La telaraña de Murcia
- Julio E. Linares Franco
Este caso está lleno de negaciones e inexactitudes que, poco a poco, involucran peligrosamente a las más altas esferas gubernamentales. En el primer asalto de esta trama, Murcia dice en una entrevista televisada que las campañas de Balbina y de Bobby tocaron sus puertas.
Pero como hasta ese momento parecían palabras de un reo procesado por lavado de activos, y sin respaldo probatorio, ambos candidatos niegan rotundamente cualquier contacto con él, o bien, evitan referirse al mismo. Luego, en un segundo encuentro periodístico, el convicto dice que entregó a Roberto Velásquez (padre) la suma de 6 millones de dólares, y que hay vídeos que prueban sus encuentros personales con Bobby y su papá.
Ante la posible existencia de esta prueba incriminatoria, Bobby acepta públicamente que sí se reunió con el colombiano en compañía de su padre, aunque nunca solicitaron ni recibieron suma de dinero, según ellos. Pero para justificar su negativa u omisión primaria, Bobby achaca su error involuntario a su inexperiencia política y a la presión de los medios, por lo cual pide disculpas públicas casi que con lágrimas en los ojos. Pero la trama sigue al afirmar uno de los SPI vinculados con Murcia, que Bobby y su padre también se reunieron con el supuesto capo en el Hotel Sheraton.
En un segundo asalto, Murcia afirma que fue custodiado por agentes del SPI. Esto es negado rotunda y categóricamente, nada más y nada menos que por el Presidente de la República. Pero una semana después, el Ministro de la Presidencia y el Director del SPI se ven obligados a desmentir en conferencia de prensa a su propio jefe, aceptando que tres miembros de esa entidad sí escoltaron a Murcia en su última estadía en Panamá, aunque por cuenta propia. ¿Y cómo se enteran? Porque la expresidenta Mireya Moscoso, ante presiones periodísticas, al encarar a sus escoltas los hace confesar.
Es interesante destacar que ni en el primero ni en el segundo asalto pareciera que hubo intención, interés o voluntad para decir o descubrir la verdad desde un principio. La misma salió a flote dados los elementos probatorios ineludibles que terminarían desarmando tanto a Bobby Velásquez como al Gobierno Nacional. Incluso, el Ministro de la Presidencia diría en una entrevista televisiva que ya no estaba dispuesto a encubrir a nadie más, que no metía la mano en el fuego por nadie (excepto por Dilio Arcia), y que “pasaba” su respuesta con respecto a si era posible que Murcia le hubiere comprado a este gobierno su seguridad personal.
Para finalizar, quien está dañando la imagen del país no es David Murcia o los medios que publicaron sus entrevistas escritas o televisivas. Es el propio Gobierno Nacional y por lo menos el candidato Bobby Velásquez, quienes con sus aparentes mentiras, cinismo, verdades a medias; o bien, por esa supuesta inexperiencia política, ignorancia o ataque de nervios, no han podido afrontar con dignidad las declaraciones de un convicto acusado de delitos contra el lavado de dinero y el narcotráfico. Qué lastima.
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