El escape de Hitler
Ricardo Cochran Martínez /Docente en Filosofía e Historia
A inicios de 1945, el general Gueorgui Zhukov dirigió la ofensiva de las tropas soviéticas contra la Alemania nazi y para finales del mes de enero estaban a 60 kilómetros de la capital alemana. Desde finales de febrero, Hitler debió suponer que los aliados y la URSS alcanzarían Berlín.
Tuvo todo el mes de marzo para mover el oro, los diamantes y la exquisita joyería robados a los judíos y a otros y trasladarlos a España o a los bancos en Italia. Recordemos que Hitler jamás atentó contra Roma.
Ahora, ¿dónde nace la idea que Hitler murió el 30 de abril de 1945?
En 1947, el periodista húngaro Ladislao Szabo publicó el libro “Hitler está vivo” para rebatir la posición oficial, en la que el historiador inglés Hugh Trevor Roper, a través del libro “Los últimos días de Hitler”, ofrece la versión del suicidio.
La versión de Hugh Trevor, al parecer, fue una historia acomodada para ocultar al mundo que el más genocida, despiadado e infame dictador no fue muerto por las armas de ningún bando, no fue encontrado ni juzgado porque las SS alemanas fueron más eficientes para ocultar a su líder.
Cuando examinas toda la trayectoria de Hitler como un soldado en la Primera Guerra Mundial, te percatas de que no es un hombre que va a rendirse fácilmente o que le iba a dar la “satisfacción” al enemigo de que “aquí está mi cuerpo, ya morí, no me molesten más”.
En primera instancia, los restos de Hitler jamás fueron encontrados y fueron el mismo Josef Stalin y el general Zhukov quienes afirmaron que Hitler se había escapado ayudado por Inglaterra y Estados Unidos; la razón: intercambio de técnicos y científicos alemanes de alto perfil como el mismo Von Braun, quien diseñó, décadas después, los cohetes Saturno que llevarían a la Nasa a la Luna.
En esas mismas fechas, a mediados del año 1945, se entrevistó a los sobrevivientes del búnker de la Cancillería alemana, uno de los cocineros dijo categóricamente que habían asesinado de un disparo a la cabeza a otro cocinero que se parecía muchísimo a Hitler; en su opinión, el líder escapó muchos días antes.
Hasta el 8 de mayo, los soviéticos encontrarían un cadáver, convenientemente colocado, para hacer creer que Hitler se volvió loco y preso de la angustia se pegó un tiro. Y su cuerpo, el del hombre que escribió el “Mein Kampf”, seguía tirado afuera del búnker esperando a que los soviéticos lo encontraran, ahora ven… es un cuento formidable.
El mayor D. Pletonov entró a la Cancillería, y declaró que ese cadáver no era el del Führer y suponía era un doble, esto va de acuerdo con lo que el cocinero del búnker mencionó; todo fue una estrategia para dejar migas de una muerte inexistente.
En 1990 sus supuestos restos, el de Eva y la familia Goebbles fueron exhumados, se permitió que un grupo de especialistas de History Channel hiciese un examen a un fragmento del cráneo de Hitler que, según los soviéticos, era lo único que poseían.
El examen concluyó que el cráneo era de una mujer entre los 20 y 30 años. Hitler se les escapó y se dieron cuenta 45 años después.
Años antes, la inteligencia estadounidense afirmó que Hitler había escapado y continuaba con vida en alguna parte.
Jamás se tuvo una prueba real de la muerte del Führer.
En la historia de Hugh Trevor se afirma que Hitler le ofreció un avión a Goebbels, el cual rechazó. ¿Cómo Hitler ofrece aviones y él no toma uno? Él le ofreció el avión en que se escapaba.
La famosa aviadora alemana de los años 40 Hanna Reischt escribió un libro titulado “Volar es mi vida” y dice: “¿…no he sido yo quien ha sacado a Hitler desde Berlín?”.
Considero como un estudioso más de la historia que Hitler no murió en ese búnker y que se les escapó porque su sueño de un Reich de mil años no lo iba a destruir haber perdido esa guerra.
Huyó a Estados Unidos o Argentina o al sur de Brasil, y también es posible que pudiera huir a la España del general Francisco Franco, esta última parada la creo más posible. Eran tres fascistas, solo Franco quedó hasta los 70.
O que la Iglesia misma lo haya ayudado en su periplo a huir, porque es conocido que ofreció conventos y monasterios a lo largo de Europa para esconder a nazis, el motivo pudiera ser que habían combatido al comunismo soviético y perseguido a los judíos.
El contexto de la época situaba a Hitler y lo que representaba, en significado e intereses distintos, para unos, como para mí, un criminal; para otros, un líder que reinaría en la Tierra por mil años.