Se necesitan medidas severas contra el coronavirus
- Donald G. McNeil Jr.
Ubicar y examinar a todos los contactos de cada caso positivo es esencial, dijeron los expertos. En el pico de su epidemia, Wuhan tenía a 18 mil personas rastreando a individuos que habían estado en contacto con los infectados.
El coronavirus puede ser frenado. China, Corea del Sur, Singapur y Taiwán han demostrado que, con esfuerzos estrictos, se puede meter en cintura al contagio.
Está por verse si pueden mantenerlo reprimido. Pero para que Estados Unidos y otros países repitan el éxito de esas naciones, se requerirán niveles extraordinarios de coordinación y dinero de líderes, y niveles extraordinarios de confianza y cooperación de los ciudadanos. También se necesitarán asociaciones internacionales en un mundo interconectado.
Hay una posibilidad de detener al coronavirus. Este contagio tiene una debilidad.
Aunque hay casos de propagación descontrolada, el coronavirus infecta con más frecuencia a grupos de familiares, amigos y colegas de trabajo, dijo David L. Heymann, que asesora a la Organización Mundial de la Salud en cuanto a emergencias.
“Se pueden contener los grupos”, dijo Heymann. “Se deben identificar y detener brotes específicos, y luego realizar un riguroso rastreo de contactos”.
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En entrevistas con una docena de los principales expertos mundiales en la lucha contra epidemias, hubo acuerdo sobre los pasos que se deben tomar de inmediato.
Se debe convencer a la gente de que se quede en casa, dijeron, y se debe implementar un sistema para aislar a los infectados y cuidarlos fuera de casa. Se deben extender las restricciones de viaje, acelerar la producción de mascarillas y ventiladores y resolver los problemas con las pruebas.
Éstas son las recomendaciones ofrecidas por los expertos.
Escuchar a los científicos
Muchos expertos coincidieron en que los políticos deben hacerse a un lado y dejar que los científicos lideren el esfuerzo por contener el virus y explicar lo que debe hacerse.
Sobre todo, dijeron los expertos, las sesiones informativas deben enfocarse en salvar vidas y asegurarse de que los asalariados promedio sobrevivan a los tiempos difíciles que se avecinan.
“Debemos enfocarnos en el enemigo, y ése es el virus”, dijo el Almirante Tim Ziemer, que encabezó la Unidad de Respuesta a Pandemias en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. La Unidad fue desintegrada en una reestructuración en el 2018.
Detener la transmisión entre ciudades
La siguiente prioridad, señalan los expertos, es el distanciamiento social extremo.
Los epidemiólogos dicen que si fuera posible agitar una varita mágica y congelar a todas las personas en su lugar durante 14 días mientras están sentadas a 2 metros de distancia entre sí, la epidemia se detendría.
El virus se extinguiría en una superficie contaminada y, como casi todo mundo muestra síntomas en dos semanas, sería evidente quién estaba infectado. Si tuviéramos suficientes pruebas, incluso los casos asintomáticos podrían ser encontrados y aislados.
La crisis habría terminado.
Obviamente, no hay varita mágica. Pero el objetivo de las cuarentenas y el distanciamiento social es aproximarse a una congelación total.
Para intentar eso, dijeron los expertos, los viajes y la interacción humana deben reducirse al mínimo.
Italia se movió de manera incremental: las autoridades lenta y renuentemente cerraron restaurantes, iglesias y museos, y prohibieron bodas y funerales.
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En contraste, China cerró Wuhan, el epicentro del brote de la nación, y restringió el movimiento en gran parte del país el 23 de enero, cuando tenía sólo 500 casos y 17 muertes a nivel nacional.
Con el virus aislado principalmente en una provincia, el resto de China pudo salvar a Wuhan.
Aun cuando muchas ciudades luchaban contra sus propios brotes más pequeños, enviaron a 40 mil trabajadores médicos a Wuhan, duplicando su fuerza médica.
La lección es que se necesitarán regiones relativamente no afectadas para ayudar a rescatar a ciudades abrumadas.
Detener la propagación dentro de ciudades
Dentro de las ciudades, hay focos de contagio: un restaurante, un gimnasio, un hospital, incluso un taxi podría estar más contaminado que otros porque alguien tuvo un ataque de tos en el interior.
Cada día de retraso para detener el contacto humano, dijeron los expertos, crea más focos de contagio, ninguno de los cuales puede ser identificado hasta más o menos una semana después, cuando los infectados comiencen a enfermar.
Para detener la propagación, se debe reducir la actividad municipal. No obstante, algunas personas deben permanecer en el trabajo: médicos, enfermeras, choferes de ambulancias; policías y bomberos; los técnicos que mantienen la red eléctrica y las líneas telefónicas y de gas. La entrega de alimentos y medicinas debe continuar.
Entre más débil es la congelación, más personas mueren en hospitales sobrecargados y, más tiempo le tomará finalmente a la economía volver a arrancar.
Arreglar el caos de las pruebas
Los expertos dicen que las pruebas deben realizarse de manera coordinada y segura. Los enfermos graves deben ser los primeros, y los que realizan las pruebas deben estar protegidos.
En China, quienes buscan una prueba deben describir sus síntomas en un sitio web de telemedicina. Si una enfermera decide que una prueba está justificada, son canalizados a una de las docenas de “clínicas de fiebre” establecidas lejos de todos los demás pacientes.
Personal con equipo de pies a cabeza revisa la fiebre y los interroga. Luego, idealmente, a los pacientes se les realiza una prueba rápida de influenza y se hace un conteo de glóbulos blancos para descartar influenza y neumonía bacteriana.
Entonces sus pulmones son visualizados en un TAC para buscar “opacidades de vidrio esmerilado” que indican neumonía y descartar cáncer y tuberculosis. Sólo entonces se les realiza una prueba de diagnóstico para el coronavirus, y se les pide que esperen en el centro de pruebas.
Los resultados toman un mínimo de cuatro horas; en el pasado, si los resultados tardaban de un día para el otro, los pacientes eran trasladados a un hotel para esperar, a veces durante dos o tres días, en caso de que los médicos creyeran que se justificaba una nueva prueba. Pueden pasar varios días después de una exposición para que una prueba resulte positiva.
Aislar a los infectados
Tan pronto como sea posible, los gobiernos deben desarrollar una alternativa a la práctica de aislar a las personas infectadas en el hogar, dijeron los expertos, ya que se pone en peligro a las familias.
Los expertos señalaron que las ciudades deben establecer instalaciones donde los enfermos leves y moderados puedan recuperarse bajo el cuidado de enfermeras.
Encontrar las fiebres
Debido a que China, Taiwán y Vietnam fueron afectados por el SARS en el 2003, y Corea del Sur ha lidiado con el MERS, las revisiones para detectar fiebre durante los brotes de enfermedades se volvieron rutinarias.
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En la mayoría de las ciudades de los países asiáticos afectados, es común ser sometido a una revisión de temperatura antes de ingresar a cualquier estación de autobuses, trenes o metro, edificio de oficinas, teatro o incluso un restaurante.
Rastrear los contactos
Ubicar y examinar a todos los contactos de cada caso positivo es esencial, dijeron los expertos. En el pico de su epidemia, Wuhan tenía a 18 mil personas rastreando a individuos que habían estado en contacto con los infectados.
Luciana Borio, que fue directora de Alistamiento Médico para el Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. antes de que su Departamento fuera eliminado, sugirió que los jóvenes podrían usar sus redes sociales para “hacer su propio rastreo de contactos”.
La estrategia de China es bastante invasiva: para usar el metro en algunas ciudades, los ciudadanos deben descargar una app que califique qué tanto riesgo de salud representan. Apps de Corea del Sur dicen a los usuarios exactamente a dónde han viajado las personas infectadas.
Heymann dijo que cuando dio una conferencia en una universidad de Singapur, había docenas de estudiantes en la sala. Pero justo antes de que comenzara la clase, fueron fotografiados para registrar dónde estaban sentados todos.
“De esa manera, si alguien resulta infectado después, puedes averiguar quién se sentó cerca de ellos”, señaló Heymann. “Eso es realmente inteligente”.
Que las mascarillas sean ubicuas
Hay muy pocos datos que muestren que las mascarillas quirúrgicas planas protegen a las personas sanas contra la enfermedad. No obstante, los países asiáticos por lo general recomiendan a las personas usarlas.
Todos los expertos concuerdan en que los enfermos deben usar cubrebocas cuando tosen. Pero si una mascarilla indica que el usuario está enfermo, muchas personas se mostrarán renuentes a usar una. Si se exige que todos las usen, los enfermos automáticamente se pondrán una y no conllevará ningún estigma.
Producir ventiladores
Se anticipa que los ventiladores en los hospitales serán insuficientes para manejar una oleada de pacientes. Los fabricantes dicen que no hay una manera fácil de aumentar la producción rápidamente. Pero es posible que otros fabricantes, incluyendo compañías aeroespaciales y automotrices, pudieran sumarse al esfuerzo.
Los proveedores, mientras tanto, buscan alternativas. Enfermeras canadienses están difundiendo un artículo del 2006 que describe cómo se puede modificar un ventilador para tratar a cuatro pacientes a la vez.
Las naciones también deben trabajar para aumentar su suministro de oxígeno canalizado y en tanques dijo Bruce Aylward, líder del equipo de observadores de la OMS en China.
Modernizar hospitales
Los hospitales en EE.UU. han tomado algunas medidas para manejar las oleadas de pacientes, como cancelar las cirugías opcionales y establecer salas de aislamiento.
En Wuhan, el Gobierno chino famosamente construyó dos hospitales nuevos en dos semanas. Todos los demás hospitales fueron divididos: 48 fueron designados para atender a 10 mil pacientes de coronavirus graves o críticos, mientras que otros se limitaron a manejar emergencias como ataques cardiacos y partos.
Reclutar voluntarios
Los expertos dijeron que el esfuerzo de China tuvo éxito, en parte, gracias a cientos de miles de voluntarios.
Muchas personas inactivas por la cuarentena se ofrecieron para actuar como inspectores de fiebres, rastreadores de contactos, albañiles de hospitales, repartidores de alimentos, incluso niñeras para los hijos de médicos de urgencias, o como trabajadores de crematorios.
Con capacitación, los voluntarios pudieron realizar algunas tareas médicas básicas, pero cruciales.
Priorizar los tratamientos
Los médicos en China, Italia y Francia han usado prácticamente todo lo que tenían en las farmacias de los hospitales en la lucha, y han surgido al menos dos posibilidades que podrían salvar a los pacientes: los medicamentos anti malaria cloroquina e hidroxicloroquina, y el antiviral remdesivir, que no tiene licencia de uso.
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No hay prueba aún de que alguno de éstos sea eficaz contra el virus. China registró más de 200 ensayos clínicos. Italia y Francia tienen ensayos en curso, y hospitales en Nueva York actualmente están en proceso de redactar protocolos de ensayos.
Si algún medicamento funciona en casos críticos, podría ser posible usar pequeñas dosis como profiláctico para prevenir la infección.
Una alternativa es extraer anticuerpos protectores de la sangre de personas que han sobrevivido a la enfermedad, explicó Peter J. Hotez, director de la Escuela Nacional de Medicina Tropical del Baylor College of Medicine, en Houston.
Encontrar una vacuna
La máxima esperanza es tener una vacuna que proteja a todo mundo, y muchas compañías y gobiernos ya han acelerado el diseño de vacunas candidatas.
El proceso llevará al menos un año. El obstáculo, explicaron expertos en vacunas, es que el sistema inmunológico humano tarda semanas en producir anticuerpos, y algunos efectos secundarios peligrosos pueden tardar semanas en aparecer.
Tras extensas pruebas en animales, las vacunas se aplican por lo regular a unos 50 voluntarios humanos sanos para ver si causan efectos secundarios inesperados y para medir qué dosis produce suficientes anticuerpos que sean considerados protectores.
Si eso sale bien, el ensayo recluta a cientos o miles de voluntarios en un área donde el virus esté circulando. La mitad recibe la vacuna, el resto no, y los investigadores esperan. Si la mitad vacunada no contrae la enfermedad, finalmente se da luz verde para la producción.
Llegar a otras naciones
Las naciones ricas deben recordar que los países más pobres pasarán momentos mucho más difíciles y necesitarán ayuda.
Además, las naciones asiáticas que han refrenado al virus podrían ofrecer expertise y el equipo que tanto se necesita.
Las naciones ricas ignoraron las advertencias diarias de Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, de que se necesitaban con urgencia esfuerzos mucho más agresivos de aislamiento y rastreo de contactos para detener el virus.
Al declarar al coronavirus una pandemia, Tedros pidió a los países aprender de los éxitos de los demás, actuar con unidad y ayudar a protegerse unos a otros contra una amenaza para la gente de todas las nacionalidades.
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