Ser espía, negocio legal y accesible

Joven, me muestra un ‘aparatico’ de esos que se usan para grabar como espía, por favor”, espeta una chica veinteañera en un “mall” de la capital.

El hombre que atiende reacciona a la velocidad de un rayo e incrusta sutilmente una llave dorada por una cerradura... En un segundo, abre el traslúcido mostrador y, acto seguido, le entrega un bolígrafo a la mujer. “¿Cuánto cuesta?”, pregunta la dama con acento suramericano. “70 dólares, y además de audio, puede grabar videos. Si quiere una que solamente grabe audio, cuesta $40”, le explica el vendedor, que apunta en una libreta la venta casi finiquitada.

Y es que conseguir, adquirir o comprar un artículo para escuchar, espiar o grabar en video o audio a otra persona en Panamá es igual de fácil que pagar por un t-shirts en una tienda de departamentos o un cartón de leche en el supermercado.

En un minucioso recorrido por un “mall” del centro de la ciudad, el equipo periodístico de Panamá América llegó a un pequeño local donde cualquier tipo de persona obtiene por unos dólares, desde un botón con capacidad de receptar audio y video al mismo tiempo, hasta un sensor de humo que en vez de encender la alarma contra incendios, lo que hace es capturar imágenes y grabar voces y movimientos de personas.

Es más, si usted cree que el reloj que utiliza James Bond en sus películas es ficción, se equivoca. A un costo de 45 dólares, Bred Mickelson, investigador privado que resuelve casos del corazón, señaló a este diario que en un local comercial panameño se puede comprar un pulso que graba video y atrapa el audio.

“Son tan baratos y efectivos, que pienso invertir en uno para cada miembro del equipo”, sostiene.

Mickelson, que pasó varios años al servicio de la milicia estadounidense, contó que incluso existe un establecimiento de equipos telefónicos donde se puede comprar cámaras pequeñísimas para instalarlas en autos, casas u oficinas para hacer investigaciones, siempre y cuando estén autorizados por sus clientes. “Habrá alguien que los utilice de manera ilegal”, dice.

Otro artículo que se puede costear cualquier persona para hacer este tipo de tareas, menciona Nickelson, es una especie de control remoto o la alarma de autos que él usa para grabar vehículos de personas sospechosas de infidelidad.

Después de cobrar por el bolígrafo, el chico del local del “mall” nos explicó que los micrófonos que allí se comercializan tienen la capacidad de grabar audio entre paredes.