Ojo con las aguas
¿Cómo es posible, que Panamá, con una precipitación anual de casi 3,000 mm sufra de escasez y sobregiro del vital liquido? Esto se convierte en un tema que no solamente afecta la operación del Canal de Panamá, sino la totalidad de la economía.
- Jaime Figueroa Navarro
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- - Publicado: 26/6/2021 - 12:00 am
La hábil administración de las aguas se convierte en un tema de urgente prioridad nacional. Foto: Freepix.
En la época del calentamiento global, debemos contar nuestras bendiciones como uno de los cinco países con los mayores índices de lluvia en el planeta. Portar el paraguas como parte de nuestra diaria vestimenta es un privilegio en un mundo donde el vital líquido escasea cada vez más.
Hasta hace poco, figurativamente hablando, el agua embotellada era un fenómeno exclusivo para las clases pudientes europeas que frecuentaban spas en el siglo XIX por el saludable beneficio de los baños con aguas minerales, siendo el ejemplo clásico original Perrier (pronunciado perrié, en francés la terminación er, ejemplo Cartier, cuenta con la erre final muda, por ende, debe pronunciarse cartié, sonando extremadamente acholada la persona que retrepa la r final).
Perrier inicia su emprendimiento en 1898 en Vergèze, región de Occitanie al sur de Francia como un agua con gas. En Europa, donde poco se bebe el agua del grifo, se estila en los restaurantes al iniciar el diálogo el mesero, ofrecer la opción de agua con o sin gas siendo entre las opciones más populares Perrier y su homóloga italiana, San Pellegrino, con gas, y Évian, sin gas.
El fenómeno del agua embotellada en Panamá es producto del siglo XXI. Su mercadeo, como en todos lados, se basa en la impureza del agua de grifo, a pesar que el istmo aun cuenta con una de las mejores aguas del universo. El mercadeo eleva a Panama Blue con su linda botellita azul como una de las aguas selectas en el mundo.
Nos resulta algo cursi, por no exagerar, el consumo local, por ejemplo, de agua Fiji, proveniente de la isla del mismo nombre, fenómeno que atribuimos al creciente número de personajes nouveau riche en la esfera local.
Retomando el tema de las aguas y los fenómenos extremos en Panamá, inundaciones y sequías, todo parece indicar que la hábil administración de las aguas se convierte en un tema de urgente prioridad nacional.
¿Cómo es posible, que Panamá, con una precipitación anual de casi 3,000 mm sufra de escasez y sobregiro del vital liquido? Esto se convierte en un tema que no solamente afecta la operación del Canal de Panamá, sino la totalidad de la economía.
Durante mis estudios académicos en la Universidad de Nebraska, pude percatarme, por ejemplo, que aquel estado de la región central norte de la Unión Americana, mayor productor de maíz a nivel mundial, carece del agua necesaria para su explotación.
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No obstante, se nutre de un manantial submarino a través de un complejo sistema de absorción y canalización, resultando así las áridas tierras al oeste del estado, unas de las más productivas del mundo.
Algunos ejemplos deslumbrantes de canalización para la explotación agrícola podemos observar también en la producción de tulipanes holandeses y la muy exitosa fertilidad del agro en Israel, uno de los países más desérticos del planeta.
En lugar del pillaje político tropical, producto de la falta de mujeres y hombres probos en la administración de la nación, Panamá debiese en este momento clave de su historia, emprender un viraje hacia un modelo político que permita precisamente enfocarnos en proyectos como la diligente administración de nuestras aguas, porque a mediados de siglo, aquellas naciones que provean el agua se convertirán en los OPEP del siglo XXI.
Que no fallezca ni una sola vaca en verano, que aprovechemos los suelos nacionales para una fertilísima producción agrícola exprimiendo el jugo a cada centímetro cuadrado de nuestra geografía nacional, sería el resultado de este nuevo istmo dotado de un renovado pro mundi beneficio.
Líder empresarial.
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