Mensaje
No hemos dado la talla
No hemos dado la talla. Vivimos inmersos en la cultura de la muerte. Por las obras seremos conocidos, dice Jesús. Y el mundo vive una situación de degradación impresionante.
- Rómulo Emiliani
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- - Publicado: 12/6/2021 - 12:00 am

Los santos, esos hombres y mujeres que impulsados por el Espíritu han hecho el bien, han instaurado la paz donde había contiendas, ellos recuperan el sueño de Dios, lo reaniman. Foto: EFE.
Somos el sueño de Dios en la tierra, la esperanza de él, somos su gloria. Él, desde siempre, nos tuvo en su pensamiento y soñó con nosotros. Pero no hemos dado la talla. Nos hemos transformado en el llanto de Dios, en su frustración, en la tristeza del Corazón de Cristo.
Nada más hay que ver el reguero de sangre en la historia con tantas guerras y desolación. Con tanto drama provocado por las contiendas, las luchas sin cuartel, la manera de que los vencedores arrasaban las aldeas, pueblos y ciudades al ganar una batalla. Entrar a saco, a matar, violar, llevarse el botín de guerra, prisioneros y bienes, y la manera de gobernar los pueblos invadidos.
El odio más cruel generado por los rivales hasta ocasionar genocidios. Poblaciones enteras asesinadas. Las dos guerras mundiales del siglo XX provocaron millones de muertos. La guerra civil española un millón de muertos. Las innumerables guerras en África. Las revoluciones y guerras fratricidas en América Latina. La guerra civil norteamericana.
Luego las más tremendas injusticias que han provocado tanta hambre en el mundo. Una pobreza injusta. Cuántos niños muriendo por desnutrición. Y la depravación moral tan inaudita que hoy día lleva a mucha gente a querer corregir a Dios en su creación forzando lo antinatural como normal.
Los abortos que por millones se producen en el mundo. Somos el sueño de Dios hecho pedazos. Somos la esperanza de Dios diluida. Somos las creaturas hechas a imagen y semejanza de Él que hemos, por el mal uso de la libertad, distorsionando el plan de salvación divina.
No hemos dado la talla. Vivimos inmersos en la cultura de la muerte. Por las obras seremos conocidos, dice Jesús. Y el mundo vive una situación de degradación impresionante.
Pero no todo está acabado. El sueño puede restaurarse. Los santos, no solo en nuestra Iglesia, sino en otras, las religiones y culturas, esos hombres y mujeres que impulsados por el Espíritu han hecho el bien, han promovido la cultura de la vida, han instaurado la paz donde había contiendas, y la solidaridad donde reinaba el egoísmo, e inclusive han muerto por causa de la justicia, ellos recuperan el sueño de Dios, lo reaniman.
En nuestra Iglesia, por el rigor de las investigaciones y la asistencia del Espíritu, se señalan hombres y mujeres auténticos que son modelos de vida e intercesores nuestros.
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Pero hay muchos más en el cielo y también en la tierra, que son santos anónimos y que alegran el Corazón de Cristo y que son realmente sueños de Dios hechos vida. Ojalá nosotros seamos de esas personas. Que seamos alabanza de la gloria de Dios.
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