Análisis
¿Quién es culpable de la crisis nacional?
- Paulino Romero C.
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- opinion@epasa.com
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Es innegable que el desgobierno Varela-Saint Malo muestra signos de desgaste, en lo que influyen los errores e insuficiencias de la gestión gubernamental, como también la desafección política general,

Panameños señalan errores e insuficiencias de la gestión gubernamental.
Se acaban de cumplir cuatro años del infortunado triunfo de Juan Carlos Varela. Sería ocioso revisar la obra realizada desde entonces y que ha llevado a Panamá a la expectable posición que hoy vive.
La complacencia no sirve de nada, pero tampoco el nepotismo, el latrocinio, la incapacidad, el servilismo, la impunidad y la corrupción generalizada durante el régimen policiaco del generalísimo presidente Juan Carlos Varela (2014-2018).
Quién o quiénes podrían ufanarse de su influencia política a raíz del impacto que consiguió una precaria publicidad mediática cotidiana oficial, en la que el apoyo al presidente Varela ("el culto a la personalidad" del gobernante) fue intolerable.
Claro que contó con la colaboración de "La Prensa", el canal de televisión del Estado (Sertv), además de los noticiarios de TV y las redes sociales que difundieron la propaganda como verdad revelada.
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No obstante, lo que se impuso fue la percepción popular de que el desgobierno Varela-Saint Malo se hundiría irremediablemente.
Un alto porcentaje de la ciudadanía cuestionó de distintas maneras el multimillonario gasto sin control del Ministerio de la Presidencia y el mal uso de la partida discrecional presupuestaria asignada al presidente Varela.
Se llegó a señalar que la gran prensa de los Estados Unidos y Europa mide la aprobación del Gobierno con el mismo instrumento con que se predice el resultado de una elección; en cambio, en Panamá, pareciera haber "chipe libre" para que cada uno haga lo que quiera.
No han sido pocos los motivos de la crítica ciudadana a la pésima gestión del presidente Varela y su equipo, del mismo modo que no faltan razones para juzgar duramente al régimen policiaco gobernante, pero otra cosa sería aceptar como normal el abuso en el gasto de la propaganda populista (publicidad) como método de clientelismo político.
Basado en esa información defectuosa, la ciudadanía sacó sus propias conclusiones (los megaproyectos como el de nueva urbanización de Colón, Mi Escuela Primero, Techos de Esperanza, el Metro de Panamá, el cuarto puente sobre el Canal, la construcción del ferrocarril hasta Chiriquí, etcétera), sin que el Gobierno se molestase siquiera en rendir cuentas al país sobre su contubernio con la empresa brasileña Odebrecht.
Salta a la vista el despilfarro y derroche sin control de los fondos públicos durante estos últimos cuatro años de desgobierno en que pasaron muchísimas cosas.
Salta a la vista que el gasto indiscriminado puede usarse como munición política.
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Por desgracia, la prensa panameña no exige mayor firmeza en sus informaciones y opiniones críticas.
¡Y el régimen del presidente Varela lo aprovechó a su conveniencia!
Pero no esquivemos el asunto de fondo. ¿Es cierto, sin duda, que el presidente Juan Carlos Varela pierde apoyo aceleradamente?
¿Y que su desgobierno apenas respira?
Hay que investigarlo seriamente, sin manipulaciones y sin intervención directa o indirectamente en los otros poderes del Estado panameño, y contrastar los resultados con las elecciones nacionales del año 2019.
Es innegable que el desgobierno Varela-Saint Malo muestra signos de desgaste, en lo que influyen los errores e insuficiencias de la gestión gubernamental, como también la desafección política general, que se expresa en la pobre opinión que predomina entre los panameños acerca de los partidos y los diputados de la Asamblea Nacional.
¡De todas maneras, el maltrecho, malhadado desgobierno panameñista (2014-2018) no tiene motivos para celebrar porque no inspira mayor confianza!
Pedagogo, escritor y diplomático
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