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Buzón
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Lic.Octavio AmatDirector de El Panamá América, E.S.DMuy estimado Octavio: Te agradezco la manera como El Panamá América cubrió y publicó la noticia de la conferencia de prensa, en la cual el Presidente del Partido Popular, Rubén Arosemena Valdés, denunció las amenazas de la Presidenta en mi contra por cumplir como miembro de dicho partido con la labor fiscalizadora que es propia de un partido de oposición con respecto al manejo del Canal y de las finanzas públicas.En el relato de la misma, se introdujo un error, sin duda, de buena fe.El texto dice: “En este sentido, Arias Calderón señaló que las pruebas de que se les están interviniendo sus llamadas telefónicas, están claras, ya que nadie sabía (solamente él) que había hecho llamadas al extranjero para hacer consultas en torno a los mecanismos contables que el Gobierno aplicó para ocultar el déficit en las finanzas públicas.”En realidad yo no me referí a que “nadie sabía que yo había hecho llamadas al extranjero para hacer consultas...”.Dije que la publicación de La Estrella de Panamá, que es un diario totalmente subordinado políticamente a la Presidenta, me acusaba de encabezar una conspiración contra la economía y el Estado panameños, y que mencionaba como participantes en la misma a cuatro distinguidos profesionales, a mi hijo menor y a los corresponsales del Wall Street Journal y de The Economist, más nadie por nombre.Y que resultaba que con todas esas personas yo sólo había hablado en esos días por teléfono, no me había entrevistado con ellas ni en su oficina ni en ningún otro lugar público.Y los dos corresponsales me llamaron a mí, no yo a ellos, como tengo entendido también llamaron a personeros del Gobierno y de la ACP.Por lo tanto, la única persona que podía saber que yo había hablado con todas estas personas por diferentes motivos era yo mismo, a menos que los servicios de inteligencia de la Presidencia me estuvieran escuchando.La Estrella ni tan siquiera tuvo la malicia inteligente de introducir un par de nombres de otras personas para despistar.Lo que prueba que recibe la información directamente de los servicios de inteligencia, no se preocupa por saber si está tergiversada o no (como de hecho lo estaba).Y prueba también que nos les importa que se sepan sus andanzas delictivas.En otras palabras, bajo responsabilidad de la Presidencia funciona un sistema de espionaje telefónico que se proyecta hacia un diario que en convivencia con dichos servicios elabora y propaga calumnias.Añado que tengo razones para pensar que uno de los cerebros de semejante obra de cinismo es una figura muy turbia que se dice presta sus servicios de “asesor” al mejor postor, habiéndole servido a Noriega primero, probablemente a los norteamericanos después y ahora aparentemente a la Presidenta.Es importante que los panameños nos demos cuenta de este resurgir de neo-norieguismo en plena democracia.Atentamente, Ricardo Arias Calderón, Ex Vicepresidente de Panamá(luis.wong@eudoramail.com)