Enfermera... ángel blanco
Publicado 2000/05/11 23:00:00
- Mireya Jaramillo de Pérez
La guerra de Crimea fue un conflicto bélico entre Rusia y Turquía (1853-1856) por la dominación de los Balcanes. Inglaterra y Francia apoyaron a Turquía. En la brigada de voluntarias, había una mujer inglesa, diminuta, de corazón valiente, hija de un Conde de la nobleza, que entre los estallidos de la pólvora, los lamentos, los desgarros y la sangre, acompañada de una lámpara candil, se inclinó humildemente sobre el polvo y limpió las heridas de los combatientes turcos. Los soldados la llamaron "ángel" en los campos de batalla. Esa mujer fue Florencia Nightingale, la dama de la lámpara, la que fundó la profesión de Enfermería y nació un 12 de mayo.
Posteriormente, las personas que cuidaban a los enfermos eran religiosas y mujeres voluntarias. Se acostumbraba colocar en la cabecera de las camas de los niños y los enfermos al Angel de la Guarda, San Rafael. Cuando el enfermo en su lecho, abría los ojos, dirigía la mirada hacia la imagen y le dedicaba entre murmullos una oración. Un día, cuenta la historia, un anciano despertó en la madrugada y al no ver la imagen, que se había deslizado por la pared exclamó: ¿por qué me has abandonado ángel guardián? Y una voz le dijo, mientras secaba el sudor de su frente, no estás solo, yo estoy aquí... el anciano movió la cabeza buscando la procedencia de la voz y dijo ¡Oh..! "los ángeles también caminan y están de pie a la cabecera del enfermo".
La historia de la profesión de Enfermería, está ligada al misticismo de la religión, porque las primeras escuelas para enfermeras, fueron regentadas por monjas católicas, apostólicas romanas, y como el trabajo de enfermería es esencialmente humano y cumple con una de las obras de misericordia "Curar a los Enfermos" la enfermera es educada al servicio del Señor.
En el trabajo de Enfermería, hay a veces impactos que conmueven a los sentidos de la vista, el olfato, y la audición; por los mutilados, los olores penetrantes y los gritos de dolor. Sin embargo, en contraposición hay otras experiencias hermosas, que hacen que crezca el amor al trabajo que se hace, como lo es, cuidar al infante desde su concepción hasta el momento de nacer y escuchar con alegría, su llanto de vida. Cuidar a los operados que están bajo anestesia, que al despertar, lo primero que hacen es darle gracias a Dios por estar vivos. Estar presente en los últimos momentos del enfermo, que ha sido llamado al Reino de Dios. Consolar a una madre, que ha parido a un infante especial. Hablarle a diario a un paciente en estado de coma y un día éste te dice, que recobró la conciencia, porque deja salir las lágrimas de sus ojos, al escuchar tu voz. Cuando ves aquel muchacho, que meses antes llegara borracho y casi muerto, como sonriente y arrepentido, se va de vuelta a su casa. La enfermera trabaja mucho, pero es recompensada espiritualmente. La vocación de servicio es muy importante para lograr seguir allí.
La enfermería es una profesión especial, porque también lo es el ser humano cuando es privado de la salud, en donde al romperse el equilibrio físico, mental y social, la incertidumbre, los problemas económicos y familiares que se desprenden, hacen al individuo vulnerable a los cambios de conductas. Algunos se deprimen, otros se vuelven hostiles, exigentes, rechazan los tratamientos, y es aquí, donde la enfermera debe tener mucha paciencia y comprensión, para sobrellevar las manifestaciones individuales, que cada uno presenta, porque existen enfermos, más no enfermedades. Muchos pacientes que padecen la misma enfermedad, tienen comportamientos diferentes, en los que influye bastante el nivel cultural y social a que pertenecen. La enfermera debe tener mucha fortaleza, para aceptar al paciente como es.
En las noches cuando camina entre las camas, calzada con sus zapatos de goma silenciosos, vigilando el sueño de sus enfermos, lo hace en nombre del Señor y muchas veces, se acompaña con la letra del himno de la enfermera que dice: "Oh Señor te pedimos fortaleza, del cuerpo y del Espíritu, para cumplir nuestra misión, nuestra misión cristiana, nuestra misión de amor y sacrificio" "Nuestras manos unges con tu gracia, al llevar al enfermo su alimento, al colocar la venda en las heridas y al entornar, los ojos a los muertos" "Danos materno amor para los niños, abnegación filial para el anciano y para el hombre y la mujer doliente, específico y solícito cuidado"
Pertenecer a la legión de Enfermería, le da a ellas el verdadero "privilegio" de darle siempre la mano al hermano, en los momentos más difíciles, sin escatimar esfuerzos ni mirar su raza, su religión, su condición social, su edad, ni su preferencia política. Si todo lo descrito en este artículo se cataloga como "una profesión privilegiada", entonces, muchos han dicho la verdad.
Posteriormente, las personas que cuidaban a los enfermos eran religiosas y mujeres voluntarias. Se acostumbraba colocar en la cabecera de las camas de los niños y los enfermos al Angel de la Guarda, San Rafael. Cuando el enfermo en su lecho, abría los ojos, dirigía la mirada hacia la imagen y le dedicaba entre murmullos una oración. Un día, cuenta la historia, un anciano despertó en la madrugada y al no ver la imagen, que se había deslizado por la pared exclamó: ¿por qué me has abandonado ángel guardián? Y una voz le dijo, mientras secaba el sudor de su frente, no estás solo, yo estoy aquí... el anciano movió la cabeza buscando la procedencia de la voz y dijo ¡Oh..! "los ángeles también caminan y están de pie a la cabecera del enfermo".
La historia de la profesión de Enfermería, está ligada al misticismo de la religión, porque las primeras escuelas para enfermeras, fueron regentadas por monjas católicas, apostólicas romanas, y como el trabajo de enfermería es esencialmente humano y cumple con una de las obras de misericordia "Curar a los Enfermos" la enfermera es educada al servicio del Señor.
En el trabajo de Enfermería, hay a veces impactos que conmueven a los sentidos de la vista, el olfato, y la audición; por los mutilados, los olores penetrantes y los gritos de dolor. Sin embargo, en contraposición hay otras experiencias hermosas, que hacen que crezca el amor al trabajo que se hace, como lo es, cuidar al infante desde su concepción hasta el momento de nacer y escuchar con alegría, su llanto de vida. Cuidar a los operados que están bajo anestesia, que al despertar, lo primero que hacen es darle gracias a Dios por estar vivos. Estar presente en los últimos momentos del enfermo, que ha sido llamado al Reino de Dios. Consolar a una madre, que ha parido a un infante especial. Hablarle a diario a un paciente en estado de coma y un día éste te dice, que recobró la conciencia, porque deja salir las lágrimas de sus ojos, al escuchar tu voz. Cuando ves aquel muchacho, que meses antes llegara borracho y casi muerto, como sonriente y arrepentido, se va de vuelta a su casa. La enfermera trabaja mucho, pero es recompensada espiritualmente. La vocación de servicio es muy importante para lograr seguir allí.
La enfermería es una profesión especial, porque también lo es el ser humano cuando es privado de la salud, en donde al romperse el equilibrio físico, mental y social, la incertidumbre, los problemas económicos y familiares que se desprenden, hacen al individuo vulnerable a los cambios de conductas. Algunos se deprimen, otros se vuelven hostiles, exigentes, rechazan los tratamientos, y es aquí, donde la enfermera debe tener mucha paciencia y comprensión, para sobrellevar las manifestaciones individuales, que cada uno presenta, porque existen enfermos, más no enfermedades. Muchos pacientes que padecen la misma enfermedad, tienen comportamientos diferentes, en los que influye bastante el nivel cultural y social a que pertenecen. La enfermera debe tener mucha fortaleza, para aceptar al paciente como es.
En las noches cuando camina entre las camas, calzada con sus zapatos de goma silenciosos, vigilando el sueño de sus enfermos, lo hace en nombre del Señor y muchas veces, se acompaña con la letra del himno de la enfermera que dice: "Oh Señor te pedimos fortaleza, del cuerpo y del Espíritu, para cumplir nuestra misión, nuestra misión cristiana, nuestra misión de amor y sacrificio" "Nuestras manos unges con tu gracia, al llevar al enfermo su alimento, al colocar la venda en las heridas y al entornar, los ojos a los muertos" "Danos materno amor para los niños, abnegación filial para el anciano y para el hombre y la mujer doliente, específico y solícito cuidado"
Pertenecer a la legión de Enfermería, le da a ellas el verdadero "privilegio" de darle siempre la mano al hermano, en los momentos más difíciles, sin escatimar esfuerzos ni mirar su raza, su religión, su condición social, su edad, ni su preferencia política. Si todo lo descrito en este artículo se cataloga como "una profesión privilegiada", entonces, muchos han dicho la verdad.
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