opinion
Protestas mundiales por fusilamientos en Cuba
- Publicado:
En los inicios de la revolución bolchevique, la colectivización de las tierras agrícolas impulsada por Vladimir Illitch Lenin desencadenó deportaciones en masa, campos de concentración y asesinatos de los kulaks disconformes con la segmentación de sus propiedades.Los comunistas y compañeros de ruta justificaron los atropellos, argumentando que el proceso revolucionario exigía la adopción de medidas ineluctables.Todos los atropellos soviéticos contra los derechos humanos, según sus gestores, se justificaron, con las necesidades de la revolución hasta que el sistema comunista implosionó, y empezaron los cambios todavía en gestación y desarrollo en la Rusia actual.Algo semejante aconteció con la revolución cubana.Desde que los guerrilleros bajaron de la Sierra Maestra y tomaron La Habana, no han cesado los fusilamientos, por centenares al inicio y ocasionales después, así como los encarcelamientos de disidentes y las fugas de millares de empresarios, profesionales y simples ciudadanos, huyendo del sistema comunista unos y de las privaciones económicas otros.En suma, a lo largo de más de cuatro décadas, el discurso recurrente del jerarca máximo ha sido presentar a Estados Unidos como la fuente de todas las calamidades.No hay libertad a causa de Estados Unidos; hay pobreza por el bloqueo norteamericano; la producción azucarera es pobre por el sabotaje estadounidense; la prostitución enciende el malecón de La Habana; se suicidan los dirigentes comunistas; los salarios son miserables y las paredes de la ciudad tienen la lepra, por culpa de Estados Unidos.El mismo discurso que ha sido reiterado hasta el hartazgo por más de 40 años fue la premisa retórica de Castro para inculpar a Estados Unidos.Pero cuando se acompaña con fusilamientos de cubanos desesperados por irse, con la prisión abusiva de disidentes y escritores, se llega como hoy a tal nivel de saturación que hasta viejos compañeros de ruta como el novelista portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura, dicen: "¡Hasta aquí llegué!".A último minuto, Gabriel García Márquez, bajo presión de una escritora norteamericana en la Feria del Libro, admitió que desaprueba los fusilamientos y las persecuciones políticas.En Panamá, un distinguido grupo de políticos, periodistas, intelectuales, se suma a la ola de protestas encabezada por el Papa que los fusilamientos y encarcelamientos desatan en Europa, América y Asia.Insultos a gobiernos democráticos latinoamericanos ha sido la respuesta del régimen por la reprobación de las condenas draconianas.Sin embargo, otros han escamoteado pronunciamientos específicos contra los excesos de la dictadura, absteniéndose de votar o votando en contra de tales abusos en los foros internacionales.A final de cuentas, hay dos hechos ciertos, el gobierno de Castro no respeta ni tolera la disidencia dentro o fuera de la isla, y el bloqueo norteamericano no hace más que brindar excusas a su desgastado régimen y martirizar aun más al pueblo cubano.El siglo XX que vio la caída estrepitosa de las dictaduras de izquierda y derecha, es parte de la misma historia, que nos habla del derrumbe de vastos y todopoderosos imperios, y ella, en ambos casos, no hace excepciones ni concesiones.