Es cuestión de los valientes

Silvio Guerra Morales

Nos quieren quitar la carne de las reses y de los pollos. Nos quieren quietar las carnes rojas, los pescados. Nos quieren quitar hasta el oxígeno que respiramos, bueno el poco que nos queda en medio de tanta contaminación: Cerro Patacón y sus quemas constantes, tan así que, entre otras cosas, nos tienen respirando un oxigeno tóxico, que enferma y nadie del Gobierno dice ni hace nada.

Ahora nos quieren decir que todas las carnes animales se pueden fabricar en laboratorios y que aquello que aparenta ser un pescado o un pedazo de carne no es más que elaboración en tubos de ensayos de grandes corporaciones que pertenecen a los que con su poderío económico ahora quieren dictar las pautas del cómo deben vivir los seres humanos, qué deben comer, qué deben vestir, cómo deben dormir y cómo deben trabajar, con la agravante mayor de que nos corrompen, a diario, a nuestros niños y muchachos y los que pasan de los sesenta años de edad ya son reliquias innecesarias en este planeta, que hay que desaparecerlos a todos.

Los medios de comunicación, sobre todo los televisados y las radios, se han convertido en herramientas nefastas de manipulación de la comunicación y de la información, entregadas a esos poderes, a quienes se creen los amos y dueños del planeta quienes se han hecho de una perversa agenda, la 20/30, agenda plagada de ilusiones vanas, por demás que hipócrita y mentirosa. El slogan de esa agenda de que "No tendrás nada pero será feliz", es la mentira más grande que los gobiernos se están tragando.

Ahora se quieren hacer de un tratado (OMS) que, con el falso argumento de proteger la salud de la población mundial, lo que buscar es amarrar, blindar el sometimiento de la población a las pautas que dicten los poderosos de la tierra. Que sea la OMS quien decida las pandemias y quien gobierne a nivel mundial, por encima de todo vestigio de soberanía de las naciones, es lo más aberrante que pueda suceder. Los pueblos tiene que despertar, pus los gobiernos no lo van a hacer. Ellos, los gobernantes, se han entregado a Baal, al culto de la adoración al mal y se han arrodillado ante esos tenebrosos personajes que se creen dueños del planeta. El sentido de la democracia se ha perdido. Las decisiones que se toman o adoptan por los gobiernos, sin excluir al nuestro, son de espaldas a la población y en contra de los verdaderos derechos e intereses de la ciudadanía.

Aquí en Panamá, quede claro, ningún tratado puede ser ratificado por el Estado, sin antes pasar por la aprobación o desaprobación de la Asamblea como único modo de que pase a ser Ley de la República, pues así lo mandata la Constitución Nacional en su Artículo 159, Numeral 3. Ahora la OMS, en ese tratado que busca imponer a todas las naciones y gobiernos del mundo, exige como premisa o condición previa que renuncien al principio dela soberanía de los Estados. He allí el mejor ejemplo y muestra manifiesta de la pretensión real y verdadera: Creación o nacimiento del Gobierno Universal, el Anticristo. Bien lo dice la Palabra de Dios, la Biblia, ya el espíritu del anticristo está entre nosotros: Lo inmoral ha pasado a ser "moral"; lo ilógico ahora se tilda de "lógico", la demoníaco y satánico transita a ser tenido como "cosas banales" e "inexistentes"; las aberraciones sexuales son licenciadas y autorizadas bajo el manto de prescripciones jurídicas que las permiten o autorizan; la liviandad y lo pecaminoso ha pasado a ser "cosa normal"; los comportamientos antinatura son defendidos y tenidos como "normales".

En fin, qué está sucediendo?. Los cristianos, el mundo cristiano, no puede callar, no podemos guardar silencio y con nuestra indiferencia ser cómplices y autores de todo este marasmo de la
humanidad. Qué hacer?. Solo hay que hacer una sola cosa: Predicar la verdad de Cristo y hablar con denuedo, con valentía, pues solo los valientes arrebatarán el Reino de los Cielos. Solo se requiere, tan solo, de un hombre o de una mujer buena para mover al mundo, a las almas.

Como escribí ya en cierta ocasión: “Un corazón lleno de las bondades celestiales, de los dones del cielo, del reposo del Espíritu Santo en su alma, es un poderoso motor que irrumpirá, siempre, en
medio de la adversidad y aunque la tormenta o la tempestad no mitiguen o amainen, sabrá ir siempre hacia adelante porque en su interior habita las fuerza de un gigante que nadie, nunca antes ni
jamás, podrá vencer. Hablo de la fuerza de la Fe y del Amor. La Fe es el escudo de los hombres buenos, de las almas pródigas en misericordia, compasión y ternura. Por eso, aun cuando todo
parezca ser contrario, o que los propósitos u objetivos perseguidos no se muestren, al contrario, pareciera que se distancian, el alma cuyos ojos son la fe y la paciencia, la esperanza y la profunda convicción, habrá de mostrarse segura de que le espera un horizonte lleno de luz, radiante de singular belleza”. ¡Dios bendiga a la Patria!

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