Recordando al Dr. Justo Arosemena
Publicado 2004/08/08 23:00:00
Hoy conmemoramos el 187 aniversario del nacimiento del Dr. Justo Arosemena, quien sin duda fue el panameño más ilustre que ha producido el país. En este día, todos los políticos deben tomar unos momentos de su tiempo para leer las sabias palabras que el Prof. Ernesto J. Castillero Reyes escribió en 1941 sobre el Dr. Justo, y preguntarse cada uno si verdaderamente está sirviendo a la Patria, o por el contrario la Patria les está sirviendo:
Dr. Justo Arosemena Q. (Por Ernesto J. Castillero)
Nació en Panamá el 9 de agosto de 1817, cuatro años antes de la emancipación del Istmo de España, en cuyo suceso tuvo destacada actuación su padre, D. Mariano Arosemena. En la capital de la República recibió una educación universitaria brillante. Representante por Panamá al Congreso granadino, fue el paladín de la organización del Istmo como Estado Federal y cuando se consiguió en 1855, mereció el honor de ser escogido como su primer gobernante. Tocole también ser el autor de la primera Constitución del Estado. Representó a Colombia en la Conferencia de las Repúblicas Latinoamericanas celebrada en Lima en 1864.
En el Congreso Nacional ascendió a la Presidencia en varias ocasiones, tanto de la Cámara de Representantes como del Senado. Siéndolo de la Convención del Río Negro (cuya Constitución firmó como tal), le correspondió dar posesión de la Presidencia de la República al General Tomás C. de Mosquera. Igual honor le cupo en 1870 para darle posesión del mismo al General Eustorgio Salgar.
Como plenipotenciario colombiano firmó en asocio del Dr. Jacobo Sánchez un tratado con los Estados Unidos para que este país construyera el Canal de Panamá. Desgraciadamente, la nación norteamericana no aprobó el convenio. Desempeño con el mayor lucimiento la Legación de Colombia en la Gran Bretaña, Francia, los Estados Unidos y Venezuela. En todos estos países dejó fama de ser un ilustrado jurista y competente diplomático.
Es cosa conocida que desdeñó en dos ocasiones ser candidato a la Presidencia de la República de Colombia con las más halagüeñas perspectivas de un triunfo seguro, por considerar, como afirmó enfáticamente, que "un hombre honrado no podía gobernar a Colombia con una Constitución anárquica como la de 1863".
Tan modesto como sabio, inspiró su conducta en un gran respeto por la democracia y en un fervoroso amor a la patria.
Su vida fue muy laboriosa. Escribió mucho y todo lo que salió de su pluma está empapado en la esencia de la más elevada sabiduría.
Probó en todas las distinguidas posiciones que ocupó, jamás especuló con la influencia ni procuró lucrar con sus servicios. Murió pobre como vivió, siendo tan rico en dotes intelectuales.
La vida del Dr. Arosemena es y será un ejemplo de patriotismo, de laboriosidad, de modestia y abnegación, digna por todos conceptos de ser imitada.
Fue indiscutiblemente uno de los más eminentes repúblicos que tuvo el país en el siglo XIX. Fue gala de nuestro continente y es justificado orgullo, tanto de Panamá como de Colombia.
Su desaparición dio motivo al más sincero duelo en toda la nación. Para honrar su memoria fueron dictadas leyes: una por el Congreso de Colombia a raíz de su muerte y cuatro por la República de Panamá que le considera su más ilustre hijo.
La juventud panameña ha hecho de su memoria un culto. Su estatua de bronce, obra del famoso escultor español Victorio Macho, figura en el Campus de la Universidad de Panamá. Colegios y escuelas llevan su ilustre nombre.
*El autor es descendiente del Dr. Justo Arosemena Quezada. Probó en todas las distinguidas posiciones que ocupó, jamás especuló con la influencia ni procuró lucrar con sus servicios. Murió pobre
Dr. Justo Arosemena Q. (Por Ernesto J. Castillero)
Nació en Panamá el 9 de agosto de 1817, cuatro años antes de la emancipación del Istmo de España, en cuyo suceso tuvo destacada actuación su padre, D. Mariano Arosemena. En la capital de la República recibió una educación universitaria brillante. Representante por Panamá al Congreso granadino, fue el paladín de la organización del Istmo como Estado Federal y cuando se consiguió en 1855, mereció el honor de ser escogido como su primer gobernante. Tocole también ser el autor de la primera Constitución del Estado. Representó a Colombia en la Conferencia de las Repúblicas Latinoamericanas celebrada en Lima en 1864.
En el Congreso Nacional ascendió a la Presidencia en varias ocasiones, tanto de la Cámara de Representantes como del Senado. Siéndolo de la Convención del Río Negro (cuya Constitución firmó como tal), le correspondió dar posesión de la Presidencia de la República al General Tomás C. de Mosquera. Igual honor le cupo en 1870 para darle posesión del mismo al General Eustorgio Salgar.
Como plenipotenciario colombiano firmó en asocio del Dr. Jacobo Sánchez un tratado con los Estados Unidos para que este país construyera el Canal de Panamá. Desgraciadamente, la nación norteamericana no aprobó el convenio. Desempeño con el mayor lucimiento la Legación de Colombia en la Gran Bretaña, Francia, los Estados Unidos y Venezuela. En todos estos países dejó fama de ser un ilustrado jurista y competente diplomático.
Es cosa conocida que desdeñó en dos ocasiones ser candidato a la Presidencia de la República de Colombia con las más halagüeñas perspectivas de un triunfo seguro, por considerar, como afirmó enfáticamente, que "un hombre honrado no podía gobernar a Colombia con una Constitución anárquica como la de 1863".
Tan modesto como sabio, inspiró su conducta en un gran respeto por la democracia y en un fervoroso amor a la patria.
Su vida fue muy laboriosa. Escribió mucho y todo lo que salió de su pluma está empapado en la esencia de la más elevada sabiduría.
Probó en todas las distinguidas posiciones que ocupó, jamás especuló con la influencia ni procuró lucrar con sus servicios. Murió pobre como vivió, siendo tan rico en dotes intelectuales.
La vida del Dr. Arosemena es y será un ejemplo de patriotismo, de laboriosidad, de modestia y abnegación, digna por todos conceptos de ser imitada.
Fue indiscutiblemente uno de los más eminentes repúblicos que tuvo el país en el siglo XIX. Fue gala de nuestro continente y es justificado orgullo, tanto de Panamá como de Colombia.
Su desaparición dio motivo al más sincero duelo en toda la nación. Para honrar su memoria fueron dictadas leyes: una por el Congreso de Colombia a raíz de su muerte y cuatro por la República de Panamá que le considera su más ilustre hijo.
La juventud panameña ha hecho de su memoria un culto. Su estatua de bronce, obra del famoso escultor español Victorio Macho, figura en el Campus de la Universidad de Panamá. Colegios y escuelas llevan su ilustre nombre.
*El autor es descendiente del Dr. Justo Arosemena Quezada. Probó en todas las distinguidas posiciones que ocupó, jamás especuló con la influencia ni procuró lucrar con sus servicios. Murió pobre
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