La derrota de la muerte
Publicado 2004/04/10 23:00:00
- Bernardina de Moreno
Hemos reflexionado estas últimas semanas sobre la vida pública de Jesús al final de su vida terrena, sobre su Pasión y Muerte. Pero si la vida de Jesús sólo se resumiera en su vida pública y su muerte, vana sería nuestra fe, porque se limitaría a recordar y admirar a un gran hombre o profeta que hizo mucho bien hasta dejarse matar para salvar a sus amigos, ser enterrado y allí quedó todo en la oscuridad de una tumba fría. Afortunadamente no es así, porque la muerte jamás podría retener al que es autor de la vida.
Nosotros tenemos fe, sí, pero en un Dios que vive, que venció a la muerte al saltar como un rayo resplandeciente y dejar la tumba vacía. Su poder no tiene límites, lo había dicho, destruid este templo y en tres días lo levantaré. La gente no entendía, pensaban que se refería al Templo de Jerusalén y se burlaban de El. Pero El sabía a qué Templo hacia mención. Por eso después de resucitar al tercer día, sus discípulos lo comprendieron. Lo consolador de todo es que nosotros también resucitamos un día para no volver a morir, gracias a que Cristo resucitó, y también dijo que: "Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque muera, vivirá".
Hay un detalle que debemos tener en cuenta, que si bien es cierto, resucitaremos, pero según haya sido nuestra vida en este mundo, será nuestro destino al resucitar. El Señor nos ofrece la felicidad eterna, para la cual nos ha creado, pero como nos hizo libres, tenemos la potestad de elegir nuestro fin, o sea, felices con Dios en el Reino de los cielos o desdichados para toda la eternidad sin Dios. Por eso la resurrección de Cristo es nuestra esperanza, ya no debemos temer a la muerte, porque cuando llegue ese momento nuestra fe nos dirá que estamos muriendo, para nunca más morir. No será fácil que asimilemos esto porque estamos muy apegados a las cosas materiales de este mundo; sin embargo si usamos las cosas tanto, cuanto nos ayuden a alcanzar el fin deseado, al tener que partir nos será menos penoso dejar todo, porque habremos comprendido que nos aguardan bienes mejores de los que dejamos, tesoros que no se comen las polillas. Vivamos hoy como si fuéramos a morir mañana, para que al resucitar escuchemos la voz de Cristo, invitándonos a entrar a la morada que con amor nos tiene preparada. ¡Feliz Pascua de Resurrección!
El Dr. Zúñiga ha ido adoptando progresivamente y de hecho, desde que defendió los nombramientos de la Presidenta a la Corte Suprema de Justicia, el papel de ideólogo del arnulfismo o más bien del mireyismo. Así, discutiendo con el intelectual, discuto a la vez con quien mejor defiende la gestión de la presidenta.
(ariyan@sinfo.net)
Nosotros tenemos fe, sí, pero en un Dios que vive, que venció a la muerte al saltar como un rayo resplandeciente y dejar la tumba vacía. Su poder no tiene límites, lo había dicho, destruid este templo y en tres días lo levantaré. La gente no entendía, pensaban que se refería al Templo de Jerusalén y se burlaban de El. Pero El sabía a qué Templo hacia mención. Por eso después de resucitar al tercer día, sus discípulos lo comprendieron. Lo consolador de todo es que nosotros también resucitamos un día para no volver a morir, gracias a que Cristo resucitó, y también dijo que: "Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque muera, vivirá".
Hay un detalle que debemos tener en cuenta, que si bien es cierto, resucitaremos, pero según haya sido nuestra vida en este mundo, será nuestro destino al resucitar. El Señor nos ofrece la felicidad eterna, para la cual nos ha creado, pero como nos hizo libres, tenemos la potestad de elegir nuestro fin, o sea, felices con Dios en el Reino de los cielos o desdichados para toda la eternidad sin Dios. Por eso la resurrección de Cristo es nuestra esperanza, ya no debemos temer a la muerte, porque cuando llegue ese momento nuestra fe nos dirá que estamos muriendo, para nunca más morir. No será fácil que asimilemos esto porque estamos muy apegados a las cosas materiales de este mundo; sin embargo si usamos las cosas tanto, cuanto nos ayuden a alcanzar el fin deseado, al tener que partir nos será menos penoso dejar todo, porque habremos comprendido que nos aguardan bienes mejores de los que dejamos, tesoros que no se comen las polillas. Vivamos hoy como si fuéramos a morir mañana, para que al resucitar escuchemos la voz de Cristo, invitándonos a entrar a la morada que con amor nos tiene preparada. ¡Feliz Pascua de Resurrección!
El Dr. Zúñiga ha ido adoptando progresivamente y de hecho, desde que defendió los nombramientos de la Presidenta a la Corte Suprema de Justicia, el papel de ideólogo del arnulfismo o más bien del mireyismo. Así, discutiendo con el intelectual, discuto a la vez con quien mejor defiende la gestión de la presidenta.
(ariyan@sinfo.net)

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