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Los medios: ¿Valores o antivalores?
Ginela Escala M./ - Publicado:
Los medios de comunicación deben aportar a orientar, educar, movilizar en lugar de fragmentar, atomizar e inmovilizar.En el fondo lo que subyace es la concepción que tenemos de los medios de comunicación.Estos no son los responsables sino los que lo poseen y determinan, pues" la culpa no es del cuchillo sino del asesino", como proclama Eduardo Galeano.El problema es que los medios son vistos unidireccionalmente en la relación emisor-receptor, o con un débil mensaje de retorno del receptor con acento conductista.También existe una asincronía entre las imágenes o textos de los medios, ya que no son representativas de la población, dándose una incoherencia en relación a la imagen que los medios le devuelven a la población, que muchas veces no expresan la diversidad ni especificidad nacional.Se impone como objetivo acercarnos más a un modelo donde el emisor sea también receptor y el receptor también emisor, trabajando juntos la producción de los mensajes en coherencia con la construcción de identidad.Todo proceso de incidencia social y política lleva en sí misma una propuesta de comunicación y viceversa.Si el eje lo definimos en base a un corte autoritario, le corresponderá un modelo comunicativo unidireccional y sin capacidad de generar identidades.Por el contrario, una propuesta sinérgica y participativa encontrará y necesitará de la capacidad comunicativa con posibilidad de interactuar y provocar la acción, el cambio y el intercambio.El manejo influyente de lo masivo debería corresponder a que los medios propicien el juicio público y la libertad de expresión que permite transparentar las opacidades de la sociedad.Los medios no deben sólo informar o entretener.Una presencia formativa en los medios es un vehículo importante para desarrollar en los receptores elementos de juicio que les permitan no sólo "asimilar" un mensaje, sino más importante que eso comparar ideas, discernir, reflexionar y elegir.No se trata instruir ni dar recetas, ni explicitar verdades eternas sino más bien interpelar a los sujetos para que trabajen su opinión con más esfuerzo, motivar a escuchar y revisar lo que se piensa al descubrir experiencias y pensamientos de otros, observar los matices existentes entre lo bueno y lo malo, unir la dimensiones racionales con las afectiva.La opinión pública entendida como el conjunto de juicios, sentimientos y opciones que tiene la mayoría de las personas de un sector, región, país o conjunto de países frente a determinados temas o conflictos públicos, es casi siempre momentánea, es decir puesta en funcionamiento cuando un hecho ocurre.Es una reacción frente a determinadas situaciones por lo que está muy relacionada con la noticia o el momento, por lo cual tiende a pasar, a evaporarse.Es primariamente más afectiva que racional, expresando sentimientos a favor o en contra de alguien o algo.Es importante distinguir entre estas características superficiales de la opinión pública o masiva y las actitudes más reflexivas y profundas que Yankelovich llama juicio público.Cuando las personas aceptan la responsabilidad por las consecuencias de sus opiniones, tenemos un caso claro de opinión calificada o juicio publico.El tiempo de transición de una opinión sin reflexión hacia la opinión calificada toma tiempo variable.Estar bien informado y emitir opiniones calificadas no son necesariamente sinónimos.Cuando la gente reflexiona, las opiniones pueden cambiar.Es importante ayudar en la creación de estos juicios públicos al favorecer valoraciones y discernimientos que sirvan de guía frente a la realidad.Eso provocará a que la población tengan comportamientos más conscientes y transformadores.Los medios de comunicación masivos se destacan en el panorama por su creciente y decisiva influencia en la creación de valores y antivalores en la ciudadanía.Los medios deben ser un espacio de libre expresión y también orientadores del fortalecimiento de la cultura política democrática.