Más allá del virus neoliberal
...la política económica de recuperación de la pandemia debe entenderse como una cuyo objetivo fundamental sea la transición hacia un nuevo modelo que asegure las necesidades básicas de toda la población, ofrezca un empleo decente a todos los trabajadores...
La reapertura gradual de comercios y actividades, la nueva normalidad, se inicia hoy. La regirá, la solidaridad, gradualidad, responsabilidad individual y evidencias científicas. Foto: Archivo.
El debate sobre la estrategia nacional a seguir en la medida en que el COVID – 19 vaya siendo limitado y, finalmente derrotado, se ha convertido en tema de discusión en las últimas semanas.
La importancia del tema prácticamente obliga a reflexionar sobre el mismo.
Para comenzar, es necesario entender que no es conveniente que la urgencia de los sectores económicamente dominantes de volver a "los negocios como siempre" impongan al país una apertura económica prematura, generando un desventurado episodio de rebrote, con un alto costo en vidas, el que, además provocaría un nuevo y más profundo cierre económico.
Vale la pena destacar que la política del actual gobierno que ha llevado a la desesperación a una parte importante de los trabajadores y la clase media, dada la ausencia de una ayuda suficiente y sistemática, no ayuda a una salida sanitaria segura.
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Cada vez es más clara que la visión de gobierno no apunta hacia un nuevo modelo de futuro sostenido en la vigencia de todos los derechos humanos, la justicia social, el respeto a la naturaleza y económicamente viable en las nuevas condiciones internacionales.
Es interesante, por ejemplo, que un Ministro Consejero del actual Presidente anuncie que se están preparando amplios incentivos para los inversionistas, quienes podrán recibir facilidades fiscales y crediticias, sin, a la vez, mencionar alguna medida de protección para los trabajadores y las clases medias, ni algún esfuerzo por parte del Estado para fortalecer los servicios sociales de salud, educación, así como para avanzar en una política de seguridad y soberanía alimentaria.
Obviamente se trata de mantener el mismo modelo previo a la pandemia, que nos ha colocado como el sexto país con peor distribución del ingreso, en el que, para dar un ejemplo, el 23.0% de las mujeres embarazadas sufren de anemia.
A diferencia de lo que pretenden los sectores económicamente dominantes y su gobierno, la política económica de recuperación de la pandemia debe entenderse como una cuyo objetivo fundamental sea la transición hacia un nuevo modelo que, siendo viable económicamente, profundice nuestra democracia, asegure las necesidades básicas de toda la población, ofrezca un empleo decente a todos los trabajadores y trabajadoras, y el respeto pleno a la naturaleza.
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Esta estrategia alternativa deberá incluir, entre otros, varios programas fundamentales. Entre estos un programa de emergencia de salud y educación pública, así como un programa también de emergencia para avanzar en la consecución de la seguridad y soberanía alimentaria, incluyendo a la agroindustria.
El programa de recuperación de la construcción, que es importante para elevar los niveles de empleo, se deberá guiar a generar infraestructura para estos objetivos, evitando las formas de privatización, costos elevados y corrupción típicas de los contratos realizados dentro de los criterios de las Asociaciones Públicos Privadas.
La reconstrucción de la cadena de producción construcción – materiales de construcción, también es prioritaria.
No menos importante sería una política que asegure el pleno respeto de los derechos laborales, de acceso a la alimentación y al agua potable para toda la población, así como la consolidación de un sistema de seguridad social basado en la solidaridad.
La posibilidad de un plan alternativo necesita de un amplio consenso entre todos los sectores de la población que han sido golpeados por las políticas neoliberales: trabajadores asalariados, los cuenta propia e informales, los sectores medios, los pequeños y medianos productores, los que carecen de agua y sufren el deterioro de los servicios públicos.
En pocas palabras, prácticamente del conjunto de la población que no hace parte ni de los sectores económicamente dominantes ni de los sectores políticos corruptos.
Elaborar y consensuar una estrategia alternativa es hoy una tarea indispensable para asegurar el futuro de Panamá.
Economista.