"El Corruptómetro"
Publicado 2004/10/17 23:00:00
- Mario Alvarado
La corrupción es un fenómeno globalizado del cual no escapa Panamá. Tiene diferentes acepciones y generalmente se define como la práctica de utilizar fondos y bienes estatales para el aprovechamiento privado. El que roba al Estado le roba a la totalidad de la sociedad y el delito es magnificado por su dimensión. El discurso anticorrupción, recurrente en los períodos electorales, es una baza puesta en juego por los candidatos a cargos de elección popular. Genera réditos instantáneos en una sociedad hastiada del cíclico asalto a los fondos del Estado por parte de delincuentes ubicados en cargos públicos o en la periferia de los centros de poder.
¿Cómo se mide la corrupción en un gobierno? La pregunta permite abstraer el discurso electoral del plano filosófico y ubicarlo en el terreno de la medición cuantitativa. Las corruptelas no dejan facturas, el volumen y monto de sus transacciones no son fáciles de computar, arropadas por un manto legal y de impunidad. Constituyen una fracción de todos los bienes y servicios facturados en el país durante un período específico de tiempo.
En términos reales, la corrupción tolerada es un impuesto adicional que sufragan los contribuyentes. La corrupción no se mide. Lo que se mide es la percepción de la corrupción que es algo totalmente diferente. La percepción es un indicador subjetivo, es una aproximación a la realidad a través de distintas fuentes. Sin embargo, estas percepciones están validadas por rigurosos procedimientos matemáticos que incluyen el diseño de las encuestas de investigación, el tamaño de la muestra estadística y los segmentos de la población encuestada.
Transparencia Internacional periódicamente publica una lista de países clasificados en una escala descendente del 10 al 1, donde el país percibido como más transparente tiene puntuación de 10 y el percibido como más corrupto se acerca al 1. Esta escala es llamada el Indice de Percepción de la Corrupción (IPC). Esta clasificación es basada en un sistema de encuestas que incluye a funcionarios, usuarios de servicios públicos, personas naturales que son receptoras de servicios brindados por el Estado y empresas privadas.
Si la lista se divide en cuartiles (cuartas partes) el cuartil superior de buenas prácticas de gobierno, está formado por pequeños países similares a Panamá en extensión y población. Generalmente son de origen nórdico y con altos estándares de vida y de institucionalidad jurídica. Panamá está muy cerca del cuartil inferior, de alta percepción de corrupción, lo que lo pone en la vecindad de países africanos como Ghana y Zimbabwe. El 70 % de la lista incluye a países que son percibidos como corruptos, es decir que tienen un índice de 5 para abajo.
Otro indicador es el Indice de Fuentes de Soborno (IFS), que clasifica a los principales países exportadores en función del soborno pagado por sus corporaciones en el extranjero. El IFS está basado en la evaluación de más de 700 encuestados en 14 países claves de economías emergentes. Las encuestas cubren un amplio panorama de jefes corporativos, contadores públicos, cámaras de comercio, bancos comerciales y abogados en ejercicio.
En 1998, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo ( PNUD ) y la Fundación para el Desarrollo de la Libertad Ciudadana de Panamá iniciaron encuestas nacionales para medir la percepción de corrupción. A esta serie de encuestas periódicamente publicadas se les llamó "El Corruptómetro". Estas midieron la percepción de corrupción en la vida cotidiana y en relevantes figuras públicas y privadas Una tercera parte de los encuestados aprobó el pago y recibo de sobornos (coimas). Dos terceras partes aprobó el nepotismo y tráfico de influencias como medio lícito para acceder a un empleo. El 82% de los entrevistados dijo sólo interesarse por su bien personal y el 85% afirmó que de presentarse la ocasión de enriquecerse mediante la corrupción, lo harían. ¿Será posible hornear el pan de la anticorrupción con esta levadura? Por analogía la respuesta es afirmativa, ya que otros países del entorno lo han hecho. Chile, por ejemplo, presenta un IPC similar al de Estados Unidos.
Los encuestados panameños opinaron que el fortalecimiento de la Contraloría, la adopción de rígidos códigos éticos por parte de la empresa privada, condenas severas para los delincuentes de saco y corbata, y el periodismo de investigación, son los mecanismos para enfrentar esta epidemia.
Algunos países americanos han iniciado procesos para mejorar la transparencia en la compra de bienes y servicios. Argentina, Paraguay y Panamá han dado pasos iniciales en las audiencias ciudadanas durante los actos de licitación. Panamá ha incluido el Acta de No Soborno en algunas contrataciones públicas. México ha actualizado su "corruptómetro" en base al número de sobornos que conllevan las transacciones de gobierno y ha establecido una escala para cada estado del país. Los norteamericanos exigen a sus compañías trasnacionales la declaratoria firmada de no haber realizado prácticas corruptas de negocio en el extranjero (Foreign Corrupts Practice Act).
El lema "Cero Corrupción" direccionó la candidatura política del actual gobernante. Matemáticamente es imposible. Todos los fenómenos medidos por el hombre giran alrededor de un promedio y de una desviación sobre ese promedio. En el universo físico, el cero absoluto sólo existe en la escala de Kelvin, siendo este el punto donde la temperatura es tan fría que las moléculas de la materia se detienen por completo. Lo que no se detiene es la interacción de los procesos sociales .
Las prácticas corruptas de cualquier gobierno pueden ser auditadas por el conjunto de la sociedad a través de encuestas conocidas como "Corruptómetro". El IPC es una poderosa herramienta de medición de las políticas de buen gobierno. La ausencia o presencia de indicadores claves (key drivers) para medir la percepción de la corrupción dará la medida real del compromiso gubernamental para detener este flagelo. Peter Eigen, de Transparencia Internacional, pone el dedo en la llaga al afirmar que las corruptas élites políticas y los inversionistas inescrupulosos paralizan el crecimiento sostenible. Al final todo se reduce al libre albedrío y al dilema moral de Hamlet: ¿ser o no ser?
¿Cómo se mide la corrupción en un gobierno? La pregunta permite abstraer el discurso electoral del plano filosófico y ubicarlo en el terreno de la medición cuantitativa. Las corruptelas no dejan facturas, el volumen y monto de sus transacciones no son fáciles de computar, arropadas por un manto legal y de impunidad. Constituyen una fracción de todos los bienes y servicios facturados en el país durante un período específico de tiempo.
En términos reales, la corrupción tolerada es un impuesto adicional que sufragan los contribuyentes. La corrupción no se mide. Lo que se mide es la percepción de la corrupción que es algo totalmente diferente. La percepción es un indicador subjetivo, es una aproximación a la realidad a través de distintas fuentes. Sin embargo, estas percepciones están validadas por rigurosos procedimientos matemáticos que incluyen el diseño de las encuestas de investigación, el tamaño de la muestra estadística y los segmentos de la población encuestada.
Transparencia Internacional periódicamente publica una lista de países clasificados en una escala descendente del 10 al 1, donde el país percibido como más transparente tiene puntuación de 10 y el percibido como más corrupto se acerca al 1. Esta escala es llamada el Indice de Percepción de la Corrupción (IPC). Esta clasificación es basada en un sistema de encuestas que incluye a funcionarios, usuarios de servicios públicos, personas naturales que son receptoras de servicios brindados por el Estado y empresas privadas.
Si la lista se divide en cuartiles (cuartas partes) el cuartil superior de buenas prácticas de gobierno, está formado por pequeños países similares a Panamá en extensión y población. Generalmente son de origen nórdico y con altos estándares de vida y de institucionalidad jurídica. Panamá está muy cerca del cuartil inferior, de alta percepción de corrupción, lo que lo pone en la vecindad de países africanos como Ghana y Zimbabwe. El 70 % de la lista incluye a países que son percibidos como corruptos, es decir que tienen un índice de 5 para abajo.
Otro indicador es el Indice de Fuentes de Soborno (IFS), que clasifica a los principales países exportadores en función del soborno pagado por sus corporaciones en el extranjero. El IFS está basado en la evaluación de más de 700 encuestados en 14 países claves de economías emergentes. Las encuestas cubren un amplio panorama de jefes corporativos, contadores públicos, cámaras de comercio, bancos comerciales y abogados en ejercicio.
En 1998, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo ( PNUD ) y la Fundación para el Desarrollo de la Libertad Ciudadana de Panamá iniciaron encuestas nacionales para medir la percepción de corrupción. A esta serie de encuestas periódicamente publicadas se les llamó "El Corruptómetro". Estas midieron la percepción de corrupción en la vida cotidiana y en relevantes figuras públicas y privadas Una tercera parte de los encuestados aprobó el pago y recibo de sobornos (coimas). Dos terceras partes aprobó el nepotismo y tráfico de influencias como medio lícito para acceder a un empleo. El 82% de los entrevistados dijo sólo interesarse por su bien personal y el 85% afirmó que de presentarse la ocasión de enriquecerse mediante la corrupción, lo harían. ¿Será posible hornear el pan de la anticorrupción con esta levadura? Por analogía la respuesta es afirmativa, ya que otros países del entorno lo han hecho. Chile, por ejemplo, presenta un IPC similar al de Estados Unidos.
Los encuestados panameños opinaron que el fortalecimiento de la Contraloría, la adopción de rígidos códigos éticos por parte de la empresa privada, condenas severas para los delincuentes de saco y corbata, y el periodismo de investigación, son los mecanismos para enfrentar esta epidemia.
Algunos países americanos han iniciado procesos para mejorar la transparencia en la compra de bienes y servicios. Argentina, Paraguay y Panamá han dado pasos iniciales en las audiencias ciudadanas durante los actos de licitación. Panamá ha incluido el Acta de No Soborno en algunas contrataciones públicas. México ha actualizado su "corruptómetro" en base al número de sobornos que conllevan las transacciones de gobierno y ha establecido una escala para cada estado del país. Los norteamericanos exigen a sus compañías trasnacionales la declaratoria firmada de no haber realizado prácticas corruptas de negocio en el extranjero (Foreign Corrupts Practice Act).
El lema "Cero Corrupción" direccionó la candidatura política del actual gobernante. Matemáticamente es imposible. Todos los fenómenos medidos por el hombre giran alrededor de un promedio y de una desviación sobre ese promedio. En el universo físico, el cero absoluto sólo existe en la escala de Kelvin, siendo este el punto donde la temperatura es tan fría que las moléculas de la materia se detienen por completo. Lo que no se detiene es la interacción de los procesos sociales .
Las prácticas corruptas de cualquier gobierno pueden ser auditadas por el conjunto de la sociedad a través de encuestas conocidas como "Corruptómetro". El IPC es una poderosa herramienta de medición de las políticas de buen gobierno. La ausencia o presencia de indicadores claves (key drivers) para medir la percepción de la corrupción dará la medida real del compromiso gubernamental para detener este flagelo. Peter Eigen, de Transparencia Internacional, pone el dedo en la llaga al afirmar que las corruptas élites políticas y los inversionistas inescrupulosos paralizan el crecimiento sostenible. Al final todo se reduce al libre albedrío y al dilema moral de Hamlet: ¿ser o no ser?
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