Panamá
Caso Beatriz versus El Salvador
- Silvio Guerra Morales
- /
- [email protected]
- /
La dignidad del ser humano es apenas un canto de sirena. Valen ellos, los demás no contamos. Valen sus recursos y sus ansias nunca satisfechas de acumular poder
Todos los socios del Nuevo Orden Mundial (NOM), desde las personas naturales como las personas jurídicas (corporaciones, empresas, bancos, franquicias, etc.) tienen, desde hace varios años ya, programado tomarse el mundo, dominar y subyugar a las naciones, a los pueblos. La dignidad del ser humano es apenas un canto de sirena. Valen ellos, los demás no contamos. Valen sus recursos y sus ansias nunca satisfechas de acumular poder y dominación.
En ese programa diabólico, criminal, nefasto, aborrecible desde todo punto de vista (moral, filosófico, humano, en fin), también aparece como punto importante en el orden del día, tomarse los agentes que como tribunales internacionales tienen que ver con la justicia internacional, sobre todo la penal, y la cuestión relativa a los derechos humanos.
Esto de los derechos humanos es cuestión muy importante, ya que la nota o la distinción de lo que debe entenderse por derecho humano, la voz cantante, la ponen estos organismos internacionales que han sido cooptados por poderes económicos que se presentan como filántropos o donadores económicos haciendo aportes millonarios, pero nada es gratis, luego exigen pronunciamientos y decisiones que deben sr mecanismos para ellos instaurar sus objetivos y establecer sus programas. De este modo imponen a las demás naciones una cumbia que deben bailar todos al unísono.
Así lo hicieron con la denominada Opinión Consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el denominado matrimonio entre personas del mismo sexo queriendo imponer esa opinión a todos los países de América Latina como cosa a la cual deben someterse y sujetarse. Buenos mal que la Corte Suprema e Panamá les dio su "pa tras" o su "tatequieto", diciéndoles que por matrimonio solo debe entenderse, conforme a la Constitución Nacional, la unión legal entre un hombre y una mujer y que no caben otras distinciones.
De modo que quien pone la plata se cree con derecho a poner la nota, a tocar la música, a dirigir la orquesta. Y es eso lo que está pasando con estos organismos internaciones (ONU, OEA, OTAN; FORO DE DAVOS, FMI, etc.). Se han tomado a las naciones, sobre todo las que han renunciado a sus soberanías, al derecho de libre autodeterminación de los pueblos, que han tirado cuesta abajo el principio de la no intervención de otra nación en los asuntos privativos de otra, en fin.
Por ello, frente a la audiencia que se celebra en San José de Costa Rica, en el sonado caso Beatriz –vs- República de El Salvador, en donde está en juego el derecho a la vida, básicamente, esta Corte Interamericana de Derechos Humanos pasará por una prueba de fuego ardiente, en donde en su sentencia tendrá que aquilatar que: 1. Ningún organismo ni poder económico mundial ni regional la domina o la subyuga. 2. Que sus decisiones manifiestas en sus sentencias son objetivas, independientes e imparciales. 3. Que no siguen ni obedecen a una agenda 20/30. 4. Que no se entremeten en la legislación ni el constitucionalismo de los países ya que ello conllevaría a invadir el derecho público e interno de cada nación. 5. Que respetan el debido proceso y que no incurren en fallos o decisiones plagadas de subjetividades o al margen de la objetividad de los hechos y del derecho. 6. Que no siguen ordenes de poderosos individuos que pretenden gobernar el mundo y sembrar la irracionalidad y el caos. 7. Que sus decisiones deben irradiar luz y no oscuridad.
En este caso, el de Beatriz versus El Salvador, los hechos acreditan que ni siquiera la demanda como tal, que pretende reformar la legislación admirable y plausible de no al aborto por ninguna causa (defensa plena de la vida en El Salvador), debió admitirse y que éstos ninguna relación tienen con la muerte de la señora Beatriz, quien, como se sabe, perdió la vida en un accidente de transito.
Y he allí el meollo del asunto: No son pocos los movimientos y organizaciones, fundaciones, defensores de los “derechos humanos” (de quiénes?), etc., y que en realidad lo que son no es otra cosa que verdaderas maras de la mentira, huestes de ordalías y salvajismos que la cultura y la civilización actual creíamos superados y que, de ninguna manera, debemos ni aplaudir ni permitir que se repitan, tal como aconteciera en los fatídicos episodios de la historia del obscurantismo medieval que dio muestra de toda irracionalidad, de las penas mas aberrantes y reprochables, de los juicios más ilógicos y de las penas y sentencias más incoherentes y absurdas. ¡Dios bendiga a la Patria!.
¡Mira lo que tiene nuestro canal de YouTube!
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.