Panamá
El buen político
- Guillermo Ford (Hijo)
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- opinion@epasa.com
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Lo anteriormente expuesto conlleva una responsabilidad superior, ya que el buen político siempre debe velar porque lo que pregone y realice sea consecuente en sus actuaciones cotidianas, ya que serán estas las recordadas por las comunidades, desde sus juntas comunales, regimientos, corregimientos, distritos provincias y el país en su total contexto.
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El título que nos ocupa este artículo acarrea una profunda reflexión sobre cuál es la labor y recorrido que persona alguna debe realizar si quiere hacer una carrera pública, donde sea recordada como alguien que estuvo siempre presente ante en el devenir de las comunidades a la cuales se debe.
Lo anteriormente expuesto conlleva una responsabilidad superior, ya que el buen político siempre debe velar porque lo que pregone y realice sea consecuente en sus actuaciones cotidianas, ya que serán estas las recordadas por las comunidades, desde sus juntas comunales, regimientos, corregimientos, distritos provincias y el país en su total contexto.
Como hacer que estas actuaciones estén preñadas de satisfacción ciudadana, es algo por lo que este buen político debe estar trabajando afanosamente, lo cual solo se logra escuchando a la gente sobre sus necesidades y transmitiendo esperanza sobre el futuro que podemos construir juntos.
Ser escuchado, recibir noticias y nuevas esperanzadoras es algo que todos siempre estamos buscando, más lo que el buen político añade es sinceridad y acción a sus palabras, no dejando meramente al ciudadano con esta marginación donde la esperanza abrigada se convierta en agonía desesperante, viendo que solo fueron palabras huecas sin valor alguno.
El buen político busca, escudriña las verdades ocultas ante aquellas voces que claman ante necesidades insatisfechas, lo cual solo se logra si su caminar ha sido realizado con sinceridad y desprendimiento, sin más metas que llevar a cabo una labor social sobre bases sólidas y alcanzables, sin mentiras ni ambages.
Llevar a cabo estas tareas conlleva un tesón y fe inquebrantable ante las adversidades que un buen político tendrá que sortear.
Pero no se puede pensar que solamente bastará la intención de hacer las cosas bien, también se requiere estar rodeados de mujeres y hombres que forman un haz de voluntades con este buen político para así llevar a buen puerto las iniciativas que nacen de las necesidades a ser resueltas.
No se amilana ante las adversidades y problemas, pero tampoco se engaña ante estos, ya que reconocer las debilidades propias hacen del buen político una persona mejor donde el análisis propio de un buen equipo conlleva a mejores decisiones, a un mejor desempeño que terminan por hacerlo mejor persona mejor ciudadano.
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Llevar a cabo consultas, más no en exceso, dará como resultado un buen político en acción, cimentado sobre las bases de programas que bien diseñados y estructurados terminarán en buenos resultados en lo que se persigue que no es más que el verdadero bien común.
Llevar a cabo una tarea unificada no solo cuando hay una adversidad que nos afecte a todos en común sino cuando existan las oportunidades que beneficien a la mayoría es lo que un buen político busca, abriga como meta, como derrotero a seguir.
Ambición de ver una sociedad más próspera, incluyente e inclusiva es lo que el buen político siempre persigue ya que la prosperidad en la mayoría es signo de madurez, de que se hacen las cosas bien, sin egoísmos desenfrenados.
Finalmente, este buen político también debe comprender que en esta ciencia social donde se agita, se deben buscar diálogos sinceros en busca de consensos cuyo único cuyo ganador y cuyo único propósito sea el bien superior.
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