil, cuatro a Europa, una a Japón, Tailandia, Hungría, República Checa, Austria, Suráfrica y Uruguay.
Y como todo magnate, creó su stud de caballos de carrera llamado "Rayo". Sus seis caballos: Queen Toca, Hoy soy usted, Eligeira, Orbita, Lady Florida y Polly Dans, eran "malos", según su entrenador Adonair De Freitas Correia. "Eran baratos de 3 ó 4 mil dólares".
La Policía de Brasil detectó que Rayo Montaño movía su plata en diferentes actividades: la compra y venta de obras de arte, las apuestas en casinos y carreras de caballo, el cambio de monedas extranjeras, los factoring, las financieras, cambio de cheques personales y envío de transferencias de dinero.
El Grupo de Investigaciones Sensitivas de la Policía Federal determinó que Pablo recibía mensualmente giros desde Panamá de entre 20 mil y 30 mil dólares.
La Policía pinchó sus teléfonos desde septiembre del 2005 al 16 de mayo del 2006. Las escuchas lograron determinar cómo funcionaba su organización criminal. Todo terminó con una operación transnacional el 16 de mayo de 2006 llamada Océanos Gemelos.
Rayo Montaño rechazó desde su encierro en Brasil los cargos de narcotráfico y lavado de dinero que se le imputan en Estados Unidos y Panamá. Este diario tuvo acceso en exclusiva a sus descargos.
Pablo y su hermano Jaime Rayo Montaño encontraron en la Zona Libre de Colón, a finales de la década de 1980, una mina para ganar dinero. Llevaban contrabando hacia Cali y su natal Buenaventura. "Era una actividad muy lucrativa", declaró ante la Superintendencia Regional de la Policía de Sao Paulo.
A pesar de que contrabandeaba cigarrillos, cerveza, camisetas, juegos y electrodomésticos, el wiskie era su principal producto. "En determinadas épocas del año ganaba hasta 50 ó 60 dólares por cada dólar invertido", narró.
Rayo Montaño se defendió afirmando que para esa época el contrabando no era un delito en Panamá, sino una falta administrativa. "Si te agarraban, solo pagabas los impuestos".
El negocio prosperó y Rayo Montaño decidió comprar un barco para transportar la mercancía. Posteriormente, remodeló la embarcación, de nombre "Caifás", para dedicarse a la pesca de atún. En el primer viaje que realizó en 1999, el barco se hundió y murieron dos de sus tripulantes.
No todo fue pérdida. Una empresa aseguradora lo indemnizó con 1.5 millón de dólares. Con esa fortuna fundó la empresa marítima Thumderbolt Charter Limited y compró otra embarcación de 65 pies, que tuvo que devolver porque no terminó de pagarla.
Panamá también fue usada por Rayo Montaño para tratar de conseguir su residencia en Estados Unidos. En el 2001, le pagó cinco mil dólares a la ciudadana estadounidense, Margareth Méndez, para que se casara con él. Nunca convivió con ella y decidió separarse para vivir con Sandra Orozco Gil, con quien tenía ya tres hijos en Cali.
Rayo Montaño era un hombre "afortunado" y "hábil" para los negocios, a menos eso fue lo que contó a las autoridades brasileñas para justificar su riqueza. Tuvo tanta suerte que hasta se ganó en la lotería de Colombia, 100 millones de pesos, unos cincuenta mil dólares al cambio de hoy.
Pablo empezó a trabajar desde los 16 años como embarcador en una empresa aduanera de Buenaventura. Laboró allí tres años hasta que fue despedido. Con su liquidación abrió, a principios de la década de 1980, su primer negocio en Cali con el ambicioso nombre de Droguería "Rockefeller". Su socio era un farmacéutico llamado Carlos.
El negocio rindió réditos y tres años y medio después abrió otra droguería en el mismo barrio. Rayo Montaño cuenta que entonces ya era un pequeño empresario.
Mientras administraba sus droguerías, trabajó en una empresa de venta de motos en Cali, en donde aplicó los conocimientos que adquirió cuando estudio en la Escuela Técnica de Motores de Buenaventura.
Vendió las dos droguerías y compró en Cali la Financiera El Futuro, en sociedad con su hermano Roberto Joaquín. La suerte le sonrió y se ganó 100 millones de pesos en la lotería, que usó para fundar una casa de cambio llamada Rapicambio. Después compró un lavauto también en Cali. Ya para esa época, Pablo mostró su gusto por las obras de arte de cuantioso valor.
Pablo sentía un especial cariño por su hermano Roberto. Contó que vivió momentos "muy tristes" cuando en 1988 éste fue secuestrado por la guerrilla. Pasaron 20 días antes de que los plagiadores se comunicaran para negociar su liberación.
Su hermano nunca apareció. Entonces la Policía lo empezó a investigar por tráfico de armas. Sus seis hermanos, tres mujeres y tres hombres, fueron detenidos por narcotráfico y sus empresas confiscadas por las autoridades colombianas.
El cerco se cerró y Pablo huyó a Panamá, en donde creó un imperio criminal.
Pablo tenía en Panamá un depósito bancario de 800 mil dólares a nombre de su sobrino y compadre, Víctor Hugo Serna Rayo, que invirtió en el negocio de bienes raíces.
La Fiscalía de Drogas tiene otra versión. Rayo Montaño entró al país en un barco con 34 millones de dólares en efectivo que usó para forjar una compleja organización capaz de traficar a Estados Unidos y Europa hasta 25 toneladas de cocaína por mes.
Panamá se convirtió entonces en su principal escenario de operaciones. En este país le incautaron dos islas, 30 propiedades, entre lujosas fincas, palacetes de playa, apartamentos y empresas, 94 cuentas bancarias, cerca de 60 sociedades anónimas, 24 vehículos, ocho embarcaciones, 40 armas de fuego y más de un millón en efectivo.
Rayo Montaño consiguió la cédula panameña E-8-85226, a pesar de que en su solicitud no constaba su récord policivo colombiano, un requisito fundamental.
En 1998, Colombia y la DEA confirmaron que Rayo Montaño encabezaba una red de traficantes de cocaína y heroína con sede en Buenaventura, capaz de transportar cientos de kilos hacia Miami y Tampa en aviones y barcos.
La principal fachada de la red en Panamá era la empresa Nautipesca, que fundó con su compadre y amigo, el astro del fútbol colombiano, Fredy Rincón. En Panamá, Rayo Montaño alternó con importantes figuras del Gobierno y la empresa privada, con quien se jactaba de tener amistad.
Rayo Montaño huyó a Brasil y allá se unió a su entrañable amigo y compadre, Fredy Rincón. "Es un empresario refinado con gustos exquisitos", así era definido Pablo en Brasil. Para lograr su estatus de inversionista residente pidió una transferencia de 800 mil dólares desde sus empresas en Panamá.
Rápidamente, Pablo empezó a frecuentar los círculos más pudientes de la sociedad de Sao Paulo. La compra de costosas obras de arte, diamantes gigantes, autos blindados y lujosos, muebles del Siglo XVIII y hasta caballos de carrera lo ubicaron enseguida como un hombre de "billetera robusta".
Los viajes también apasionaban a Rayo. Las autoridades migratorias reportan que viajó cinco veces a China, seis a Brasil, cuatro a Europa, una a Japón, Tailandia, Hungría, República Checa, Austria, Suráfrica y Uruguay.
Y como todo magnate, creó su stud de caballos de carrera llamado "Rayo". Sus seis caballos: Queen Toca, Hoy soy usted, Eligeira, Orbita, Lady Florida y Polly Dans, eran "malos", según su entrenador Adonair De Freitas Correia. "Eran baratos de 3 ó 4 mil dólares".
La Policía de Brasil detectó que Rayo Montaño movía su plata en diferentes actividades: la compra y venta de obras de arte, las apuestas en casinos y carreras de caballo, el cambio de monedas extranjeras, los factoring, las financieras, cambio de cheques personales y envío de transferencias de dinero.
El Grupo de Investigaciones Sensitivas de la Policía Federal determinó que Pablo recibía mensualmente giros desde Panamá de entre 20 mil y 30 mil dólares.
La Policía pinchó sus teléfonos desde septiembre del 2005 al 16 de mayo del 2006. Las escuchas lograron determinar cómo funcionaba su organización criminal. Todo terminó con una operación transnacional el 16 de mayo de 2006 llamada Océanos Gemelos.

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