Mensaje
¿Cómo era Jesús?
Para él, el Padre era todo. Era su referencia continua. Nos hizo ver que el Padre es todopoderoso, infinitamente misericordioso, santo, sabio, y que está presente en todos y en todo.
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Para él, el Padre era todo. Era su referencia continua. Nos hizo ver que el Padre es todopoderoso, infinitamente misericordioso, santo, sabio, y que está presente en todos y en todo.
Cristo ofrecía un Reino en libertad, sin obligar, invitando a la salvación. Y él mismo era libre en todo, sin dejarse atar a nada ni a nadie. Foto: EFE.
Jesús tenía una personalidad muy atractiva, tanto por su porte, ademanes, como por la manera de decir las cosas. Y más importante aún: por el contenido de lo que decía. Porque lo que él expresaba tenía fundamento eterno.
La gente se daba cuenta porque no hablaba de "memoria", simplemente citando textos y haciendo alarde de sabio. Tampoco hablaba para condenar, separar, echar al infierno a la gente.
Él mismo no se separaba de la gente como el "puro", no se hacía "el santo", ni buscaba crear un grupo de intocables, elegidos, una nueva casta religiosa. Con su predicación no buscaba enriquecerse, ni tener el favor de los poderosos, ni "vender su evangelización" al mejor postor.
Cristo vino a salvar a los que estaban hundidos y desesperados. Era el médico que venía a buscar a los enfermos. Vino a aliviar el sufrimiento de los enfermos y liberar a los endemoniados. Por lo tanto, Cristo era y es el eternamente compasivo.
Le dolía el dolor de todos. Este rasgo en Cristo es fundamental. Su compasión se ve en todos sus actos. Él revelaba al Padre a la gente. Los secretos del Reino los iba manifestando de la manera más sencilla.
Para él, el Padre era todo. Era su referencia continua. Nos hizo ver que el Padre es todopoderoso, infinitamente misericordioso, santo, sabio, y que está presente en todos y en todo. Que nos tiene preparado en el cielo una morada celestial para cada uno de nosotros.
Que no es un Dios vengativo, sino que en Cristo se descubre que Dios está y en todo y en todos. Cristo era compasivo, humilde, capaz de pasarse horas hablando en parábolas, para explicar las cosas del Reino.
Igualmente era hombre de oración, internándose en la montaña, o apartándose en el lago encima de una barca, para orar. Era enérgico cuando había que denunciar el pecado de la casta religiosa, pero para que se convirtieran.
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Siempre andaba de camino, sin casa fija, llevando el Reino a todos. Cristo ofrecía un Reino en libertad, sin obligar, invitando a la salvación. Y él mismo era libre en todo, sin dejarse atar a nada ni a nadie.
Monseñor.
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