Panamá
Panamá sabe a mundo
- Ing. Helmut De Puy
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- Ciudadano Construyendo futuro
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Soy de los que trata de resaltar las cosas positivas y buenas de nuestro país, y hoy quiero detenerme en una de las cosas que más nos une, nos da orgullo y nos recuerda, una vez más, lo increíble que es este país, la comida.
Hace unos días se confirmó que seis restaurantes panameños (Maito, Cantina del Tigre, La Tapa del Coco, UMI, Fonda Lo Que Hay y Caleta) fueron incluidos en la lista de Latin America's 50 Best Restaurants 2025, con posiciones que van desde el puesto 18 hasta el 91.  Y esto es digno de orgullo, porque se trata de uno de los reconocimientos más influyentes de la región y, nos pone en el mapa gastronómico latinoamericano. 
Pero para mí, la noticia va más allá del glamour de una lista. Lo que esos seis restaurantes representan es la mejor versión de lo que siempre hemos dicho que somos, un crisol de razas. Panamá es afroantillano, indígena, chino, árabe, judío, hindú, europeo y, sobre todo, mestizo. Y esa mezcla se entiende mejor con un plato sobre la mesa que con cien discursos.
Más que hablar de cada restaurante premiado, lo que realmente merece ser destacado es que todos ellos representan la creatividad panameña puesta en un plato. Son expresión de una cocina que no teme mezclar influencias, rescatar raíces, reinterpretar tradiciones y demostrar que Panamá tiene un talento gastronómico que compite con cualquiera. Cada propuesta, distinta entre sí, confirma una verdad, sencilla pero poderosa: "cuando Panamá cocina, Panamá brilla".
Eso es exactamente Panamá, en una sola ciudad puedes desayunar una hojaldra con café negro, almorzar sushi con pescado del Pacífico, cenar pasta hecha a mano en el Casco, cerrar la noche con un arroz con coco y, al día siguiente, comerte un buen shawarma en la esquina. Aquí conviven el sancocho y el ramen, el saus y el ceviche nikkei, el arroz con guandú de la abuela y el menú de degustación de un chef que ganó premios.
Por eso me resisto a ver estos logros solo como un trofeo para turistas. Detrás de cada plato hay productores, pescadores, campesinos, jóvenes cocineros que encontraron en la cocina una carrera digna. Hay inversión, empleo y también una narrativa distinta de país, es un motivo más para decir que Panamá tiene mucho más que ofrecer aparte del canal.
Empecemos a reconocer lo que sí estamos haciendo bien. Nuestra gastronomía es una prueba viva de que la diversidad, cuando se respeta y se mezcla con inteligencia, es una ventaja competitiva.
Panamá, al final, sabe a mundo. Y ha llegado la hora de hacérselo saber a todos.

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