Epicentro
Los nuevos pensamientos políticos del hombre moderno
Hoy gravita el temor de que los pueblos de Latinoamérica aboguen nuevamente por esa forma de pensar tergiversada, deformada y abusada ampliamente en todo el rango de su aplicación; pero vivimos tiempos muy distintos, en los que la información circula ya sin mayores límites ni las barreras de antes.
- Arnulfo Arias O.
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- - Actualizado: 12/11/2019 - 03:11 pm
En mis tiempos de estudiante en la Universidad de Lima, hace ya bastante tiempo, me tocó tratar con un profesor de Derecho, marxista consagrado, que me explicaba que el comunismo -como pensamiento político, económico y social- había sido deformado en cuanto a su aplicación por parte de la mayoría de las naciones que lo habían implementado en sus sistemas de gobierno.
Así, sostenía que la realización última del comunismo, no se podría jamás materializar con la apropiación de la pobreza y la miseria, sino más bien con la apropiación de la riqueza y calidad de vida ya consolidada en una sociedad, a fin de que el ser humano pudiera contar con todo el tiempo necesario para explotar sus talentos personales en servicio de la sociedad de la que forma parte, sin que mediara la presión constante de la productividad y responsabilidad de generar sustento para sí y para su familia.
Pero en América Latina, los sistemas de pensamiento radicales socialistas, buscaron más bien hacer suyos y heredar modelos económicos decadentes, casi feudalistas, y pretendían, muy equivocadamente, que esa pobreza manifiesta generara alguna vez riqueza sin trabajo; craso error y crónica anunciada de fracasos lapidarios.
Cuando la población relaciona el socialismo reaccionario y radical que viven los países consabidos, como Venezuela, con pobreza rampante, pésimos servicios públicos, salud poblacional decadente, epidemias, inseguridad y recolecciones deficientes de basura, que a veces los sectores más empobrecidos deben reciclar como alimentos, inclusive, se comienza a degradar cualquier idea romántica que jamás pudieron concebir los padres de ese pensamiento socialista que se ha venido solo a deformar en nuestros suelos.
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Hoy gravita el temor de que los pueblos de Latinoamérica aboguen nuevamente por esa forma de pensar tergiversada, deformada y abusada ampliamente en todo el rango de su aplicación; pero vivimos tiempos muy distintos, en los que la información circula ya sin mayores límites ni las barreras de antes.
Difícilmente estará hoy en día el ciudadano, ya auto-ilustrado por las propias redes, anuente a consumir aquello que puede empobrecer su calidad de vida y estrangular su aspiración normal de crecimiento personal.
Por eso, los sistemas híbridos, mal concebidos, cuyos motores se alimentan solo de necesidades colectivas, como el que hoy impera en Venezuela, están ya destinados al fracaso cierto, aún cuando se queden enquistados por un tiempo como una caries dolorosa que requiere de reconstrucción.
Si bien es cierto que el radicalismo de los nuevos tiempos, impulsado por la libertad anímica del hombre, la cual prospera bajo el impulso del conocimiento vasto en redes, empodera al ciudadano a expresarse en formas nuevas y a abrigar expectativas muy aceleradas de un mejor mañana, no confundamos hoy ese radicalismo con las ideas reaccionarias de un socialismo de tercera edad que, como pensamiento político, se ha alejado siempre de las raíces reales que, en sus principios pudieron concebir remotamente sus creadores, como mecanismos de progreso real para la humanidad.
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No debemos, entonces, temer que las nuevas corrientes de pensamiento que hoy tal vez se gestan, busquen progresar desde los lodos y desechos de sistemas socialistas fracasados ya en nuestra América Latina.
Personalmente, siento que es un privilegio ser testigo de nuevas corrientes vivas de la humanidad, del impulso genuino de la juventud de luchar por todo aquello que considera justo para los demás y que, afortunadamente, llegan a contradecir a aquellos pensadores grises, como Fukuyama, que equivocadamente pronosticarían "el fin de la historia de la humanidad", en cuanto a su capacidad desarrollo de nuevos sistemas.
Hoy, vemos surgir nuevos afluentes nuevos y creativos del pensamiento del hombre, que conciben formas y sistemas que no tienen que apegarse ya a los fracasos a doctrinas económicas, sociales y políticas que no pudieron progresar en nuestro mundo latinoamericano.
Abogado.
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