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¿Chavismo vs. Uribismo, secuela del Santanderismo vs. Bolivarianismo?
Juventino Caballero Aparicio - Publicado:
Han transcurrido 190 años desde la proclamación de los Congresos de Cúcuta y el Congreso de Angostura, proyectos que dieron origen a uno de los sueños de integración más ambiciosos que hayan conocido las Américas, la creación de la Gran Colombia.La semilla de la discordia parecía que venía enquistada al momento de corte del cordón umbilical, al momento de nacer la nueva República, pues cuando se eligió a Simón Bolívar como primer presidente de este importante proyecto y a Francisco de Paula Santander como vicepresidente (tras el Congreso de Cúcuta de 1821), sin saberlo quizás uno del otro, ambos tenían posiciones diametralmente opuestas, diferencia que años más tarde dieron al traste con la consolidación del gran proyecto.Bolívar, a quien se le había otorgado el título de Libertador, propugnaba por un fuerte sistema con poder dado a la figura presidencial, la cual pedía fuese vitalicia, generando temores entre sus allegados pues veían a esta figura política algo muy similar a una monarquía, precisamente el sistema contra el que estaban luchando; y por otro lado, Santander, quien era partidario de una legislación robusta y un marco constitucional legislativo que guiara a la nueva República.Hoy día, la crisis política que atraviesan los dos países hermanos que ha dado inclusive con la ruptura de relaciones diplomáticas anunciada por el presidente Chávez, parecen retrotraer las viejas diferencias.Decía Bolívar que "la sabiduría nacional, la esperanza legítima de los pueblos y el último punto de reunión de los patriotas", palabras sabias si las aplicamos a la actual situación, donde parecen anteponerse intereses ideológicos por encima del interés de convivencia pacífica de ambos pueblos, históricamente identificados por raíces e intereses comunes, pero liderizados por corrientes políticas opuestas, y que hoy los pueden llevar a un enfrentamiento con dimensiones quizás inimaginables y desestabilizadoras en la región.Sería un daño moral irreparable a las históricas relaciones si, de comprobarse que Venezuela tolera la existencia de grupos de las FARC (considerados por muchos, dentro de los que me incluyo, como terroristas) en su territorio y con su consentimiento; de ser lo contrario, igual conmoción causaría si resultasen infundadas las denuncias hechas por Bogotá, sin medir las consecuencia y el alcance de la misma, en las históricas relaciones.Pareciera que de lado y lado no hubiésemos entendido la lección que la historia nos ha enseñado por 190 años, que los problemas viejos hoy deben ser examinados con ojos frescos, no es a través de la fuerza ni la agregación ni a través de grupos terroristas como se liberan los pueblos, menos en este siglo, como tampoco lo es haciendo denuncias tendenciosas infundadas.Como pueblos hermanos estamos obligados a aprender la lección que la historia nos ha querido enseñar de vivir en completa libertad, respetando los derechos de los demás y a uno intervenir en los asuntos internos de nuestros hermanos, base histórica de la convivencia pacífica de nuestros pueblos.