La Fundación Libertad contra la seguridad social
... un reciente libro publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), escrito por un grupo de expertos encabezados por Isabel Ortiz, destaca el hecho de que "ningún país democrático avanzado sustituyó un sistema público de pensiones por un sistema de cuentas individuales de capitalización plena".
Para encontrar los impactos sobre el bienestar, tendría que haber hecho los cálculos en términos de valor constante, a fin de determinar con certeza la relación entre aportes reales y pensiones efectivas de los jubilados. Foto: EFE.
Recientemente, un miembro de la Fundación Libertad publicó en el diario La Prensa, que sigue siendo el epicentro de la campaña contra la seguridad social solidaria, unitaria y redistributiva, un bizarro artículo que, a nuestro juicio, en el fondo solo busca defender el sistema de cuentas individuales.
El mismo, levanta una necesaria sospecha al supuestamente basarse en la búsqueda de la mejor forma de lograr la solidaridad.
Es conveniente recordar a este respecto que F. A. Hayek, el santo patrón de la ideología neoliberal que pregona la Fundación Libertad, ha calificado en su libro La Fatal Arrogancia a la solidaridad como un sentimiento atávico, a la vez que considera a la justicia social como "una mera forma verbal carente de contenido".
En términos de los fatales errores del novel escritor de la Fundación Libertad está la aseveración que lo lleva a negar que el sistema solidario de beneficio definido pueda funcionar en la práctica.
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La realidad es otra, a tal extremo, que un reciente libro publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), escrito por un grupo de expertos encabezados por Isabel Ortiz, destaca el hecho de que "ningún país democrático avanzado sustituyó un sistema público de pensiones por un sistema de cuentas individuales de capitalización plena".
De hecho, en lo que intenta ser la parte técnica de la argumentación, el novel pensador de la Fundación Libertad comete otros errores fatales.
En primer lugar, al hacer un conteo directo de la relación entre trabajadores activos y pensionados, el mismo olvida que un trabajador de hoy es mucho más productivo que uno de ayer, por lo que constituye un trabajo potenciado, de manera que si el salario de este último creciera con la productividad, entonces también equivaldría como cotizante a varios trabajadores en retiro.
Esto está claro desde hace mucho tiempo en autores como Samuelson y Stiglitz.
El hecho de que en Panamá los salarios crezcan por debajo de la productividad bloquea esta posibilidad.
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Claro está que un miembro de la Fundación Libertad se negaría como tal si aceptara esta cruda realidad.
Obviamente, tampoco dice nada de la morosidad y la evasión tanto fiscal como de las cuotas de la seguridad social que practican sistemáticamente los sectores económicamente dominantes.
Los cálculos sesgados del documento del novel miembro de la Fundación Libertad también son claros.
En primer lugar, omite señalar cómo sería el duro futuro de los trabajadores con salarios inferiores a $800, que son no menos del 16% de todos los cotizantes activos de la CSS y el 23% de las cotizantes mujeres.
Además, olvida que para un buen economista que trata de encontrar los impactos sobre el bienestar, tendría que haber hecho los cálculos en términos de valor constante, a fin de determinar con certeza la relación entre aportes reales y pensiones efectivas de los jubilados.
Pero, sobre todo, olvida señalar que los problemas del desempleo, subempleo, informalidad e inequidad de género provocados por el modelo económico impuesto por los sectores económicamente dominantes, están afectando a la seguridad social.
El artículo bajo análisis, más allá de lo anterior, oculta un hecho importante.
El mismo reconoce que la tasa de reposición (pensión vs últimos salarios) de las cuentas individuales sería relativamente bajo y propone mejorarla.
Lo que no aclara es que en un sistema de cuentas individuales esto solo se podría hacer elevando drásticamente la edad de jubilación.
Es útil completar esta reflexión citando lo que los técnicos de la OIT, antes mencionados, señalan como el resultado de la aplicación del sistema de cuentas individuales promovido por algunos organismos financieros internacionales y el Instituto Cato: "las tasas de cobertura disminuyeron, los niveles de prestaciones se deterioraron y las desigualdades de género e ingresos se agravaron"./ Economista.