Quijoteando Copenhague
- Jaime Figueroa Navarro
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La capital de Dinamarca fue nuestro punto de introducción al mar Báltico, posterior a nuestra visita al norte de Europa donde iniciamos nuestra travesía desde Londres, abordando el crucero Norwegian Dawn en Southampton, con escalas en Dublín y Cork, Irlanda; Portland, Reino Unido; Rouen, Francia; Bruselas, Bélgica y Amsterdam, Holanda.
Siendo primerizos, ¿qué les puedo decir de Copenhague? Fue un pueblo vikingo de pescadores fundado en el siglo X que goza de particular arquitectura neoclásica a partir del siglo XIX, que le estiliza con un encanto particular por el colorido de sus edificios, hermosos canales y una calidad de vida y estándar económico envidiable que le ubica entre las 15 mejores metrópolis del mundo. ¡Qué sabroso respirar una oxigenación fresca y limpia al deambular sus plazas y callejuelas!
Nombrada Capital mundial de Arquitectura por UNESCO hasta 2026, la capital danesa torea soluciones innovativas para un estilo de vida inteligente. Su antiguo puerto industrial de Nordhavn ha sido desmantelado, sufriendo una metamorfosis diseñada para hacer la vida más sencilla, convirtiéndose en la primera ciudad mundial de "5 minutos" donde todo lo necesario se encuentra a un radio de 400 metros.
El indiscutible icono de la ciudad, reconocido a nivel mundial es la estatua de la sirenita. Esta curiosa figura de 125 centímetros y 180 kilos que data de la época de la construcción del canal de Panamá fue develada en 1913. Descansa sobre una roca en el puerto de la capital, aledaña al puerto de cruceros. Diseñada por encargo del hijo del fundador de la afamada cerveza Carlsberg quien deseaba dotar al orbe con un símbolo temático, fue esculpida por Edvard Eriksen, homenajeando al autor del cuento La Sirenita, Hans Christian Andersen. La fábula de esta joven sirena quien renunció a su vida por estar con su amado se refleja palpablemente en el rostro de su figura quien observa el mar con melancolía, recibiendo millones de visitantes quienes le han consagrado como el monumento más visitado de Copenhague.
En el centro de la ciudad se destaca el imponente castillo real de Christianborg que data del siglo XII sirviendo como residencia oficial de la monarquía hasta 1794 cuando un terrible incendio obligó a los reyes a mudarse al Palacio de Amalienborg. Reconstruido, actualmente sirve como sede del Parlamento y de los poderes judicial y ejecutivo. Es el único edificio en el mundo en albergar los 3 poderes del Estado.
La atracción más popular de la ciudad con 4 millones de visitantes anuales, son los Jardines de Tívoli, el parque de atracciones más antiguo del mundo, fundado en 1843, sirviendo como inspiración a los parques modernos de Disney. Sus edificaciones más famosas son copias de construcciones famosas de todas partes del mundo, como una pagoda, en parque árabe y hasta una fragata.
La imagen típica de las postales de la ciudad refleja las coloridas casas a orillas del canal Nyhavn, construidas como principal entrada del mar a mediados del siglo XVII, famosa por sus cervecerías y numerosos restaurantes, sitio que visitamos a mediados de septiembre para deleitarnos con una cerveza, waffles y kanelstang stykke, suculento dulce de canela, donde aprovechamos para conversar con dos parejas españolas quienes se encontraban en mesas aledañas y nos sorprendieron por su admiración por Panamá, su noble historia, canal y moderna estampa.
Agraciados la víspera por un hermoso día soleado de verano con cálidas temperaturas, sin querer queriendo y sin darnos cuenta, caminamos cerca de 30,000 pasos de cabo a rabo la ciudad, maravillados por los detalles de su entorno, la amabilidad de nuestros anfitriones y la pulcra limpieza en un sitio de harto turismo, donde no palpamos ningún papelillo, lata, botella o basuras. Aquello nos puede servir como ejemplo para poder transformar nuestro aciago ambiente.
Sin duda alguna retornaremos porque resulta un sitio que nos clava un flechazo de Cupido y merece un profundo escrutinio más allá de vagos recuerdos por la intensidad de sus detalles y las cualidades de su bonachona gente. Por nuestras raíces tropicales intimaremos sus rincones durante los meses de su verano, desde junio hasta agosto. Como dicen ellos: "!Der er ingen ko pa isen!", no hay nada de que preocuparse.
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