Panamá
Biblion
- Alonso Correa
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Las ideas que sobrevuelan en tu cabeza, esas que se manifiestan en tus acciones, las que forjan tus actos y tus decisiones.
Las ideas que sobrevuelan en tu cabeza, esas que se manifiestan en tus acciones, las que forjan tus actos y tus decisiones, no siempre nacen de los chispazos de tus neuronas. La gran mayoría fueron sembradas ahí por las visiones de tus antepasados. Regalos del ayer convertido en los cimientos del ahora. Porque estamos construidos por las ideas que nos precedieron, somos Golems creados con el barro de un vetusto camino.
Somos incapaces de movernos, hablar o pensar sin la contribución, sin la orden de las ramas de nuestra genética. ¿Qué es un problema? Una solución escondida. La respuesta, para varias de las situaciones que sufrimos en la vida, se halla en las negras líneas de una hoja. La humanidad, extensa, inabarcable e inmensa, lleva tiempo proponiendo respuestas a los más improbables enigmas. Nuestro miedo al borrador de un recuerdo que se desvanece hace que sobrevivamos por las ideas que cimentamos en el futuro.
Pero si no trabajamos para ello, ¿quién velará por la esencia que intentamos dejar? Estamos al borde de un genocidio de miles de millones de memorias. Estamos en la orilla de un mar de lágrimas olvidadas.
Pero en la deriva en la que nos encontramos, rodeados por señales, emisiones y transmisiones marchamos hacia la más completa irrelevancia. Envueltos en las sábanas del conocimiento, pero encadenados por el lastre de la idiotez. Nos rasgamos las vestiduras, alzamos la voz a los cuatro vientos cuando la censura se cierne sobre nuestras cabezas. Somos los adalides de la libertad cuando algo a lo que le tenemos aprecio sobre bajo el opresivo yugo del vulgo, pero callamos como putas cuando son otros los que sufren la traición del olvido. La incultura se ha vuelto la norma, los zoquetes han conquistado nuestras fronteras.
Nos quedamos en una esquina, cruzados de brazos y reprimiendo nuestras ganas para no ofender, para no llamar la atención de las incultas masas, para no ser marcados por su nociva seña. Porque ellos no lo llegan a entender y nosotros no queremos comprenderlo. Cada libro que se pierde, cada hoja que se quema, cada historia que se destruye es un universo entero que colapsa.
El conocimiento sí abarca, es un ente vivo que necesita de mantenimiento, de cuidado, de atención constante.
Los conocimientos que te completan son los ladrillos de tu propia esencia, ¿entonces de qué están construidos aquellos con pobres en sabiduría? Esos que ladran y escupen contra las frases que no llegan a comprender, esos que purifican los espacios con su odio, aquellos terroristas intelectuales, aquellos criminales de la sabiduría.
Porque estamos creados a partir de ideas ajenas; estamos, como dijo Rousseau, enderezados por la educación. Somos una mundana mezcolanza de pensamientos, sesgos y aprendizajes que nos heredó el tiempo.
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