Del imperioso "Cantar la Palinodia"

En su entrega del lunes 14 de diciembre de 1992, dimos a la publicidad en este mismo diario (p.

4A) un artículo rotulado "Del nuevo quinquenal en educación", cuyo "introito" se contraía al siguente enunciado categórico: Ya hemos escuchado durante mucho tiempo las musas foráneas de Paideia.

Ha llegado la hora de desbrozar nuestros propios surcos, por nuestros propios medios y según nuestras propias convicciones.

Pero, eso sí, abiertos a todas las corrientes actuales del saber científico, tecnológico y humanístico con autonomía e independencia.

Y clausurábamos aquel escrito con estas palabras (nos referíamos a la necesidad de actualizar nuestro sistema educativo, sus planes y programas, obviamente): La razón es simple y cristalina.

Acostumbrados como estamos a vivir como numantinos, desde otros, y no desde nosotros mismos, ha llegado el momento de superar esos errores de óptica que conviene corregir de una vez y cuya solución compete a las autoridades encargadas de velar por elevar los niveles de nuestra educación sobre el zócalo de nuestras propias realidades, potencialidades y circunstancias.

(Hasta aquí del extracto del artículo aludido).

Y, sin embargo, por esos avatares de la vida, recientemente, nos vimos moralmente comprometidos a concurrir a la ceremonia -memorable y encantadora, además- de conmemoración del 24 aniversario de nuestra promoción en la Universidad de Córdoba (Argentina), a la que asistimos 13 de los 18 que la conformamos (el resto envió sus excusas por encontrarse en el exterior cumpliendo deberes laborales); acompañados por 3 de nuestros profesores y dos de las secretarias más queridas del grupo.

Jornada esta verdaderamente encantadora y desbordante de anécdotas "chispeantes" y palpitante solidaridad.

Y ha sido, precisamente, producto de esa jornada lo que nos ha impuesto el deber -el deber ser- de "Cantar la palinodia", como suele decirse, como se verá seguidamente.

Gracias a la obsequiosidad acostumbrada de un compañero de promoción, Dr.

Antonio Tuccirelli, hoy día catedrático en nuestra Alma Mater y alto dignatario en el actual gobierno de Mennen, nos enteramos de la puesta en marcha hace apenas un par de años del llamado Programa "El diario como apoyo educativo"; iniciativa que el diario La Prensa ha lanzado recientemente entre nosotros, y que allá, en la patria de Sarmiento, ha llegado a constituirse en un novedoso paradigma pedagógico, un recio y edificante proyecto al porvenir.

Al parecer, todo comenzó a partir de la lectura de un artículo publicado en La Voz del Interior, con el título: "Plantar, conociendo el destino de la madera".

Una experiencia gestada en la escuelita "Reconquista de Villa del Rosario", donde, desde una actividad de clase, se avanzó hasta trazar un emprendimiento institucional para el establecimiento, con miras al futuro de los alumnos, en función de alternativas de salida laboral.

"Se pretende -observa el informe que relata aquel experimento pedagógico- que el alumno logre conocer la sociedad en la que se encuentra y pueda comprometerse activamente con ella, alcanzando un pensamiento creativo e independiente, una imagen positiva y valiosa de sí misma y de los demás, y un conocimiento y una justa apreciación de las cosas, los hechos y las posibilidades futuras que le brinda su medio".

"Amamos lo que conocemos" fue la fundamentación que abrió paso a la pregunta por el origen de la madera que se trabaja en Villa del Rosario, una ciudad con tradición maderera que cuenta con 10 fábricas de muebles y numerosos aserraderos instalados y otros por instalar, según el relevamiento que hicieron los propios alumnos.

La investigación comenzó por conocer el desenvolvimiento de la industria forestal; primero a nivel nacional y continental, y luego regional y local.

La tarea implicó además un vasto enfoque interdisciplinario, que abarcó un amplio espectro de materias y temas:-Ciencias Sociales: regiones forestales de Argentina y América; relación entre clima y especies; acción del hombre; industrialización; comercialización.

-Ciencias Naturales: biomas argentinos y americanos; conservación de recursos naturales y alternativas de solución; parques nacionales y áreas protegidas.

-Matemática: confección de gráficas aplicando porcentajes; utilización de unidades, de medidas específicas, relaciones de proporciones.

-Educación Tecnológica: trabajos con maderas; aplicaciones de tapices y repujados.

-Forestación: aplicación de conocimientos adquiridos a través de un curso especial sobre la materia.

-Computación: redacción de informes; presentación de probabilidades a través de esquemas; elaboración de gráficas.

-Lenguas: lectura e interpretación de textos; elaboración de entrevistas, cuestionarios, informes; programación sistemática del resultado de las investigaciones y entrevistas para difundir a través de la radio y la televisión local y zonal.

Allá, la aplicación de este paradigma alternativo ha resultado ser un éxito, y entusiasmado tanto a los docentes por su eficacia y eficiencia evidentes, como al estudiantado que hoy se siente protagonista de su aprendizaje.

¿Por qué no intentarlo entre nosotros? Pero, eso sí, con seriedad y ponderación académicas; sin improvisaciones irresponsables, ni comisionados incompetentes.

Nada más.

Nada menos.