Señores: La salud sí tiene precio
Publicado 2001/05/25 23:00:00
¿Quién responde por ti cuando un error médico cambia el curso de tu vida? Esta es mi historia. Para ser exacta, el 1de junio de1998; hace ya casi 3 años fui a la Caja de Seguro Social para someterme a una Laparoscopía (examen médico por medio del cual se pueden observar los órganos del cuerpo). Lo que debió ser una cirugía ambulatoria se convirtió en la peor pesadilla de mi vida que, hasta el sol de hoy, estoy viviendo y, créanme, con creces. Al efectuarme ese procedimiento quirúrgico, entre paréntesis, sencillo, que no me tomaría más que un día en el hospital, me perforaron el intestino y se me regaron los líquidos intestinales, por ello fue necesario realizarme una cirugía de urgencia para salvarme la vida, o al menos, eso fue lo que me hicieron creer.
Ustedes se preguntarán por qué siendo periodista, hasta hoy me decido a escribir esta dramática historia que para mí es una película de horror, ya que no sólo me costó muchísimo recuperarme física y emocionalmente, por dejarme una horrible cicatriz de 30 puntos en el vientre, sino también padecer el vía crucis de tener que esperar para poder realizar, como mujer y esposa, mi más caro anhelo: el ser madre, puesto que una operación tan grande representaba un riesgo para un futuro embarazo.
Con el transcurrir del tiempo, mi esposo y yo decidimos tener nuestro primer hijo, resultando imposible hasta la fecha, pese a innumerables exámenes y tratamientos médicos por expertos en la materia. Por fin, mi Dios escuchó nuestras súplicas y quedé embarazada, pero con tan mala suerte, resulta un embarazo ectópico, tal cual los diagnosticaron los galenos en el Hospital América, pues les pregunto: ¿Estarían dispuestos ustedes a atenderse en la CSS, luego de las vicisitudes por las cuales pasé? Sencillamente no, ¿verdad?. Para sorpresa nuestra, el profesional de la medicina que me asistió, al igual que la especialista en fertilidad, coincidió en que este embarazo se malogró, pues mis órganos reproductores, específicamente las trompas de falopio, están llenas de adherencias, resultantes de la operación tan grande que me practicaron hace tres años. Lo más triste y doloroso de todo esto es que sólo un milagro hará que yo pueda procrear.
Ustedes pensarán que después de este relato que les hago, ¿qué más me podía pasar?, Pues les diré, si en la CSS llueve, en las clínicas privadas no escampa, porque es un secreto a voces que la atención médica en el Seguro es pésima, los médicos, las enfermeras y todo el personal que labora en esa institución, tienen la idea errónea de que el servicio que se brinda es gratuito o de caridad. Pues, no, señores, lo pagamos de antemano y en algunas ocasiones bastante caro para una persona humilde, a diferencia de la excelente atención en los hospitales privados. El detalle radica en el abuso económico que cometen contigo estos "mercaderes de la salud", que sin el menor reparo te cobran exorbitantes sumas de dinero por tu salud, dividiendo en dólares cada parte de tu cuerpo. En mi caso, fui a un nosocomio privado por un embarazo ectópico y resulta que también me operaron de apendicitis, paradójicamente, me salió más barato el ectópico que la apendicitis; claro eso no lo pagaba mi seguro médico.
El asunto es que el viejo refrán "La salud no tiene precio" es totalmente falso, ya que sí lo tiene, porque usted va a buscar atención médica por una cosa y resulta que le diagnostican otras tres; claro está, cada una tiene un precio diferente y entre más "enfermedades" te encuentren, más plata cobran; lo triste de esto es que te venden la idea de que tu vida corre peligro, utilizan frases de enciclopedias para que gastes a su antojo y ni hablar si te descubren que eres poseedor de un seguro médico privado, porque lo que te costaría un dólar te sube a diez, sin la menor consideración, ya que en algunos casos, la póliza no cubre por los altos costos que los galenos plasman en sus informes.
Señores, yo me pregunto, ¿en qué lugar del tiempo se quedó olvidado el famoso Juramento Hipocrático? La salud hoy día es el más sucio de los negocios, pues se comercializa con la vida de seres humanos, se juega con el dolor y la desesperación de las personas que descubren que están enfermas y no tienen las altas sumas de dinero que te cobran los médicos que, en la mayoría de los casos, se creen semidioses.
Sé que mi voz de protesta no será del agrado de muchos galenos y, peor aún, me estoy metiendo con las "vacas sagradas" de este país, porque a mi modo de ver, ellos pueden hacer contigo lo que quieran, incluso hasta equivocarse, y con suerte si no te matan, ten por seguro que te ofrecen una disculpa y luego pasas a ser una cifra estadística como yo, o simplemente te demandarán por atreverte a levantar tu voz y decir hasta cuándo con el abuso y para rematar, las autoridades los respaldan, nadie quiere pelearse con los médicos. Negra suerte la del pobre que tiene que recurrir a la CSS, en busca de servicios médicos y poner su salud en manos de estudiantes residentes, o sea, servir de conejillo de indias, claro, si no tienes plata y si tienes un "segurito" privado corres el riesgo de que todo te cueste el doble o se repartan tus órganos en una mesa de operaciones para poder sacarle más dinero a los asegurados. También esto lo viví.
Ustedes se preguntarán por qué siendo periodista, hasta hoy me decido a escribir esta dramática historia que para mí es una película de horror, ya que no sólo me costó muchísimo recuperarme física y emocionalmente, por dejarme una horrible cicatriz de 30 puntos en el vientre, sino también padecer el vía crucis de tener que esperar para poder realizar, como mujer y esposa, mi más caro anhelo: el ser madre, puesto que una operación tan grande representaba un riesgo para un futuro embarazo.
Con el transcurrir del tiempo, mi esposo y yo decidimos tener nuestro primer hijo, resultando imposible hasta la fecha, pese a innumerables exámenes y tratamientos médicos por expertos en la materia. Por fin, mi Dios escuchó nuestras súplicas y quedé embarazada, pero con tan mala suerte, resulta un embarazo ectópico, tal cual los diagnosticaron los galenos en el Hospital América, pues les pregunto: ¿Estarían dispuestos ustedes a atenderse en la CSS, luego de las vicisitudes por las cuales pasé? Sencillamente no, ¿verdad?. Para sorpresa nuestra, el profesional de la medicina que me asistió, al igual que la especialista en fertilidad, coincidió en que este embarazo se malogró, pues mis órganos reproductores, específicamente las trompas de falopio, están llenas de adherencias, resultantes de la operación tan grande que me practicaron hace tres años. Lo más triste y doloroso de todo esto es que sólo un milagro hará que yo pueda procrear.
Ustedes pensarán que después de este relato que les hago, ¿qué más me podía pasar?, Pues les diré, si en la CSS llueve, en las clínicas privadas no escampa, porque es un secreto a voces que la atención médica en el Seguro es pésima, los médicos, las enfermeras y todo el personal que labora en esa institución, tienen la idea errónea de que el servicio que se brinda es gratuito o de caridad. Pues, no, señores, lo pagamos de antemano y en algunas ocasiones bastante caro para una persona humilde, a diferencia de la excelente atención en los hospitales privados. El detalle radica en el abuso económico que cometen contigo estos "mercaderes de la salud", que sin el menor reparo te cobran exorbitantes sumas de dinero por tu salud, dividiendo en dólares cada parte de tu cuerpo. En mi caso, fui a un nosocomio privado por un embarazo ectópico y resulta que también me operaron de apendicitis, paradójicamente, me salió más barato el ectópico que la apendicitis; claro eso no lo pagaba mi seguro médico.
El asunto es que el viejo refrán "La salud no tiene precio" es totalmente falso, ya que sí lo tiene, porque usted va a buscar atención médica por una cosa y resulta que le diagnostican otras tres; claro está, cada una tiene un precio diferente y entre más "enfermedades" te encuentren, más plata cobran; lo triste de esto es que te venden la idea de que tu vida corre peligro, utilizan frases de enciclopedias para que gastes a su antojo y ni hablar si te descubren que eres poseedor de un seguro médico privado, porque lo que te costaría un dólar te sube a diez, sin la menor consideración, ya que en algunos casos, la póliza no cubre por los altos costos que los galenos plasman en sus informes.
Señores, yo me pregunto, ¿en qué lugar del tiempo se quedó olvidado el famoso Juramento Hipocrático? La salud hoy día es el más sucio de los negocios, pues se comercializa con la vida de seres humanos, se juega con el dolor y la desesperación de las personas que descubren que están enfermas y no tienen las altas sumas de dinero que te cobran los médicos que, en la mayoría de los casos, se creen semidioses.
Sé que mi voz de protesta no será del agrado de muchos galenos y, peor aún, me estoy metiendo con las "vacas sagradas" de este país, porque a mi modo de ver, ellos pueden hacer contigo lo que quieran, incluso hasta equivocarse, y con suerte si no te matan, ten por seguro que te ofrecen una disculpa y luego pasas a ser una cifra estadística como yo, o simplemente te demandarán por atreverte a levantar tu voz y decir hasta cuándo con el abuso y para rematar, las autoridades los respaldan, nadie quiere pelearse con los médicos. Negra suerte la del pobre que tiene que recurrir a la CSS, en busca de servicios médicos y poner su salud en manos de estudiantes residentes, o sea, servir de conejillo de indias, claro, si no tienes plata y si tienes un "segurito" privado corres el riesgo de que todo te cueste el doble o se repartan tus órganos en una mesa de operaciones para poder sacarle más dinero a los asegurados. También esto lo viví.

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