COLUMNA: 'CAMBIANDO LA REALIDAD'
Haití y Panamá
- Ing. Helmut De Puy / [email protected] / @Helmutdep / [email protected]
Panamá tiene una democracia joven, que, con sus errores y aciertos, la ciudadanía apoya, respeta y cree en ella.
Hace días el mundo tuvo un amanecer más cercano a la barbarie, que a la humanidad del siglo XXI.
En un acto criminal, vergonzoso e indefendible; el presidente de Haití, Jovenel Moïse, fue asesinado en la casa presidencial; la primera dama, Martine Moïse, de manera milagrosa sobrevivió al atentado, fue trasladada a los Estados Unidos para ser atendida y hoy se encuentra fuera de peligro.
Un asesinato vil, que sumerge a uno de los países más pobre de las Américas, en su continuo caos político, económico y social.
Haití siempre ha sido víctima de dictaduras, golpes militares e inestabilidad política, que sumada a la corrupción y totalitarismo de quienes la han dirigido, han creado las peores condiciones para sus ciudadanos. Solo debemos recordar los casi 30 años de Gobierno de François Duvalier, Papa Doc, y luego los más de 14 años de su hijo, Jean-Claude, conocido como Baby Doc. El derrocamiento de Jean-Bertrand Aristide, su vuelta a la presidencia y su después supuesto “exilio” que lo alejó definitivamente del poder.
El desconcierto e inestabilidad dominan la isla.
Para algunos opinadores de oficio, esta noticia era una “alerta” para la situación política actual de Panamá. Nada más lejano a la verdad este comentario, que desde mi análisis, solo busca colocarse en un titular de algún periódico o cuenta de “influencer” amarillista, porque demuestran una gran ignorancia de nuestra realidad actual o en su defecto, de las circunstancias históricas del continente.
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Panamá tiene una democracia joven, que, con sus errores y aciertos, la ciudadanía apoya, respeta y cree en ella. Cada proceso electoral es una oportunidad de ejercer por medio del voto los cambios que los electores consideren y eso en el mundo actual convulsionado y totalitarista, debemos valorarlo, protegerlo y seguirlo construyendo.
Nuestra democracia, debe tener mayor representación de todos los sectores que conforman nuestra sociedad, tener un compromiso de los funcionarios electos con sus ciudadanos, mayor transparencia y dedicarse quienes sean los honrados en dirigir nuestros destinos, a la solución de las dificultades de todos los que hacen vida en nuestro istmo.
Quienes no estamos conformes con lo mismo y entendemos que los consensos unen, que sentarse con quien tenemos diferencias es una oportunidad de sumar voluntades, estamos creando una nueva forma de construir el país y eso es un objetivo para todos, pero entendido por muy pocos.
Panamá no es Haití, debemos ser el pequeño gran país que siempre hemos soñado y solo lo lograremos juntos.
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